viernes, enero 30, 2004

F-r-í-o

Ayer pedí un pescado al mojo de ajo y me llevaron a la mesa un cachalote aderezado con media tonelada de papas y varios ramilletes de cebollas. De cebollas, dije, no de flores y mira que las flores combinan perfecto con el Pepto Bismol.
Rimando con tremendo ballenón, me aburrí como un ostión -disculpe el ripio- en un jueves de mier...coles. Hace mucho que no cargaba tantos litros de aburrimiento (el aburrimiento materializado, debe ser denso como el aceite quemado) en mi lomo. Y a cada tanto un eructo...bleeerp... al mojo de ajo.
Pasó el malestar y encendí el malestar animado. Sólo recibe un pinche canal porque no he pagado el cable. La televisión abierta que capto en mi colina es peor de tediosa que un circuito cerrado de oficina burocrática (Absténgase de meter a escena a tres secretarias fogosas a fin de mantener incólume mi metáfora)
¡Qué frío! la meva nit tan solititita sense tí, mi güey peludo, mi chiquito, meu dolc, pinche chocolatito, hace frío, meu amor, ah... oh... y me quedé dormida.
Bah...
Hoy en la mañana hacía más frío. Frío de viernes. Tenía cita con mi gurú y ni modo de dejarlo plantado, así que me tocó desnudar algo más que el alma y someterme a placentero masaje somatizador de todos los males y activador de todos los chakras, nudos linfáticos y demás reiki puntos. Me puso un aceitito que me dejó reluciente cual lobo marino. Una raya más al tigre, una capita más de grasa a la escribana. Menos frío y aceitada, a mi no me rechina nada.
Adoro sentir el castañeteo diente versus diente en rítmica tonada tempánica. Vía messenger hacemos planes para sobrellevar el viernes gélido. Aprovechen que tengo la cava surtida y ganas de ejercer de cocinera. A tirar la casa por la ventana... vino y comida corre por mi cuenta (el Dr. Zen me deslizó, casi imperceptible y sutilmente me sugirió que me ponga a dieta), lo demás lo llevan ustedes.
Qué frío.

miércoles, enero 28, 2004

Limpiar duele

Hoy tuve el valor de hurgar esa bolsa negra. Como siempre hacen falta calcetines negros, me quedo con el par que dejaste abandonados. Los zapatos con franjas azules tuve que tirarlos. Sí, ya sé que originalmente eran míos y que están casi nuevos. Pero si me los pongo ¿a dónde me van a llevar? ¿tendré que dar vuelta forzosamente en esa calle o ir a la plaza a buscar a tu amigo? o peor aún, ¿los dejo ahí para que me sigan pisoteando el alma?
La playera-polera-remera que te regalé en Montevideo después de nuestro primer altercado tiene ya un par de agujeros pequeños. El logotipo luce deslavado. Odias la ropa con logotipos pero ni esa remera ni la del perro azteca te molestaban, es más, esa última cómo te gustaba, Perro Negro.
En la misma bolsa estaba también la de rayitas verdes. Aquella con la que te decía que parecías un pepino mientras tú te reías y hacías cara de tonto "cara de pepino" te gritaba. Aparecieron dos acordeones de papel: cadáveres exquisitos que pese a los años que llevan muertos, no apestan, al contrario. Olían a mar, olían a Valparaíso y a Bar Dominó. Los leí un poco al vuelo pues no quise inyectarme las letras muy hondo. ya sabes, mi bajísimo umbral de dolor.
Encontré también tu libro engargolado y unas hojas engrapadas con el trabajo de la isla. ¡Vaya que escribes bien, cabrón!. Y debes seguirlo haciendo, y debes seguir usando las letras como lanzas para ocultar tus silencios y punzar a tu mujer en turno... sé que la tienes.
Y limpiando, limpiando, quise borrar a los gatos, pero no puedo, lo más que pude hacer es borrarles el nombre. No sé si te sorprenderá saber que alguien vino a renombrarlos y a renombrarme a mi; ya no soy más "Chispi", salvo para Melissa que sigue jugando a que soy su madre, he tenido que explicarle del abandono de su padre y como ya es la segunda vez que le ocurre, no la ha tomado tan mal. Tampoco quise quitar el cuadro que me regalaste, ya es más mío que tuyo y es de los pocos recuerdos bonitos que quedan, bonito pero ácido... siempre me recordará a ella.
Todas las fotos de Chiapas, yacen en un cajón. Las fotos de Buenos Aires, Montevideo y Valaparaíso, reposan en un álbum en un eterno proceso de convertirse en meros atractivos turísticos. Las fotografías en casa de los amigos se han quedado ahí, en casa de los amigos, con la ventaja de que por graciosa concesión, las han quitado de lugares visibles.
Hacía meses que no lloraba por esto. Creo que te lloré muy poco y que más lágrimas derramé mientras estuvimos juntos. Imposible hacer un balance con la remera de pepino a un lado restregándome tus risas en la cara y el recuerdo de tus ojos inyectados en sangre amenazando con irte.
Guardo los respaldos de tus letras por si en uno de tus piromaniacos ataques te da por quemarlo todo. Y también por si te mueres y necesito plata.
Y ya, espero sanar de una vez por todas con este exorcismo. Beber vino chileno sin recordarte, y sobre todo, espero poder escuchar algún día a Silvio Rodriguez sin que se me estruje el alma.
Creo que este es el último llanto, porque como un muerto, te vas en una bolsa negra enorme. Ojalá venga pronto el camión de la basura, no quiero que te me mojes junto al bote de la basura y los envases de cerveza.

