domingo, diciembre 24, 2006


Cuento infantil de Navidad para niñas ñoñas


Entonces tenía seis años y una Barbie de blonda cabellera trajo consigo maldiciones infinitas. Entre sus trajes de tul y estrellas brillantes guardaba un bonito mensaje:

"Santa Claus no existe, tu abuelo no sabe guardar bien los juguetes, tu padre ha hecho un berrinche inmenso por su niña y con esto se abre la serie de navidades de mierda que te esperan"

Mi venganza personal tomo dos flancos. El primero contra los heraldos malditos. Les mordí las piernas de plástico chirriante a todas las Barbies hasta dejarlas en muñones. Las pinches barbies salieron ganando y todas se convirtieron en inútiles princesas que ocultaban sus deformidades bajo largos vestidos comprados en el mercado. Princesitas del sobrerruedas de la Nápoles. Reinitas del tianguis de la Narvarte.

El segundo flanco fue contra mi propia familia. Un año despreciaba los regalos (la verdad había algunos horrendos como un cinturón dorado que me regaló mi abuela). Otro año me ponía muy enferma y amenazaba a todos con mis colgantes mocos. Un año más me peleaba con alguien y así... indefinidamente hasta que pasé la adolescencia y quedaba fatal seguir montando telenovelas. Fue entonces cuando entre sueños recibí la segunda parte de la profecía Barbie:

"Nunca serás como nosotras. Al contrario, serás una antibarbie y las navidades te traerán una tristeza tan honda que sólo podrás rellenar el hueco tragando como un puerco"

De haberlo sabido, en lugar de jugar a las princesas huevonas debí jugar a la Barbie exploradora y el mismo día de navidad la hubiera ahogado en la pantanosa olla de los romeritos.


Colorín colorado este cuento no ha terminado...

miércoles, diciembre 20, 2006

Exhibiciones e inhibiciones

Me tocó exponer en clase de historia de la antropología a un teórico cuyo nombre no mencionaré porque no quiero que cuando alguien meta al google "Fulanito" le salga este blog como testimonio de ideas erradas -o no, ya ni sé- sobre el autor en cuestión.
Por una extraña razón que nunca he podido desentrañar me cuesta menos trabajo hablar en público que entablar relaciones cara a cara. O eso pensaba, porque mi compañerito de exposición me hizo sentir una mierda durante todo el proceso de preparación de la clase lo cual hizo que llegara tambaleante e insegura a la exposición.
Al final no estuvo tan mal. Me apendejé todo el tiempo pero me redimió la oportunidad en la última recta para taparle un poco la boca a mi compañero acaparador que no escatimó ni tiempo ni esfuerzos para lucirse y dejarme en segundo plano.
Me sentiría realmente mal si esta hubiera sido mi única y fallida exposición de la semana pero la verdad es que todavía saboreo las mieles de la gloria.
El domingo me exhibí de mejor manera ante un público mucho más grande y en un escenario más bonito cuando subí a recoger mi premio.
Dos semanas atrás me había llamado la secretaria del jurado para invitarme a la entrega de premios. Después de hacerme muchas preguntas yo a rajatabla le pedí que me dijera si había ganado algo o no. No me podía decir nada, según ella, pero me pidió que p-o-r--f-a-v-o-r no faltara.
Al final mi corte de pelo si fue talismánico de donde se deduce que el fracaso capilar en el corte es inversamente proporcional a la buena suerte que provoca.
Resumen:
Primer lugar, flores, cheque, trofeo (bien feíto el pobre), ovación, entrevistas en prensa local, publicación de la plaquete y la certeza de que no es una mierda lo que escribo y que si lo es, al menos produce dinero (como el abono, mira tú)
Así que por eso no me acongoja la mediocridad de hoy. Siempre puedo dedicarme a recitar poesías en el metro (es triste pedir, pero más triste es robar) y dejar la antropología. O hacer etnografías rimadas. O diarios de campo plagados de metáforas. O yo qué sé.

sábado, diciembre 16, 2006

Recuperando la inocencia perdida

Inocencia 1:
Después de juntarme con la peor lacra de la sociedad tlaxcalteca, me volví una experta en albures. En mi caso, tenía doble gracia porque, dada la característica machista del albur, debía ser lo suficientemente ingeniosa para no meterme un autogol (sin albur). El caso es que me precio de ser la única mujer del grupo con la que no pudieron. Pero la práctica hace al maestro y con el filo perdido fuí albureada de la manera más vil... ¡por un gallego! Eso da para muchos malos chistes. Lo peor es que me dí cuenta al día siguiente. Chale.

Inocencia 2:
Me leí sesudo análisis sobre antropología económica y ahora tengo que hacer el consabido control del lectura. Pensando un poco sobre lo que quería escribir descubrí que alguien ya lo había resumido por mí. No sé si será muy académico citar a Baloo. En todo caso, les dejo el regalito:



martes, diciembre 12, 2006


Trashumante amputada

Yo no vengo de una familia de viajeros sino de una de esas con raíces añejadas en el olvido. Me pensé diferente. Borreguito, pero viajero. Entonces era un pobre oveja con pretensiones. Ahora sólo soy una pobre oveja sin lana. He viajado menos de lo que necesitaba y hoy no veo ni siquiera tramos escampados de veinte kilómetros.
Mi poco inglés me ha servido para no quedarme atrapada en alguno de los tres continentes que he pisado. Mi poco catalán me regala algunas sorpresas y me permite la mediocre vida académica que voy llevando. Sé dos palabras en francés y tres en portugués y con eso se consigue poco más que un café con leche. Aunque a veces me basta con eso: cafè amb llet. Sobre todo ahora que empieza a fer molt fred i me quiero destuetanar, desmedulizar, desaparecer bajo las sábanas: hibernar.
Le cerraron el paso a mis ovejas.
Ya no pastoreo más que a mis escasos impulsos.
Nadie sabe cuánto y cómo duele. Esta bitácora de duelos ha tenido que aprender a contener las quejas sin parpadear su ojo verdoso. Tanca la llibreta. Go away.
Cállate, que jugar a ser feliz es un buen juego. Que no moverse es estabilidad. Que la monogamia es evolución. Que el ahorro es buena virtud. Que el primer mundo es molt maco. Que la globalización te permite tragarte tus penas con tortillas de maíz. Que no es que tu vida sea una mierda, es que todavía no le encuentras el sabor (¿a mierda?). Que estas fechas son muy malas. Que la rutina es una venganza que se come fría. Que comer frío es cosa buena, ya ves cuántos se mueren de hambre. Que, que, que... que tomas el metro con dirección a la chingada. No tiene parada en el aeropuerto. Ni en la zona franca. Ni en un carrousel para fingir que viajas a bordo de un corcel anaranjado.
Pròxima Parada: Abúlia enllaç Llínea Depresió. Aquí me bajo con el resto del rebaño.
La foto es mía. Evite el chiste fácil. Me refiero a que yo la tomé.

viernes, diciembre 08, 2006

Círculos y listones

Hace tiempo que no saltaba de la cama para tirar letras y ver cómo hacen ondas en el agua.
Hace tiempo que no terminaba con el camisón exprimiéndome la paciencia y la vida acomodada en listas:
La de las cosas de casa pendientes.
La de las cosas que faltan en la alacena.
La de los trabajos académicos.
La de los días que faltan de clases.
La de los novios y amantes furtivos.
La de los correos que no he enviado.
La de las llamadas que no he hecho.
La de las cuentas del dinero que no tengo.
La del dinero de la hipotética loteria que no he jugado.

Después empiezan esbozos de listados que en realidad son nubarrones. Vergüenzas de ayer, frustraciones de hoy, desesperanzas de mañana. Todo se va cargando en la espalda y no queda más que salir huyendo impulsada por los resortes del desanatomizado colchón. Éxodo de la tierra del sueño.

Y luego viene la búsqueda de remedios: la pastilla que no hay, la leche que no pondré a calentar, el agüita de lechuga como mito jamás probado, la tila, el gordolobo, el pensar algo bonito, el cantarme canciones de cuna... Nada sirve.

Así que nomás tiro letras en este lago y miro los círculos concéntricos. No por nada. Sólo para cambiar círculos por listas y listones.
¡¡Haz conmigo lo que quieras!!

Frase deleznable donde las haya.
¿Por qué diantres le dije eso a la peluquera?
Ahora tengo un corte muy versátil:
Peinado hacia un lado parezco Frankestein y hacia el otro parezco imbécil.
Todo esto es culpa del spleen de fin de año, de mi intrínseco ritual de corte de pelo como liberación de las puntas maltratadas y días ajados.
Esta vez el corte también tiene un aire de talismán. En algunos días veremos si funciona.

miércoles, diciembre 06, 2006

Mi sostenido... fa natural

Lo que más extraño de mi vida de antes eran esos días lluviosos y...




y la posibilidad de postear largamente sin que nadie me interrumpiera.
(como justo ahora)


Merde.

lunes, diciembre 04, 2006

Paulina Rubio: Lárgate de mi blog

Durante una temporada me pregunté de dónde salía ese pinche anuncio de tonos telefónicos. Primero le eché la culpa a Haloscan (que es el que aloja los comentarios del blog), luego lo ignoré. Después lo odié y dejé de abrir mi propio blog (¡diablos, con lo ególatra que soy y yo sin verme!)
Hoy me desperté con una cibermisión: Terminar con el Pop-up de mierda en donde alternadamente cantaban Paulina Rubio o David Bisbal.
Investigué y encontré al culpable: El Nedstat. Y qué fácil hubiera sido erradicar las estadísticas, pero yo no puedo vivir sin enterarme de quién me visita y de dónde. Es que gracias al contador de visitas uno se entera cómo y sobre todo quién... pero como ven, yo disimulo y finjo que no me leen quienes hacen como que no me leen, dicen que la distancia es el olvido pero mi contador de visitas me cuenta lo contrario.
El caso es que encontré un nuevo bichito para las estadísticas y juran que no trae publicidad a cuestas. Ojalá funcione. Si alguien tiene el mismo problema de David Bisbal musicalizándole el blog, pues es justamente el antes Nedstat hoy Web4ujujuy o algo así. Me encantaría cambiar el template de esta cosa, renovarme o morir pero no me atrevo a meterle mano. Soy bastante inútil.
Resumen:
a) Ya pueden volver sin temor a la publicidad. Es más, vuelvan por favor.
b) Olviden este post y actuen como si nada. No hay razón para sentirse observado.
c) Si tienen el mismo problema, yo cambié a sitemeter, a ver qué tal va.

viernes, noviembre 24, 2006


Algo sobre mi papá


Cuando yo era bebé no usaba chupete porque mi papá decía que los dientes se torcían. Cuando era niña tenía prohibidísimo masticar los caramelos porque mi papá decía que se picaban. Cuando fui adolescente mis dientes estaban torcidos y mi papá me puso uno a uno los temibles brackets que todas mis compañeritas veían como un sueño masoquista pero que para mí eran un castigo.

En el cajón de mi mamá estaban las pinzas correctas. Primero quité las ligas con que me sujetaron el alambre a los dientes y después con cuidado me quité el alambre. La sensación era como cuando vas todo el día bien peinada y restirada y al final te aflojas la liga y te sueltas el pelo. Una delicia.

Durante la semana estaba esquiva con mi padre y el día de la consulta volvía a colocar el alambre en su lugar y ponía las ligas una por una (me estaba volviendo una reina de la auto-ortodoncia) Me papá se sorprendía mucho porque el tratamiento no funcionaba conmigo. Un día me cachó y entonces cambió las ligas por pequeños alambres finísimos enroscados. También me las ingenié para desenroscar los alambres, el problema es que el proceso era irreversible porque no podía volver a ponerlos. Entonces decidí que se acababa el cuentito de la ortodoncia y con las pinzas de depilar de mi mamá me arranqué los brackets uno por uno. A lo bestia. Algunos no cedieron a mi furia, otros sí. Regaños, castigos y lamentaciones.

Mi papá dijo que no volvía a hacerme absolutamente nada en la boca y me dijo que habría un efecto resorte y que los dientes me quedarían todavía más chuecos. Ajá, no le creí.

Al final me los quitó él y me dio otra oportunidad: me hizo un paladar que era la sensación del colegio porque era verde fosforito con chispitas brillantes. Lo usé una temporada, lo rescaté dos veces de la basura y al final no sé dónde se quedó.

El caso es que ahora tengo los dientes chuecos.

Me pregunto:

¿Si mi padre hubiera sido abogado ahora estaría tras las rejas?

¿Si hubiera sido arquitecto ahora sería una homeless?

La respuesta la dejo a un psicólogo.

¿Los dientes? nunca me interesó arreglarmelos. Vistos de cierto ángulo no se ven tan escabrosos.
.
Fotografía de Myriam Negre

martes, noviembre 21, 2006


Que qué pasa con Oaxaca


La gente me pregunta que qué pasa con Oaxaca.

¿Desde dónde empiezo a interpretar?


(Contar es otra cosa, contar es saber, contar es tener el control sobre una historia y sus personajes, contar es ver de lejos y sin dolor)


Empiezo por lo fácil: El asunto de sindicato de maestros y luego me voy enredando como queso de Oaxaca y me hago un nudo y un laberinto porque intento relatarles la serie de anomalías y la chingaderas del gobernador, la policía y los hijosdeputa variados y no puedo evitar pensar en la gente y su dolor. En la gente en abstracto y luego en la cara de aquella vieja que vendía servilletas con ojos de garbanzo afuera de la iglesia de Santa Domingo.


Entonces vuelvo a empezar la historia. En junio se contituyó la APPO, les digo. Pero me rebuscan estructuras que no tiene la APPO o que yo no sé explicar porque confieso que a veces, cuando se me estruja el corazón, doy click a mis cómodas ventanas y corro la cortina. Es que soy una cobarde que tiene medio kilo de mole rojo en su cocina y que se tomó la reserva del mezcal en menos de un mes. Me vuelvo de nuevo una teórica social diletante y comodona. Encima llego tarde a la concetración de apoyo que se organizó en Plaça Universitat.

Photobucket - Video and Image Hosting

Y cuando ya el queso dio varias vueltas en mi garganta me acuerdo de la Melissa y su convulsión sentimental y entonces ya no puedo decir nada de nada, porque me ahogo como me ahogaba con las quesadillas de los jueves de tianguis y me enfado como todos esos días que leo El País y sus infamias (seudodiario de izquierda que no ha parado de tirar mierda) sobre el conflicto en Oaxaca. Así que cuando llego a este punto de enrrollamiento, pena e impotencia, nomás les paso el link:





jueves, noviembre 09, 2006

Hoy fue mi cumpleeeee, hoy fue mi cumpleeeeee...
Y estoy lobotomizadaaaaa
lero, leroooooo.

Quiero más abrazos
¡MÁS!

Empieza otra decena.

lunes, noviembre 06, 2006

Sigmund y Segismundo

Esta mañana tuve un sueño extraño. Soñé que se quemaba mi casa de Tlaxcala (siempre va ser mi casa de Tlaxcala aunque ya no sea) y que la veía arder desde lejos. Llegaba a la colina en coche y el fuego era mucho menos grave de lo que parecía. Era como un flameado de cognac en una sartén y sin embargo yo sabía que era el fin: las cenizas. Tomaba unos discos, cogía unos libros, dejaba discos por coger libros y libros por tomar discos y todo se me escurría de las manos. No podía llevarme más de lo que mis propios brazos pudieran abrazar. Al final, no me llevaba nada.
La puerta de la habitación estaba cerrada y puse como pretexto (seguramente se coló de alguna visión peliculesca) que el pomo de la puerta estaría ardiendo. No quería abrir porque del otro lado una manada de recuerdos y una horda de fetiches estaban dispuestos a aniquilarme.
Y me desperté con el corazón tropezando con su propio ritmo y con la sensación de que no hay aviones posibles, ni reencuentros que valgan la pena, ni la tierra es redonda, ni la pangea es reversible. Pinche Malinche, Cortés te la ha aplicado.
No creo necesitar a Freud para interpretar esta serie de obviedades. Mejor confío en otro Segismundo (el de Calderón de la Barca):

Porque si ha sido soñado
lo que vi palpable y cierto,
lo que veo será incierto;
y no es mucho que rendido,
pues veo estando dormido
que sueñe estando despierto.

viernes, noviembre 03, 2006

Patologías domésticas

Y me digo a mí misma: “Cuando tengas ganas de escribir, escribe… aunque en ello se te vayan los minutos destinados a vaciar los botes de basura. Sólo así (escribiendo) podremos seguir juntando montoncitos de mierda, restos de ayer, tufos de mandarina sobre las mesas de madera”
Hoy tengo poca cosa que contar. Las anécdotas se fueron a pasear al río y ya no me azoto contra cactus de algodón. Hasta para sufrir he sido comodona y me he buscado pretextos que no me arañen demasiado la epidermis. Me gustaba sufrir como diva venida a menos y me fabricaba historias que se me salían de la manga para entrar por el cuello. Ahora mi mayor pecado es olvidar regar las plantas del balcón. Mi malicia nace y muere en el home sweet home. La felicidad se come con cucharita de postre… será por eso que todavía no me empacho.
Estoy tratando de dejar de fumar aunque ya no cante ni en la regadera. Pero cuando quiero escribir, fumo. Si dejara el cigarro de una vez por todas ¿Cuándo quiera fumar escribiré o cuando quiera escribir escribiré? Y lo más importante: ¿Cuándo voy a cantar (victoria)?

martes, octubre 24, 2006

Desvaríos desde el aula de informática

Hoy me porté mal en clase y rayé la banca con el bolígrafo. Me reí de la maestra, me senté en la última banca y hablé mucho. "Parece mentira, gordis, que a tu edad..." Este es un susurro de mi crujiente rodilla sobre la que un día un caballo se cayó. Desde entonces la rodilla habla y cruje y a partir de ella la madurez se me irá enraizando hasta dejarme en la primera fila del salón y asintiendo con la cabeza a todo lo que diga el maestro en turno.
Dejé la lectura en casa porque volví a salir corriendo y con el pelo chorreando, como antaño pero con menos pelo y menos velocidad. Y por eso, en vez de leer a Levi Strauss estoy divagando en este sitio en donde la antropología aniquila lentamente mi ya de por sí jodida poesía.
Pero además de reír, aquí la gente se porta muy bien y es muy comprensiva. Por eso mi arenga grillera no tendrá éxito, ni desafiaremos al sistema hegemónico de los profesores porque mis compañeritos son más jóvenes que yo y Marx apenas les suena.
La protesta porque nos quieren vincular la credencial escolar a una institución bancaria apenas se deja ver en un papelito pálido, que te invita a desvincularte y a pedir (¿exigir?) que te den una credencial diferente. Creo que la UNAM me hizo mucho daño, o que la rodilla no susurra aún lo suficiente, o que el primer mundismo no va conmigo, o que debería dejar de salir de casa con el pelo chorreando y un calcetín de cada color.