viernes, enero 23, 2004

Recién descubrí una buenísima frase, y el dueño del blog se retira, aquí está la frase:
"Dios era mi copiloto, pero nos estrellamos en las montañas y tuve que comérmelo"
y este era el blog (qepd):
¡Caracoles!
Otro que se nos va.

jueves, enero 22, 2004

Los pecados de la carne...
Uno, dos tacos árabes totalmente antimusulmanes y un caldo de camarón. Abajo la dieta. Mi vida es tan aburrida que mi mayor pecado es tragar porcinamente y luego lamentarme mientras contengo un eructo. Soy una mujer fina y llena de gracia. Lo peor es que ya estoy pensando en el postre. Podría ser la hija bizarra de la mujer gorda, o peor todavía, en unos años seré igual a la mujer gorda (la anchura ya la tengo).
Empiezo a sospechar que todo este aburrimiento tiene como premisa fundamental mi abstinencia sexual autoimpuesta.
No, no me estoy volviendo zen, ni budista, ni monja. Quizá sólo me estoy volviendo una anémona asexual (decir que soy fiel, no sólo suena "demodé" sino que implicaría un sinfin de explicaciones que no estoy dispuesta a dar)
Recuerdo aquellos gloriosos años universitarios en que era la más famosa never kissed del mundo. Hasta se rumoraba que era lesbiana... ¡bah!
Pedrito mon amour me contó de una chica que usaba siempre el mismo suéter -no dijo sueter, dijo jersey- porque era una especie de penitencia pues estaba enamorada de un maestro que jamás le hizo caso. Algo así me pasó en la Universidad; esperé cuatro larguiiiiiiiiiiiiiiiiísimos años (creo que fueron más, pero ya cuatro es demasiado patético) a que el cabrón de Rodrigo me hiciera caso y entre el "ya mero" "Ya casi" "dijo que le gustas..." y demás evasivas me la pasé en un letargo asexual bastante profundo. No llevaba puesto el mismo jersey, pero si llevaba a cuestas mi actitud de "no tengo ojos para nadie más". Afortunadamente los hechizos se rompen besando sapos.
Lástima que ahora mismo no sea tiempo de lluvias.
Creo que hoy también seré fiel y seguiré tragando... ¿qué tal ahora unos tacos de bistec con queso?
No, no, no... mejor una bolsa de palomitas de maíz mientras veo Storytelling. Ayer la renté y debo entregarla mañana. Seguro será lo más genial que me pueda pasar en la semana. Al fin y al cabo mi vida podría ser otra película de Tod Solondz.