martes, octubre 17, 2006

Pasatiempo sobre el ojo y la viga y la paja y la congruencia

Encuentre las cinco diferencias entre la viñeta y el encabezado de la nota (Aclaración: ambos aparecieron hoy en El País y uno no es la ilustración del otro).
Viñeta:


Encabezado:
Oaxaca, en estado de sitio
La toma de la ciudad mexicana por grupos de manifestantes arruina un destino turístico

domingo, octubre 08, 2006

Volver a los dicisiete
Tenía diecisiete años y era una rata asustada buscando aulas grises en la UNAM. La Universidad otra vez es gris y otra vez es Autónoma y la de la cafetería también se llama Mary. No hay sincronizadas pero sí bocatas de jamón serrano. No venden cigarros en todo el campus pero sí venden cerveza.
Confío en que la madurez me llevará a la biblioteca y no al cineclub o "tras lomita". Lo que de seguro no habrá serán tantos sueños. A uno se le cansa la conciencia retacada de consignas. Se le cansa el cuerpo y no tolera tenderse mucho tiempo sobre el pasto.
Quizá el discurso otra vez se me tuerza y este blog se convierta en una extensión del dossier de lecturas y en el resumen que deja la profesionalización del subrayado de fotocopias. Quizá no.

viernes, septiembre 15, 2006

Tres añitos cumple mi blog

Felicidades a mi blog por mostrarme tan dramativa, tan näivegante, tan melancómica, tan narramisma, tan soñadroga, tan inteleactual, tan ingédula, tan folklovita, tan humarga, tan vulneamable, tan, tan mi misma en mi mismidad autopoiética por gracia del ombligo.

Gracias a los lectores: los nuevos, los viejos, los reciclados. Los tangibles, los virtuales. Los mudos, los asomados. Los piadosos, los impíos. Los exhibicionistas, los impotentes, los coprofílicos y sobre todo los voyeurs.

Gracias por compartir extraños placeres. Les debo el pastel, la gelatina,las marinas de pollo con mole y la ensalada rusa. Pero eso sí, que no falten, por favor, las mañanitas.


lunes, septiembre 11, 2006


Estas tardes traen unas nubes cargaditas de tristeza
No son como aquellas otras
(ni las
nubes
ni las
tardes
ni las
tristezas)


Powered by Castpost

martes, agosto 29, 2006

Allá tú

Quizá pienses que debería escribir sobre aquellas calamidades que se leen en los periódicos. Que me largué y me olvidé, que si llueve en México no habrá efecto mariposa que me alcance. Pero no tienes razón, sabes que creo que la anarquía del caos es una cola de cometa que de cualquier forma habrá de tocarme.
Sucede que ya no me comprometo. Mira que inclusive, me casé y ahora no sé si el anillo reposa en mi mesita de noche, en el reloj de la cocina o si se está ahogando en un pantano de jabón. Ajá, yo pensé lo mismo: el símbolo no es el compromiso. Ni el fondo se usa ya debajo del vestido.
Quizá pienses que estoy peor que nunca. En un sentido sí. En los otros cuatro, no. En el sexto ya no confío desde que perdí el tino en el vaticinio. Yo misma me preguntó que pa' qué diablos me largué. Y después me entero de perros abandonados, niñas lloronas, pigmaleones enanos y plagios descarados y entonces creo que quizá no era para tanto o se murió la lavadora o Xochitiotzin no cae nunca del andamio.
Entonces podrás reprocharme que qué pasa con la ciudad y yo no sé. Permuté una ciudad por otra. Mi pueblo no entraba en este trueque. Si por eso me largué. Por eso y porque ya estaba yo muy vista y muy paseada. Canso.
Quizá pienses que estoy esperando otras glorias de hojalata, otros viajes colectivos en naves rústicas, otros pasajeros que se tiran siempre desde la ventana. Pues no. Yo solo espero que mi vida me alcance. Es lo malo de ls aviones, se subió mi cuerpo, pero a mi vida la dejaron abajo. Dijeron que por terrorista. Yo les creo.

domingo, agosto 20, 2006

Chocolate los domingos

Días sin playa
Vivía en el desierto y soñaba con el mar. El sueño obvio que le habían transmitido sus antepasados. Cuando se largó a vivir al barco no pensó en paisaje ni en colores, sólo en cambiar arena por agua. No me extraña que hoy viva en un dorado mar de orines.

Burka
Se pasea por mi sofá la foto de mujeres en burka del suplemento dominical. Tan refugiadas ahí adentro, tan íntimas. Pienso de nuevo en el desierto y en las burkas azulmarinas. Las fotos son a color. Podemos pensar en mar y en ancla. Podemos pensar en la jodidez de los otros para consuelo de nuestro pequeño mapamundi. Sin embargo, sus burkas son mucho más azules que todo mi cielo.

Paradojas dispajeras
Hoy no hay más faro que la cama en este día con resaca y malas pulgas. Mis pantuflas de corazones son las brújulas que con sus puntas indican Al S, chocolate. Al N, el faro. Al W, colindar con el pulpo. Al E, las tortugas de tela y yeso. El piso es muy pequeño para tanto ecosistema y tanta plaga. Pienso en el hombre que se fue del desierto al mar. Me dejo de reír cuando no veo la orilla ni la pared y percibo un tufo agrio más amarillo que dorado.

lunes, agosto 14, 2006

¿En qué estás pensando?

Cuando me preguntas eso me recuerdas a mí misma. Tanto, que entonces sé cuanto me quieres.
Lo que me jode es que cuando voy a responderte, tengo el sablazo de respuesta a flor de labios. Me recuerdo a alguien más y entonces me gustaría arrancarme la cabeza, la cabezota.
That there, that's not me...
Y de forma inconsciente me echo a Radiohead a las espaldas. Un pie pisando mierda y otro en el pasado (con su dosis de miedo)
I'm not here, this isn't happening, I'm not here, I'm not here...
¿Que en qué estoy pensando?
Pensaba en la vida intrauterina, hasta que me preguntaste. Entonces empecé a pensar que cuando me preguntas eso me recuerdas a mí...

Powered by Castpost

lunes, agosto 07, 2006

Anticuentos

Estoy buscando un guisante debajo del colchón, un negrito en el arroz, un pretexto disfrazado de razón para que parta por la mitad esta serie de just-a-perfect-days. No encuentro ni medio rastro de incertidumbre y eso me inquieta.
La velocidad uniformente acelerada, el lunes antes del martes, el besito de ya me voy y el del ya volví y la rutina que se mueve lento como los brazos de los molinos; no son más que parte de un álbum de cromos que empezará a ofrecer estampitas repetidas. Nunca tuve tanta suerte.
Necesito el disfraz del pesimismo, la negrura de otros días, la bruja mala, los pies de trapo, el zapato de cristal astillado en mi planta. Necesito un aguijón que me despierte, un sobresalto por la noche, un cochero que me ate a su carruaje.
Es mentira: los príncipes que besan no te despiertan del sueño, te sumergen en el letargo.

miércoles, julio 19, 2006

Escribir de olfato

Mis dedos se marcharon. Si los días fueran menos paulatinos y más verdes quizá estos dedos se hubieran quedado aquí conmigo. Resulta que se hartaron de mi adicción cibernética, de ser tamborileados largo rato y de mi falta de compromiso. Primero se fue el dedo corazón; alegó ausencia de historias del ídem. El índice acusó desde fuera de mí. Ya podrán imaginar el gesto del dedo medio con su obscena agitación. El fiel pulgar me hizo compañía durante el tiempo que tardó en columpiar dos lagrimones.
Alegaban, me susurró el meñique, mucho tecleo inútil y poca literatura. Supongo que cuando me metí el índice a la oreja pudo ver lo que estoy tramando. Entonces conspiró con el resto dentro de mi boca aprovechando el camino de una circunstancial aceituna. Avisaron a la mano derecha al amparo del jabón con un cuarto de crema hidratante. Si mal no los trataba, digo yo. A pesar de todo, siguen siendo unos dedos bastante aburguesados.
El asunto es que no quieren volver al estiercolero intelectual de antes y estaban felices tramando historias y deslizándose por letras de ángulos nuevos. Tienen pavor de verme redactar de nuevo informes y no tanto por teclear sino porque después me ponía a crujirlos de manera compulsiva y a raparlos hasta hacerles sangre en las sienes.
Tendremos que llegar a un acuerdo, mientras tanto, como consuelo les he prometido que podrán deslizarse líricamente durante más de un mes. Después, intentaremos jugar a dividirnos las letras, cómo hacíamos antes. Pero no me creen, este hoy no les recuerda en nada al antes. Me han pedido serenar esta noche la decisión en formol. Yo no sé si podré dormir con la angustia en los muñones.