martes, enero 20, 2004

Crónicas de la funcionaria asesina
Alguna vez mencioné que por salud mental no hablaría de mi trabajo en este blog, pero en esta ocasión es parte de la catarsis cotidiana, además quizá la crónica valga la pena.
Empezaré por decir que todos los nombres serán cambiados a efecto de no aparecer linkeada por el google o perseguida por la misma Sría. de Gober. y claro, de protejer la identidad de todos los que aquí aparecemos. incluida yo misma.
Por la mañana me dirigía a lo que según yo sería un informe de rutina. Al llegar al estacionamiento me hacen una señal para que me desvíe y me vaya a otro lugar para dejar mi coche. Chale -pensé- ora voy a tener que caminar un chingo y tengo una hueva...
Cuando me acerco a la puerta veo que un mono de dos metros me dice que a dónde voy, así que embrutecida por los albores del día (yo amanezco y permanezco en estado de letargo hasta pasado el mediodía) le digo que pssss... a un evento... de mi... trabajo... Me pide la invitación y yo como siempre, no la llevaba.
- Soy la Directora de Blublublú, con permiso - le digo con cara de despiste-
- Sí, eso a mi no me importa, no hay nadie del estado que lo confirme y usted no trajo su invitación.
- ¿De qué estado?
- Pues del gobierno de SU estado.
- Ay... ¿pues usted de dónde es?
- Pues del Estado Mayor, déjeme ver si está en listas, no vamos a perder más tiempo. Su nombre y su cargo.
- Fulaniux de tal, Directora de Blublublú...
- ¿Fula.. qué?
Justo cuando lo iba a repetir aparece el Secretario de Influencias que me saluda con sonoro beso y me pregunta que qué hago en la puerta, que porqué no paso. Le digo que ese hombre que ni siquiera es de MI estado, no me deja pasar. El mono de dos metros se hace a un lado y yo paso del brazo del Señor Secretario de Influencias y claro, me quemo con mi pregunta idiota:
-Oye, ¿y qué pasó? ¿por qué están esos monos?
-¿A poco no sabías que viene la primera dama de Foxilandia a la reunión?
- ...
Antes de seguir cagándola veo cmo gradualmente se enfurece la Directora de Disertación Mental que no aparecía en la lista de la segunda puerta, pero sí en la lista de la primera puerta. Ahí si fueron implacables hasta con el Secretario de Influencias. Él tampoco estaba en la lista de la segunda puerta y el Coordinador de coordinaciones tampoco. Yo, milagrosamente, aparecía hasta arriba de la ¿primera hoja? ¡Esa no es la primera hoja! Yo estaba en la segunda hoja. Entonces se me ocurrió sugerirle a un troglodita que buscara bien, que habían perdido una hoja y por eso no aparecían mis compañeritos... pinche cerdo, me dejó hablando sola.
Otro monote me pide que me quite, que si ya puedo pasar que pase ¡YA! Nomás me le quedé viendo con cara de "cállate cabrón". El tipo tenía la misma jeta de los cadeneros de los antros y de los narcojudiciales de las películas de los Hermanos Almada. Paso yo muy digna bajo el detector de metales. "Abra su bolsa" me indica otro Terminator de baja estofa. Tïmidamente la abro, pues recuerdo que traigo algunos Kleenex con mocos esparcidos por ahí. El tipo se desespera y se embija la mano con mis fluidos nasales. Me río burlonamente. Sí, ya sé que sólo cumplen con su trabajo. Me molesta su trabajo y la forma de hacer su trabajo.