lunes, julio 17, 2006

El cobrador del frac

Uno de mis grandes hallazgos en este país, ha sido el cobrador del frac. Es un güey que va vestido de frac persiguiendo a los morosos hasta lograr que cubran su deuda.
A la terrible sensación de deber algo o mucho, se le añade el escarnio público. Si un tipo de frac con maletín va detrás de tí hay dos opciones: Te va a proponer un duelo decimonónico y te retará a muerte o es el famosísimo cobrador del frac. En ambos casos las opciones te ponen de cara a una situación límite y ambas juegan con un valor que parece olvidado: el honor.
Yo no sé si en México funcionaría una cosa así. Primero, por el que deudor seguro querría arreglar la situación con unas cervezas. Después, porque si yo fuera el cobrador del frac, las aceptaría gustoso pues me parece una chingadera andar en pleno verano vestido así.
Los he visto anunciados en periódicos y en ifojobs. Nunca he visto uno en la calle aunque supongo que más pena me daría el cobrador que el deudor. Algo parecido a lo que me ocurría con las botargas del doctor Simi: una sensación de vergüenza ajena y a la vez unas enormes ganas de agarrarlos a patadas.
Hay algunas variaciones con estos cobradores. También están los toreros cobradores, los zorros cobradores y los monjes cobradores. Yo me pregunto: Si un cobrador del frac adeuda algo ¿lo perseguirá un torero que a su vez sea perseguido por un monje que sea perseguido por el primer cobrador del frac? Puede sonar muy tonto, pero en este país casi todo el mundo debe algo... lo digo en serio.
El asunto es que desde que me enteré de los cobradores del frac, no puedo dejar de pensar de qué diablos va disfrazada mi persecutoria conciencia. Como sé que no es elegante sino bastante bruta, quizá si pudiera materializar mi propia vergüenza, iría disfrazada de payaso diabólico o león marino o de dinosaurio con la cola rota.

martes, julio 11, 2006


Una araña

No dejan de salirme hilos por todo el cuerpo. Hilos, hilos que llevan a ningún lugar, a territorios vacíos.
Ayer me salió un hilo largo y lo anudé alrededor de mi dedo para no olvidar que lo mejor es olvidar. No se pueden conciliar extremos sin destino. Destino es una palabra que parece diminutivo de cosas muy grandes. Da igual, yo no creo en las cosas grandes, ergo...
Olvidaba el placer de divagar, de fumarme un dedo y hacerme capicúa sin acrobacias. De sentir que por fin estoy en casa, en mi casa, en donde todos los fantasmas se tropiezan con el tendido de hilos que recuerdan un patio de colegio de niñas.
Y ahora sale otro hilo, seguido de otro y otro más... sufro de hilopecia, me estoy deshilachando y no tengo ya abuelas que me tejan de nuevo.

sábado, julio 01, 2006

Paraules desde el autoexilio

Bienvenida con paso firme al melting pot.
En mi salón hay un chino con camiseta de Pearl Harbor y una guineana con nombre muy bonito. Por supuesto hay un Mohamed, una argentina y un ecuatoriano.
Me siento en película gringa. Quien haya visto Happiness de Tod Solondz, recordará cuando la protagonista da clases en un centro de migrantes. Pues mi maestra es igual de estúpidamente cándida. Quien no la vio, ya sabe que mi maestra es estúpidamente cándida.
Es mi curso de catalán de los collons.
Estuvimos dos horas diciendo:
Com et diu?
Em dic Beatriz
La andaluza que lleva 40 años en Cataluña, jamás pudo concretar la frase y me picoteó con su uña roja el brazo. No entendió NADA.
Por otra parte, no sé qué es peor:
Si el picoteo continuo de la ruca andaluza o el terrible desasosiego de ver cómo va el conteo previo de las elecciones en México.
Pícame, ruca, pellízcame para pensar que estoy soñando y que el PAN no tiene ese porcentaje.
És molt trist.

jueves, junio 29, 2006

En España también se sueña (Cuantimás en Catalunya)
Post críptico para escasos entendidos.

Ayer tuve un sueño extraño y hoy me desperté con añoranza de tamales frente al Oxxo, de kiosco azul y de tarde de cine en la N.Lira. No tuve ninguna consideración con la Plaza Catalunya y anhelé una michelada a pesar de las dos Estrellas que me bebí entre ahogos por el húmedo clima.
Todo porque ayer soñé que estaba en una jaula llena de cacas de pájaro y desde ahí despachaba mis antiguos menesteres de burócrata. Después pedía a gritos que alguien abriera la jaula y cuando eso ocurrió salí corriendo feliz por los portales. Pero feliz-feliz.
Y todo el día estuve con síndrome de abstinencia de aire fresco tlaxcalteca.
Volví a casa envidiando los amplios ventanales con vista a la Malintizin mientras abrí mi triste balcón con vistas a los calzones de la vecina. Suspiré, encendí mi computadora y me metí a leer un sueño mucho más hermoso que el mío. Un sueño con dragones de colores.
Pegoteado debajo del sueño, encontré un reproche velado. Un tipo de carcoma que mi vida pastosa de migrante había olvidado. Una acritud de anónimo pasajero en el sueño de mi amiga que me borró mi bucólica imagen del pasado y recordé porqué Tlaxcalita la blanca me dejó un tic en el ojo, una úlcera en el estómago y un montón de enemigos después de años de preciarme de ser como Roberto Carlos (y tener un millón de amigos).
El caso es que a pesar de lo que piensen sujetos que embarran mocos en las alas de lentejuela de los dragones, en todos lados se sueña. El sueña, por ejemplo, con España. Yo desde aquí sueño con Tlaxcala y agradezco que con tan valiente intervención me haya recordado que siempre estoy donde muchísimos quisieran estar y que los sueños, sueños son.

jueves, junio 22, 2006

Flashazos de una boda (con paréntesis al rescate de mis acotaciones superfluas)

A pesar de mi alergia al BBQ (Bodas, bautizos y quinceaños), completé la trilogía y me casé.
Sí, me casé.
Suena fuerte, pero lo hice.
Y ya que lo hice, pues lo hice como se me pegó la gana. Ni por la iglesia, ni de blanco, ni aventé ramo, ni traía liga. Lo que sí traía eran 42 pasadores en el pelo. Menos mal que pedí un peinado sencillo y que no tuve que pasar por ningún detector de metales.
Algo azul: el vestido. Algo nuevo: los aretes. Algo prestado: Nadie se arriesgó a prestarme nada porque saben que todo lo pierdo.
Después de salir del juzgado todo empezó a pasar muy rápido. Dicen que las novias no comen nada en las bodas. Pero después de varios días a dieta (con nulos resultados, dado que necesitaba en realidad varios meses) casi me zampo hasta al mesero, pero me controlé por respeto a mi marido (qué palabra: "m-a-r-i-d-o"), también me bebí hasta el agua de los floreros.
Y terminé berreando en mi antro favorito (me recuerda mucho a Rock Stock, sobre todo por la música) con mi vestido de Space Odity (confieso que quería algo más hippie pero al final terminó en algo intergaláctico)
Sweet dreams are made of thiiiiiiis y supongo que de eso están hechos los sueños (también son de aire, pero esos no cuentan): de una mezcla de cosas que juras que no harías jamás pero que cobran sentido en función de algo que se llama amor.
Una vez curada la resaca nos fuimos a Cadaqués (uno de mis lugares favoritos) a querernos mucho frente a una luna naranja y gorda que se mojaba la panza en el mar.

domingo, junio 04, 2006


Me voy rápido con las tres recomendaciones de los libros.
Hay cierta gente a la que quiero madrear aunque lean.
Los demás, lean, por si las dudas.

Azul casi transparente, Ryu Murakami: Trainspotting pero en hard core y setentero, aunque perfectamente podría ser hoy. Los japoneses están muy pirados.

Divorcio en Buda, Sandor Marai: Me gustó la manera de retratar personajes y desarrollarlos, me habían hablado maravillas de este autor. Pues no, no me gustó tanto, o al menos no esta novela y si todas son así de lentas...