Antes de llegar al recinto en donde se celebraría la reunión, me topo con la tercera lista del día. Otra vez mi nombre y mi cargo. Lo repito todo con suma molestia. Paso y trato de colarme en las últimas filas. Lo logro con éxito y me coloco en la última fila, justo en la esquina. Se me une la Representante de Villachica quien me sugiere zamparme un par de croissants que según dice están "buenísimos" y yo, tragona y gustosa acepto. En eso llega el Super Jefe. Como entra por la puerta lateral, no me ve, así que yo feliz sigo come y come. Voltea hacia mi lugar y me saluda, yo saludo con la mano y con una sonrisa que no muestra mis dientes llenos de pan. Con un ademán me indica que vaya a su lado así que doy un buche a mi café esperando que sea suficiente para eliminar los restos alimenticios. Me voy despacio y otro guardaspaldas (pero ahora del equipo local) me conduce hasta el lugar de Super Jefe. Tres pasos antes, siento mi boca libre de residuos y ahora sí, le dedico mi mejor sonrisa, un cálido abrazo y respectivo beso. Me siento a su lado y comentamos dos o tres puntos sobre cómo va todo con Blublublú. "Muy bien, muy bien, genial" le respondo, mientras pasan por mi cabeza cientos de cosas que debería decirle aprovechando la ocasión. Cuando tomo aire para hacer mi larga lista de peticiones, hace su arribo la Primera Dama de Foxilandia acompañada de la esposa del Super Jefe y de la Directora Nacional de La Armonía del Hogar. Los Terminators, con inusitada habilidad se las ingenian para que sin que yo misma me de cuenta, termine sentada en el extremo de la misma fila, pero dejando mi asiento a las doñas de recién llegada. El Secretario de Influencias se sienta junto a mi. Comienzan los discursos. Me pierdo en las palabras y se me ocurren cosas del tipo: "Qué tal que me pongo a darle zapes a toda la fila de adelante mientras veo como rítmicamente bajan sus cabezas" o "Estaría buenísimo que se fuera la luz y alguien se nalgueara a la Directora de la Armonía en el Hogar" o mejor aún, "qué tal, que alguien viene armado y se arma un desmadre porque quieren atentar contra la Primera Dama de Foxilandia. ¿a poco estos gordos van a correr a salvarla?"
Un codazo del S. de Influencias me saca de mis sesudas reflexiones. La Directora de la Armonía Familiar y sus referencias bíblicas producen sonrisitas cómplices entre mi compañero de asiento y yo. ¡Qué descaro de este gobierno nacional de derecha! Porque nuestro gobierno estatal es de izquierda, el gobierno de este estado es de Iz-quier-da ¿o no? ¿o... sí?. Entonces me engancho de nuevo en el discurso que versa básicamente sobre "Pobres de los pobres" aderezado de toda esa parafernalia discursiva de los gobiernos tecnócratas y ese toque de "caridad" que le dan las señoras ricas. Volteo discretamente y veo que todos mis compañerillos están también al borde de la risa. Excepto la típica pendeja conmovida que estaba al borde del llanto.
Ahora toca el turno de la controvertida Primera Dama de Foxilandia. Esto sí no me lo pierdo. En su discurso habló de las almas, del amor, de su maravillozo ezpozo, de zuz mil y un aczionez... y lalalalalalá.... etc. La vida es bella y Sweety Foxygirl está ahí para darnos el mensaje. Al final, todos nos quedamos helados con su declaración. Pero para no pasar al terreno político y que esto quede en lo anecdótico, no hablaré de ello en este espacio.
Mi morbo por conocer a la Primera Dama de Foxilandia y escucharla en vivo y en directo, quedó satisfecho. Sí es tan patética como la pintan en las caricaturas de los diarios. Sí usa capas y capas de rimmel. Sí me recuerda a mi profesora de mecanografía de secundaria... sí, es ella... nadie más.
Salen primero los primeros y después salimos los segundones. Al salir, ya no había detector de metales, ni listas incómodas, ni nada por el estilo. Vuelvo a mi oficina y le digo a mi secretaria: "Qué bueno que no fuiste al informe, no estabas en la lista de la Primera Dama"
Gajes del oficio. Ni pex.