El percherón mortal, John Franklin Bardin: No es un gran libro pero es muy delirante.Como Pulp,muy bueno. Una trama con personajes extrañísimos y con un final como un grano: por algún lugar tenía que salir la explosión.

martes, mayo 23, 2006

De todos modos, Juan te llamas

A mí me gusta mi nombre. Por eso lo pongo con orgullo.
Nunca estuve a punto de tener otro nombre porque mi familia tiene no sé qué extraña garantía de perpetuidad con eso de los nombramientos. Mi tío J, tiene a su hijo J. Mi tío A, tiene a su hijo A. Mi tío E (el mejor de todos), tiene a su hijo E... y así hasta contar diez.
O me gusta o me conformo. Quizá me conformaba con él pero me gustó más cuando descubrí que tiene mucha literatura a cuestas. Y bueno, entre la Portinari y la Viterbo estaba mi jeta feliz.
El problema es que en México a las Beatrices nos dicen Betty. Odio que me digan Betty pero ya me acostumbré. Ya, ni pedo, soy Betty porque mi mamá es Beatriz y entonces yo no alcanzo nombre de pila digno.
Después, cuando había superado la adolescencia y ya lo mismo me daba Betty, que Beatriz, que pinche vieja, salió Betty la fea y Lafea se transformó en mi apellido.
Me vine a España y empecé a ser Bea. Aquí todos me dicen Bea.
Y todo iba muy bien, porque ya no iba a ser Betty, sino Bea que igual es un diminutivo pero menos cursi y menos lleno de esa imagen de gringa con camiseta de Mickey Mouse.
Y todo iba bien hasta que...
¡¿¡Qué creen?¡?
Pues que los españoles no se van a quedar atrás y sacarán su versión de Betty la fea y se llamará: "Yo soy Bea" (la fea)
¿A qué planeta me voy a vivir para cambiarme el nombre?
Pues a chingarse con mi beatricez y mi fealdad crónica y adquirida.
Al menos la de la telenovela se reforma y queda guapa. Yo no sé cuántos capítulos me faltan para ser bella, feliz y millonaria.
Por si las dudas, dígame Beatriz, así todo completo, que mis circunstancias ya no admiten diminutivos.

sábado, mayo 20, 2006


Humona, demasiado humona

Después de una ausencia de mí misma, empiezo a ser una "persona normal"
Entre más soy una persona normal, más mona me siento.
Debe ser por eso que escribo menos,
pienso menos,
hablo menos,
pero cómo me río.

lunes, mayo 15, 2006

¡Hoy puede ser un gran día!

Lástima que haya empezado con la leche de mi cereal caducada.

domingo, mayo 07, 2006

Alquimia del Raval

Me haría un vestido con las cortinas cochambrosas pero no quiero desnudar las ventanas. No por ellas sino por las hadas verdes de la absenta. Les guasta envolverse en ellas.
Miento.
No vi ningún hada.
Ni soy poeta maldita. Si acaso, malita como poeta.
Pero me bebí la absenta. Sin gotas de laúdano y con un montón de gringos y guiris jodiéndome el experimento. Ninguno era Baudelaire.
Y pensé que no pasaría nada. Que Hemingway había mentido con eso de que el Absenta era "una alquimia líquida que cambia las ideas"
Pero tenía que llegar a la Plaza Real para darme cuenta.
De pronto éramos productoras haciendo un casting y encontramos al actor ideal. Le pedimos teléfono para incluirlo en la super producción mental e imaginaria que haríamos algún día. Núria dij que era versátil. Yo creo que tenía carisma. Lo mismo era Bowie que Robert Smith o que la mismísima Siouxie
Después un imbécil me dice: "You are a tipical spanish girl" al tiempo que intenta agarrarme el trasero y yo sólo le digo: "Soy mexicana, pendejo" Y en el tiempo que tardo en darle la espalda me doy cuenta que soy una naúfraga que usa un sarcófago como patera. Apátrida pútrida que abordará un taxi a los pies de Colón para huir del puerto. Me siento a salvo tierra adentro, aunque esta sea tierra de nadie.
¿De Nadie? Entonces es mi hogar.
Debería comprarme una botella de absenta para beberla a sorbitos mientras escribo. No lo haré mejor pero soy fanática de las alquimias y ya las tenía un poco olvidadas.

sábado, mayo 06, 2006



Tengo una resaca del copón (léase una pinche cruda de muerte), pero como ya llevo retraso en esto del blog y no he cumplido con las recomendaciones literarias del mes que a nadie importan salvo a mí y a mi mismidad, ahí les van mis rápidas y vanas percepciones:

Brooklyn Foolies, Paul Auster: Está bien. Bien a secas porque Auster ha escrito libros mucho mejores que este. Infinitamente mejores. No diré mucho pero hasta tiene un esbozo de final feliz... ajá... Believe it or not.

Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, Pablo Tusset: De veras que cuando uno no quiere pensar en nada, nada como un libro como este: ligerito, superficial y divertido aunque con un final bastante cutre. Me reí, eso sí. Me reí mucho y me hizo entender un poco más a estos extraños terrícolas llamados catalanes.

El club de la Buena Estrella, Amy Tan: Otro libro para entender a extraños terrícolas: los chinos. Y como vivo cerca de un barrio chino, después de leer el libro me empezaron a resultar simpáticos cada vez que me cruzaba con ellos. Eso porque es un libro de historias reconciliadoras con la vida, la familia y la historia. Occidente y Oriente. Otro Oriente. Me gustó el libro.

jueves, abril 27, 2006

Las musas y las mensas

Primero, debo confesar una cosa: Soy víctima de lo que culpo. A mí los escritores me encantan, me dan morbo, tienen varios puntos de ventaja sobre cualquier otro mortal. Así que esto no es un juicio condenatorio externo sino que me sumo a los hordas de gruppies de los que ejercen la palabra. Una vez hecha esta aclaración, sigo.
Ayer fui a la presentación de un libro (no diré nombres de nada, para que el Google Spy no haga una relación directa entre actores y acciones) en donde se encontraban los ingredientes típicos: el escritor, el presentador, los de la editorial, los tres o cuatro intelectuales y/o colegas cuyo celo profesional les permite acudir, algunos alumnos y alumnas y la consabida musa. Siempre que hay presentaciones de libros, lecturas o guarever hay una musa. Pues bien, la musa de ayer era francesa, con ojos de gato y con cuerpo gracil (y que conste que a las musas las llegaron a pintar gordas, pero esa es otra historia)
La musa adoptó su posición de "soy la musa" como hacen todas las musas. Comencé a hacer un inventario y recordé, en primer lugar, a la musa de pelos rojos de ese traductor de Pessoa que me hacía suspirar. Después seguí con la lista de otras musas cuyos iluminados no me provocan nada y algunos, incluso, una mueca de disgusto. Las musas, todas, eran a su modo bellas.
Están las musas y estamos las mensas. Las mensas somos aquellas que pretendemos escribir y cuando hacemos una lectura o presentamos un libro, en vez de tener un muso fijo, buscamos entre el público a ver si llegó el susodicho que nos prometió ir "aunque sea un ratito"
Recuerdo el caso de una escritora novel (si con "v", de las otras no conozco) que no quería presentar su libro hasta que no llegara el depositario de sus suspiros. No llegó nunca, por cierto.
El caso es que yo no sé porqué todos los escritores tienen su musa y su sexapil y las escritoras siempre tenemos historias fallidas y musos ausentes.
Y me incluyo entre las escritoras, no tanto porque escriba, sino porque haciendo inventario también sumé una presentación de un libro sin el muso de turno y una lectura de poemas en donde mi cuello de avestruz alcanzó a estirarse lo suficiente para ver al fulanito engullendo canapés mientras yo leía un seudopoema, sin la menor importancia, nada comparable a un bollito relleno de mole.

sábado, abril 15, 2006

Pensar lo importante

Cuando uno está frente a una situación importante, no piensa en lo "importante". Eso sólo pasa en las películas. Por ejemplo, cuando murió mi abuelo, yo no pensaba en mi abuelo muerto sino en la terrible oportunidad de que la noticia me encontrara justo dentro de la primera borrachera de mi vida, un domingo de mayo, llegando de una fiesta de quince años.
Por eso yo sólo pensaba que esos mosaicos se parecen a la sopa de calabaza que hace Vivis. Una gran olla de sopa de calabaza esparcida por toda la pared, paradójicamente más fría de lo normal.
-Es por los virus -me dijo el urugasho- que aquí abajo es más frío que allá arriba.
Dejé de pensar en la olla de sopa cuando tuve que mirar al techo. Lo miré y, aunque no me acuerdo, supongo que era blanco y estiré el brazo.
Después me dijeron que pensara en lo que más me gustara. No pensé ya en la sopa. Traté de pensar en algo bucólico y pensé en la ventana de mi casa de Tlaxcala. O eso quería imaginar pero al final terminé pensando en la imagen de la Malinche nevada como si fuera una postal. O sea, al final, pensé en un cartón con mala impresión en offset.
Luego desperté frente a un letrero que decía RELAX.
Lo primero que pensé fue que no debí pensar en una postal sino en la imagen verdadera. Con el árbol que cubría una parte, con la imperfección precisa de un pedazo de autopista metido en el paisaje. ¿Por qué me dicen que piense en algo bonito y pienso en una jodida postal? Me enojé conmigo por pensar cosas tan pinches.
Después me di cuenta que todo estaba bien y entonces empecé a pensar en lo que se suponía que era importante. Pero eso ya fue un pensamiento más fabricado, más obligado.
La verdad, lo importante no es lo que importa.

martes, abril 11, 2006

Embotargada

Hoy me siento como si se me hubiera atorado la cremallera de este disfraz. Me gustaría encontrarla y salir huyendo de mí misma.
Es una pena que la botarga sea permanente.
Es una pena hasta cierto punto ridícula.
¿Alguien ha consolado a un pollo, al Doctor Simi, o a Ronald Mac Donald?
Y no, tampoco es que llore como Darth Vadder, sólo soy alérgica a mi propia piel sintética.

miércoles, abril 05, 2006

Mal que bien, me preocupa el estilo

La verdad es que hago como que no pienso en eso, pero a veces sí pienso. O sí me lo recuerdan. Hoy Marquito tuvo a bien recordármelo. El terrible Infortunio que llegó para relevarme de mi flamante puesto burocrático.
La verdad hago como que no me afecta, pero noto una depre post sexenal que no termina. Yo en el autoexilio... los demás, mejor ni les cuento, o que ellos solitos se los cuenten. No soy la única que salió a tontas y a locas. Pero eso no es lo que me tiene tan triste. Mal que bien vivo en una ciudad con mar y con la mayor cantidad de bares por habitante. Tampoco me tiene triste haber encontrado el amour después de tanto ajolote de Tizatlán y ave de mal agüero de Totolac.
Lo que me jode es pensar en mi linda oficina con vista a la plaza. La verdad nunca le puse afán en decorarla, se iba manteniendo con los trapazos de Don Beto y los detalles "monos" de Natalia. Se surtía de artesanías que me regalaban de aquí, de allá y de acullá.
Como sea y pese a su desorden habitual de cerros y cerros de papeles, era chula mi oficina.
Ahora el naco del Infortunio la debe tener en una mezcla entre pesero con dirección a Texoloc y oficina de la Secundaria Técnica #23.
Lo de Secundaria lo digo porque seguro ya desplegó la banderota, ya puso la foto de su gober más feo que pegarle a la abuela y añadió ese absurdo fotomontaje de Fox que colocan en todas las oficinas de gobierno y que, por favor, es un absurdo. El otro día veía esa imagen en el Consulado y corroboraba que en esa foto Fox no tiene piernas. Y si las tiene no quiero ni decirle cómo le está yendo a la niña de adelante. Otros recursos decorativos de oficina del director de la "secu": portapapeles con el escudo con su apellido, un cuadro con el escudo del estado, entre otras cosas quesque elegantes.
Y lo del pesero: aromatizante a vainilla, fotografías familiares a tutiplén, seguro ya compró por ahí unas bocinas ultra hi fi que parecen tennis de rapero, le puso plástico a las sillas y a su (mi) sillón ergonómico de megasuperputa madre (es lo que más echo de menos) le compró de esos asientos con bolitas de madera.
Y los libros, los libros son una pena. Había libros de poca madre en ese librero. Iván siempre se los quería robar y nunca lo dejé. De haberlo sabido, me cae que se los daba. Seguro que ahora están alimentando un boiler o si bien les va, un montón de polillas.
Así es esto del subibaja.
Ni pex.

lunes, abril 03, 2006


El mes pasado nadie me dejó ni un pinche comentario en esta sección.
Hoy estoy de mal humor y lo seguiré estando por algún tiempo más -indefinido, a saber-.
Así que si quieren, lean esto:

Vida de Santos Rodrigo Fresán
Seda Alessandro Baricco
Relatos William Faulkner

Y si no quieren, no los lean pero lean algo o me los madreo.
Adeu.

miércoles, marzo 29, 2006

Patchwork

Rojo
Gracias a los que me felicitaron, pero no. Todavía no es mi cumpleaños. Sucede que:
a) Cada día escribo peor.
b) Este año cumplo 30 entonces si este es el año Mozart no veo porqué no ha de ser el año Patradox.
c) En noviembre es mi cumpleaños por favor recuérdenlo porque noviembre suena a parteagüas.

Naranja
Me encanta oír a mi vecino musulmán del sótano rezando. Me encanta hasta que en el segundo piso Caín le grita a Abel: "Joputaaa te voy a matar" Entonces me viene un profundo shock interno de civilizaciones.

Amarillo
Caí en un foro virtual de mexicanos en España. Error. Es un foro de mexicanos en la España franquista. López Obrador no es mi héroe pero es mi única opción. Me he tenido que radicalizar. Lo mismo frente a todos esos correos que me mandan diciendo que quien vote por AMLO es pendejo. Ardidos. Están llorando la derrota previa y me alegro desde el autoexilio. ¡¡¡Abajo el PRIAN!!!

Verde
Que te quiero verde. Que te quiero ver de nuevo. A veces los extraño un montón y se me deprimen las vísceras. Se apachurran.

Azul
Y es por lo ver-de que el azul es el color de la nostalgia. ¿Por qué el mundo es tan grande y mi mamá está tan lejos? Luego dirán que el mundo es un pañuelo, pero yo soy un moco demasiado pequeño.

sábado, marzo 25, 2006

La verdad es que soy predecible...

Tanto, que cumplo ciclos y años a la vez.
Y como nací en 76, ahora me viene un acoplamiento perfecto y circular.
Creo que estoy (¿o soy?) feliz pero todavía no me acostumbro.

sábado, marzo 18, 2006

La felicidad sabatina

Se concentra en mis spaghettis al curry y en la tibieza áspera de Mazzy Star.
Se redime en la inauguración festiva de una michelada y en una tarde a media luz, tan bonita como el mismo gris.
Se regocija y lame la nueva pared pintada. Chupetea los planes del forever, del tomorrow y del future.
La felicidad sabatina es más ligera que la dominical, pero sabe a los trocitos agridulces que se cocinan en mi horno.
No la puedo abrazar y no hace falta, porque no puedo abrazar lo que me invento.
La felicidad sabatina son los pantalones por donde asoma la orillita de mis bragas sin el prejuicio malsano de mostrarle el culo al mundo.
Mi mundo es la cocina, las notas ácidas y mi chela.
Lo demás sospecho que no existe.

lunes, marzo 13, 2006

Diálogos delirantes desde la cuadratura del Messenger

(...)
Beatrix: depende de quién cuente la historia
tristan: hablo del protagonismo historico, al margen de quien lo cuente
Beatrix: es que hay muchos extras que se las dan de protagonistas.
tristan: y muchos protagonistas ganando extra
Beatrix: y los de reparto?
tristan: los del reparto son los empresarios, como siempre.
Beatrix: jajajajaja los mejor pagados en el reparto de utilidades y de inutilidades.
tristan: se reparten hasta las actrices.
Beatrix: qué descuartizamiento.
tristan: si, es la sofisticacion de los placeres contemporaneos
Beatrix: casi gourmet
tristan: diria el placer por lo primitivo
Beatrix: depende si la pierna lleva medias de seda.
tristan: depende de la presa
Beatrix: o del salvajismo con que se apresó.
tristan: a quien? al camarografo?
Beatrix: a veces también... pero estábamos hablando de...?
tristan: ese es el problema... el cine lo acapara todo
Beatrix: es la nueva moda de los vaqueros gays.
tristan: es la escena en la secuencia de los toreros guay
Beatrix: y de los torteros guys
tristan: los torteros son el brazo armado de las torteras gay
Beatrix: trabajan las masas en clandestino?
tristan: las masas son la materia... la sustancia es la opcion de los vaqueros y las torteras
Beatrix: gris la materia?
tristan: el color es una ilusion.
(...)

martes, marzo 07, 2006


Una postal para Edurne

Yo conocí España por ella. Porque me mandaba postales desde Madrid o desde Xixón. Sin falta, cada año a la mitad de las vacaciones recibía las tarjetitas con su letra de cucaracha. Cuando volvía me traía regalos en los que varias veces se incluia una mochila, así no me daban envidia las mochilas las demás. Es que mi mamá siempre me las compraba en la Comercial Mexicana o si bien me iba, en Liverpool (la tienda, no el puerto). Las mochilas españolas causaban cierto furor entre la concurrencia.
Me contaba cosas de sus viajes como por ejemplo, cuando se cayó de la bicicleta y un niño le dijo gilipollas. También me contaba sobre su abuelo que había estado en la guerra y me enseñó una canción que oí hace muy poco "Franco, Franco que tiene el culo blanco..."
Ser su amiga en preprimaria era un lujo. Era ruda. Tan ruda, que una vez en la romería del club asturiano, me obligó a fingir que dormíamos para no bajarnos de las tazas voladoras y tener otra ronda gratis sin pagar. Yo era más tranquila hasta que le estrellé una manzana mordida en un ojo. Fue su culpa por haberme dicho albóndiga con patas. Nos perdonamos.
También recuerdo que sus sandwiches eran justo lo contrario de los míos. Los suyos con mayonesa y jamón porque odiaba el queso. Los míos con mostaza y queso porque odiaba el jamón. Eso sí, siempre le pedía un poquito de su mítica agua de limón. Yo llevaba el lunch en una vil bolsa de plástico porque las loncheras siempre se me perdían a las dos semanas de iniciar el curso. En esa época nos contábamos todo. Todo lo que se pueden contar dos niñas de diez años.
Después, cuando llevar lonchera era una ñoñería, compartimos un montón de donas de chocolate hasta que ella se puso a dieta y yo me quedé... comiendo donas de chocolate.
Luego nos separamos un tiempo porque yo tenía que volverme un poco más ruda y ella tenía que volverse un poco más tranquila. Nos reencontramos con un cariño profundo y con un pacto que no sé cuando establecimos y que consiste en protegernos del mundo y reírnos de cosas que sólo nosotras entendemos (como el pollo al vino).
Ahora yo estoy en España -o casi- y no le he enviado ni una puta postal. Será porque ya no se usa o porque nuestro hábito epistolar ha quedado suprimido por nuestras conversaciones en el chat. Volvemos a contarnos todo lo que dos treintañeras se pueden contar. Y echo de menos todas nuestras etapas: los sandwiches, las donas de chocolate y los repentinos cafés de sábado por la mañana.
Edurne: ahí te va la postal y aún te quedo debiendo muchas.

viernes, marzo 03, 2006

¿Tú votaste por Fox? Pues te felicito.

Fox se encara con un periodista que le preguntó por qué no ha visitado el lugar de la tragedia de los 65 mineros.

El presidente de México, Vicente Fox, se mostró incómodo cuando un periodista le preguntó hoy por qué no ha visitado San Juan de Sabinas, en Coahuila, donde la semana pasada fallecieron 65 mineros después de producirse una explosión de gas en la mina donde trabajaban.El periodista aseguró al presidente que la población del lugar se pregunta el por qué de la negativa a visitar la zona para constatar las circunstancias en las que se produjo la tragedia, a lo que el mandatario respondió con otra pregunta: '¿Tú ya has ido?', increpó.Al responder el periodista afirmativamente, Fox contestó el tono irónico: 'Te felicito', y dio paso a la siguiente cuestión sin más explicaciones, según recoge el diario local 'El Universal'.

miércoles, marzo 01, 2006

Image hosting by Photobucket

Ahora va de cuentos. Cuentos, cuentos, cuentos. Los leo bajo prescripción casi médica. Tengo prohibidas las novelas hasta que no aprenda a escribir bien. Lo bueno es que puedo leer cuentos hasta que se me acabe la vida. Lo otro no lo sé.

La casa pierde, Juan Villoro Image hosting by Photobucket
De Villoro he leído cuentos sueltos en revistas, un libro infantil y una ponencia que me dio hace muchos años y que fotocopié como 200 veces. Esto no viene al caso. Tampoco viene al caso que diga que hace unos meses lo ví frente al Bonpreu del Hospital de Sant Pau pero como es mi blog se fastidian. El caso es que me gusta Villoro y este libro de cuentos también. Basta de divagues. Vale la pena leerlo porque crea personajes entrañables e historias con trazas de melancolía e ironía. La casa no pierde, gana y gana.
Cárcel de árboles, Rodrigo Rey Rosa Image hosting by Photobucket
Cuentos largos o novelas cortas. No sé. Lo que sí sé es que este guatemalteco es el descubrimiento del mes que además fue traducido por Paul Bowles, por algo será. Más allá de eso, sus historias pueden suceder en cualquier parte o en ninguna. Este libro de Seix Barral contiene dos relatos. Cárcel de árboles y El salvador de buques. El primero se me quedó dando vueltas por días y días. El segundo también es bueno pero me quedo con Cárcel de árboles y la sutil reflexión sobre el lenguaje escrito. Enchina la piel.
Los cuentos de hadas clásicos anotados, María Tatar Image hosting by Photobucket
¡Mi libro fetiche! Es para leerse, releerse y volverse a leer. Es eso, un libro fetiche sobre cuentos clásicos (La caperuza, Rapunzel, Hansel y Gretel) pero con anotaciones sobre las historias originales e ilustraciones con que se han mostrado en diferentes épocas. Es un libro para leerle a alguien en la cama, pero no para quedarse dormido porque podría romper narices. Muy bonito, muy bonito.

lunes, febrero 20, 2006


Freaks nómadas

Siempre me ocurre lo mismo cuando el circo cambia de lugar. Domesticar a los nuevos animales locales no es fácil. Recoger animales heridos del zoológico y ponerlos a bailar al son de mi pandero no es lo mismo que ponerme a explorar esta selva plagada de alimañas cuyos nombres científicos me son del todo ajenos.
Tampoco ha sido fácil cambiar de personaje. Ser la mujer bala tenía su impacto, ahora soy la funambulista en el pretil de un balcón con plantas. No es fácil para mí guardar equilibrio entre la espera y el futuro. Dicen que hay una red debajo pero yo no lo creo. Lo dicen para amaestrar mi miedo, para que haga mi numerito de una vez, y si caigo, que vengan los payasos para recogerme en una delirante camilla de trapos coloridos.
La taquilla empieza a mostrar números rojos y mis ansias de escenario no son compatibles con el estacionamiento asignado para dejar mis bártulos. Yo creo que de a poco alumbraré la carpa y las funciones seguirán siendo en horario corrido sin importar desvelos ni cansancios. Mientras tanto, desenredo la melena del único león chimuelo que traje conmigo y miro los carteles de temporadas pasadas: los éxitos en technicolor que me arropan para saber que el show debe continuar. Zurciré las medias de agujeritos y teñiré mi capa deslavada, la que viene será una larga temporada.

Foto de Diane Arbus.

miércoles, febrero 15, 2006


Línea Amarilla

«Si hubiera crecido», se dijo a sí misma, «hubiera sido un niño terriblemente feo, pero como cerdito me parece precioso». Y empezó a pensar en otros niños que ella conocía y a los que les sentaría muy bien convertirse en cerditos. «¡Si supiéramos la manera de transformarlos!»
Lewis Carroll,
Alicia en el País de las Maravillas

Me subo en Llacuna, la estación de metro más desangelada de Barcelona. También la que tiene la salida -que es la misma que la entrada- más ventosa y polvorienta.
Estos días no han sido todo lo buenos que yo quisiera. Seré porque ya no sé qué quiero o porque lo que quiero no existe. Me tengo que inventar lo que quiero y para eso hace falta una mente clara. No es mi caso.
El mundo entonces está feo. Transmite su fealdad a este vagón del metro, nos contagia a todos. Me veo en los vidrios de las puertas: mis ojos son dos huecos, mi pelo un estropajo y mi ropa me da un aire de fodonguez resignada.
Barceloneta. Me siento. Frente a mí hay cuatro personas, dos hombres y dos mujeres. Son feísimos los cuatro. Me parece que sus rasgos no les corresponden, que tomaron prestadas algunas partes de la cara. Intento intercambiar la nariz de la chica A por la del chico C y luego la de la chica B por la la de la chica D. Mal, siguen estando mal. Los descompongo como si fueran el señor cara de papa y no logro remediarlos. La oreja de D está en el suelo. No consigo saber quién se quedó con el ojo de B.
Passeig de Gracia. Sube abuela con nieto. Ofrezco mi asiento no porque soy buena persona sino porque el tufo del de junto me tiene cansada. Moraleja: Nunca le ofrezcas el asiento a una mujer vieja que lucha por parecer joven. La moraleja ya la sabía. No lo hacía por la mujer sino por el niño. Es el menos horrendo de este vagón. Al final el asiento se queda vacío y para combatir el absurdo la mujer se sienta. No me da las gracias. Me odia. Y yo también.
Sagrada Familia. Suben varios extranjeros hablando en francés. Enormes narices. Me río para adentro porque sé que se equivocaron, ellos quisieran ir en dirección contraria.
Joanic. Se equivocaron, lo sabía. Se equivocan de tan buen humor y ríen todos al mismo tiempo como si fuera graciosa la estupidez colectiva. Me ponen de peor humor pero me dejan al descubierto al niño que no me había parecido tan feo. Es horrible. Los niños con cara de señor me asustan. Me recordó al capítulo de Alicia de Cerdo y pimienta. Siempre me pregunto si cuando crecen, los niños con cara de señor se vuelven ancianos. Un marroquí comienza a cantar con su guitarra: Eslistoria diun amor como ni hay otrigual... El soundtrack perfecto para una lata de humanoides en escabeche. Antes de que llegue a mi lugar con su monedero metálico y su sonrisa ensayada, se abren las puertas.
Guinardó. Aquí me bajo.

miércoles, febrero 01, 2006


Image hosting by Photobucket
Este bonita y coercitiva ilustración la ví en el blog del Vega y forma parte de una campaña más grande en favor de la lectura.
Yo la utilizaré los últimos o primeros días de cada mes (según mi hueva, mis ganas y lo que se tercie) para recomendar tres libros. Allá ustedes si los leen o no. No les voy a contar ni poquito de qué se tratan, odio las sinopsis y los resúmenes que lo arruinan todo. Evidentemente las recomendaciones son subjetivas porque yo no soy crítica de nada y soy opinóloga de todo. Ahí les van:
Nunca me abandones, Kazuo Ishiguro. Image hosting by Photobucket
Este libro es de esos que te atrapan porque además de una narrativa ágil, la historia va develando asuntos turbios acompañados de un tufo de melancolía que permea toda la obra.Es una buena mezcla de ciencia ficción con aire gótico, de novela de adolescentes narrada por una voz adulta.
Algo raro me pasó con este libro, lo disfruté mucho mientras lo leía pero cuando terminó me quedé un poco insatisfecha. No sé porqué. Quizá porque Lo que queda del día, del mismo autor me pareció superior. Eso sí, me declaro fan de Ishiguro y aunque sólo he leído estos dos, creo que no me defraudará ninguno de sus libros. Dicen los expertos que Nunca me abandones no es precisamente lo mejorcito que tiene y sin embargo, a mí me pareció muy bueno.
Los rojos de ultramar, Jordi Soler Image hosting by Photobucket
Disfruté mucho leyendo este libro que une precisamente mis dos mundos: Barcelona y México. Es entretenido, ágil, con una historia interesante. Me pareció mucho mejor esta novela que los cuentos de Jordi Soler. Todavía no puedo descifrar si el libro me gustó muchísimo o si forma parte de una serie de piezas que se juntaron. Me refiero a que cuando empecé a leerlo estaba dándole vueltas al tema de la migración, de la identidad, del exilio y que justo mientras lo leía visité la exposición de Catalanes en el exilio. Yo con tanto encima, no puedo dar una valoración objetiva del libro. Pero de que es bueno, pues sí, lo es.
El dios de las pequeñas cosas, Arundhati Roy Image hosting by Photobucket
Este libro es una filigrana. Cada imagen está relatada minuciosamente. Si tuviera que ponerle un nombre, la llamaría literatura artesanal aunque suene mamón, pero no se me ocurre otro concepto. La historia tiene que ver con tres generaciones en la India y un par de gemelos. Confieso que estuve fascinada tres cuartas partes del libro y que cada palabra era un gozo, pero yo soy muy desesperada y de pronto quería saber ya cómo se iba a resolver la trama y me empantané con tantas florecitas e hilado fino que doscientas páginas antes habían sido mi delicia. Es un gran libro de esos que dan ganas de releer de a poquito y ya buscaré otro de esta autora que es mi más feliz descubrimiento del mes de enero.

sábado, enero 28, 2006

Planetas desdichables

Iba a Oaxaca pero llegué a Neptuno, a tu planeta provisional.
Disculpa que yo no pueda darte una dirección tan cósmica, la mía es ordinaria. Es el nombre de un señor. Si yo tuviera un planeta, no le pondría el nombre de un señor.
A decir verdad, yo no creo tener ningún planeta.
Tengo un hoyo negro en forma de un hombre que dice quererme. Como silueta de caricatura atravesando una pared.
Cuando me dejo querer abro los ojos y estoy en un universo paralelo:
Una galaxia de huevos ahogados.
Un balcón que no me deja contar las lunas.
Sigo con un pie en cada universo.
Quisiera partirme por la mitad. Auguro un Big Band plagado de estrellas tristes, de notas azules.

miércoles, enero 25, 2006


Planetas desechables

Image hosting by PhotobucketEra un esbozo de historia. Perfectible como todas. Quizá lo mejor logrado era el escenario en donde se desarrollaría la acción: una planicie exhuberante y llena de colores. Sin embargo, los personajes no le convencían. Eran drámaticos, estúpidos e incapaces de aprender de sus errores. Estaban a medio camino entre los ángeles y los monstruos.
Con un movimiento rápido sacó el folio de la máquina de escribir, lo hizo bolita y pretendió arrojarlo al fuego, pero una vez más no le atinó y cayó detrás de una envoltura plateada que también formaba parte de ese conjunto de esferitas irregulares que poblaban la inmensa alfombra negra.

sábado, enero 21, 2006

Sucumbiendo a la masa

Para año nuevo me entró un antojo casi enfermizo de ponche. No eché de menos ni los romeros, ni el pavo, ni el bacalao; mucho menos la colación o las jícamas pequeñitas y dulzonas. Lo que realmente extrañé fue eso, el ponche que siempre me había parecido intrascendente o por lo menos, no estaba en mi ranking navideño. No encontré tejocotes y ahí empezó el primer problema porque una fruta tan estúpida como el tejocote -estúpida por insípida, insignificante y anodina-, resulta parte crucial de un buen ponche. Encontré tamarindos con los hindús: 8 euros el kilo y ante el desorbitamiento de mis atejocotados ojos, me dijo que podía encontrarlo procesado por 50 céntimos. Lo compré. Manzanas, sin problema. Canela en rama, cara pero buena. Naranjas, jugosas de buen precio. Piloncillo, con los ecuatorianos. Y de pronto recordé que en Carrefour había visto cañas. Tomé una pequeña, de menos de treinta centímetros de largo, pero cuando voy a que la empaqueten, la etiqueta decía: 5 euros. Me formaba en la fila, me salía, daba la vuelta para pensarlo mejor y al final decidí no llevarla. Bueno, ya tenía todo listo y cuando empecé a picar la fruta, evidentemente había olvidado la guayaba. Sólo he visto guayabas en Vía Laietana o en el Corte Inglés. Me pareció muy extravangante ir hasta el Corte Inglés a comprar una guayaba. Es como comprar chayotes en el Palacio de Hierro. Al final no fui y el ponche quedó bien pero no me recordaba ni a las piñatas, ni a las velitas, ni a nada. Sólo me recordaba a lo que no sabía el ponche.
Por eso no caí en la tentación de hacer tamales. Seguro que no quedan igual. Es que un buen tamal verde me recuerda a las primeras comuniones, a los dos de febrero, a la esquina del palacio de gobierno en Tlaxcala, a la entrada del metro División del Norte, al camino rumbo a Terrenate, a la bicicleta que pasaba frente a casa de Claudia, a los domingos en mi casa. No voy a pervertir mis recuerdos con una masita amorfa que me confeccione con sucedáneos. Por eso ahora que estoy aquí, del cielo me caen las hojas y, mea culpa, he abusado del tamal verde.

Image hosting by Photobucket
mucho rollo para justificar mis excesos.

viernes, enero 20, 2006

Se va a poner de a peso

Intento ponerme al tanto de lo que ocurre en cuestiones políticas. La ciudad me bienvinió atascada de carteles. Por un ejercicio de educación visual, todo lo tricolor y lo blanquiazul queda descartado de mis ojos. Fijo la vista en las toneladas de basura negramarilla. Gente conocida, desconocida y referida. Aunque he leído las noticias desde la madrastra patria, hay cosas que no se perciben hasta que uno se sumerge en este universo de plásticos y papeles que flaco favor le hacen a cualquier plataforma, punto o atisbo de mención al asunto de la ecología.
El caso es que no entiendo ni madres. No sé quién va por diputado, quien por delegado, quien por asambleísta. No entiendo qué diablos hace Alejandra Barrales en los postes de mis linderos y en cambio me da muchísimo gusto ver a mi cuasi vecino Rodian de suplente de Iñigo.
Como sea, para cuando las cosas se pongan de a peso yo ya no voy a estar aquí y que conste que no huyo por cobardía, ya me chuté no sé cuántas campañas.
El caso es que de lejos las cosas no se ven mejor y lo peor del caso es que los brazos no alcanzan para hacer algo.
Y eso, que no estoy hablando de la grande.
Es que este año se viene denso.

domingo, enero 15, 2006

Weboterapias II

Llevo cuatro días seguidos posteando en un pleno ejercicio de introspección (ni siquiera hay óbolos para comprarme un garrafón de agua bendita). Así que sigo en permanente diálogo con mi yo interno.
Ahora les presento la kinderterapia y mi respectivo dibujo. En este puedes incluso iluminar la escena.
Image hosted by Photobucket.com
Sí, ya tendré cosas qué hacer la próxima semana.
Hoy no pongo el diagnóstico porque considero más atinada la puercoterapia. Sin embargo, ambos ejercicios me han dejado algo muy claro: ya sé porqué no soy artista plástica.

sábado, enero 14, 2006

Weboterapias

Eliza a fin de cuentas no me convenció, es una terapeuta demasiado tradicional, así que me puse a buscar y encontré la cerdoterapia.

Les presento a mi puerquito:
Image hosted by Photobucket.com

El diagnóstico me dice que soy realista, directa, emocional, me gusta tomar riesgos, soy segura, apegada a mis ideales, buena escucha y... "The length of the tail indicates the quality of your sex life" juzguen ustedes mismos.
¿Creen que exagero? Piquen aquí.
Después de tanto tirarme a los cerdos cual margarita (¿no iba así el refrán? ¡uy, qué casualidad!), por fin encuentro a un marranito que me da por mi lado y me dice lo que quiero escuchar. Reivindico a la cerdoterapia.
¡Abajo el jamón! ¡Abajo del pan!

viernes, enero 13, 2006

Blogless

Dejé de escribir un tiempo porque los primeros días de enero recibí un mensaje cifrado ***Ti-tU-Ti_Tu***, el mensaje provenía del aparato telefónico y era un sonido que no había escuchado jamás. Quizá es porque en México cuando te cortan el teléfono por falta de pago es una señorita la que te da el aviso y no un marciano. Ese sonido cambió mi vida. Lo digo en serio. Me quedé sin internet y sin televisión (que poco la echo de menos, salvo pa ver películas) y las noticias empezaron a llegarme, a través del diario, un día después. Inconcebible. ¡Un día después! eso ya no es noticia, es historia.
Entonces tuve dos revelaciones:
Las cartas del solitario no se ven del otro lado de la pantalla.
La computadora sin internet es como una brújula sin rumbo, un reloj sin manecillas, una lámpara sin luz.
Entonces descubrí que mi vida como Netlees sería más triste que mi vida como Homeless.
Ya, ya sé que estoy loca.
Me autoayudo con mi terapeuta. Se llama Eliza.
Quizá a usted también pueda ayudarle. Tiene respuestas para todo. Respuestas idiotas, pero no más que un humano promedio.

jueves, enero 12, 2006

2006

--¡Qué reloj más raro! --exclamó--. ¡Señala el día del mes, y no señala la hora que es!
--¿Y por qué habría de hacerlo? --rezongó el Sombrerero--. ¿Señala tu reloj el año en que estamos?
--Claro que no --reconoció Alicia con prontitud--. Pero esto es porque está tanto tiempo dentro del mismo año.
--Que es precisamente lo que le pasa al mio --dijo el Sombrerero.

(Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll)

Image hosted by Photobucket.com