domingo, enero 18, 2004

Suplemento dominical: Bonita foto-postal coleccionable
En esta entrega: Detalle del Park Güell.


No olvide pedir su práctico tarjetero de macramé al terminar la entrega.

sábado, enero 17, 2004

Las necedades y las botas
(Crónica desde el bar de Profética)

Soy la chica de la barra
por eso puedo darme el lujo de observarte
(entiende, no lo hago por ti
lo haría por cualquier habitante de esa silla)
y después voltear a otro punto sin que ninguna expresión asome a mi rostro.
Ay,
Ella ya miró que te miraba.
Huyendo de Sara.
Mis ojos a treinta y cinco grados la intuyen de soslayo.
Se cruza la línea punteada de mi vista.
Claudia,
a noventa grados,
divisa su dolor de estómago
(digo estómago
por no decir alma,
por no decir
que toda
ella
se duele)
Vuelvo a mirarte fijo. Dos segundos antes de que gires, mi cara de piedra,
otra vez,
pide con voz de arena un carajillo (carajillo
adeudo de Vía Leyetana)
Finjo una posición perpetua con un margen de acción limitado:
taza,
mano,
taza.
Soy la chica de la barra.
La que se permite esos lujos mientras cruza las piernas enfundadas en mallas con grecas y botas de liquidicación.
Looking for Sara, la que debería odiarme si esta lejana historia
hubiese traspuesto
mis paranoias.
La busco por fijar un objetivo (como cuando
buscaba con tanto afán
este par de botas)
sólo por no encontrar
en el (des)conocido de enfrente, una mueca de incomodidad.
Every body is looking for something... y al voltear la cara de esta servilleta, escucho su voz.
Quien te busca,
Sara,
te encuentra.
Pero no seré yo quien te busque. Será él, y verás que la chica de la barra es un fantasma que muestra descaradamente las piernas
y las botas de oferta
en cuyas puntas
-lastimeramente-
reposan las comisuras de sus labios.

viernes, enero 16, 2004

Sucesiones...(Y de crónicas de Marco Polo, nada)
He roto mi dieta en mil pedazos. Calorías que se alojarán justo en donde más me sobra. La mala noticia lo ameritaba. Requería sanar el dolor con un pay de limón, aunque aún no sé si llamarle dolor a esa cosa que uno siente cuando se entera que la expareja, ya tiene otra víctima entre sus garras. Pienso que el cabrón tenía que guardarme luto por lo menos dos años... no lo hizo. Yo tampoco le guardé luto y sí algo de rencor. Eso sí, con todo cinismo pedí el pay de limón light. También la pena era light. De ese light in crescendo que al final del día solicitó cuatro tequilas. Qué frío hace en todas partes. Adentro y afuera de mi cuerpo, un frío de aquellos. Vuelvo a pensar en mi ex y en su nueva novia. Yo también tengo nuevo novio, bueno, no es tan nuevo, convertí el luto en fiesta zíngara. El domingo mi amorcito ganará la primitiva y me invitará a cenar a ElBulli en donde comeremos cuatro almendras de los alpes y media lechuga lacandona aliñada con aceite de arándano; pagaremos 300 euros por la cena. Después comeremos un falafel en la calle Ferrán (que lo de ir al restaurante a comer eso, sólo es porque tendremos muuucho dinero) y nos dirigiremos a nuestro piso (pisototototote) del Barrio Gótico, para sumergirnos en un jacuzzi burbujeante.
Horacio me saca del letargo feliz de mi hidromasaje imaginario para decirme que ha gastado cincuenta pesos diarios por un año para educar a su perra. Le digo que hay quien gasta durante años más de mil pesos al día para educar a sus hijos y al final resultan unos perros. Tiene suerte, su perra no sólo obedece sino que se somete a sus órdenes. Veo la carota de la Milka, Rotwailer manso, que el día menos pensado enloquecerá y morderá la mano que pagó cincuenta pesos diarios. Hago cuentas. El domingo que mi novio sea rico, me alcanzará para educar a varias jaurías de perros. Lástima que no sé qué hacer con tantos perros obedeciéndome todos al mismo tiempo con sólo un movimiento de mi dedo índice. Me dan ganas de decirle a Horacio que es un cabrón, que anuló la naturaleza del perro. Justo me corta el pensamiento cuando me muestra las fotos de los tigres, jaguares y leones del zoologico de próxima apertura. Se me ocurre que ahora que mi novio sea infinitamente millonario, le pediré que me compre un tigre. Y que me lo eduquen. Y que vaya a comerse al cabrón de mi ex en circense espectáculo con localidades limitadas. Sólo cuatro butacas: La mía, la de mi amor, la de su nueva novia y otra más que venderemos caro porque aunque sea millonaria, debemos preservar el capital. Cuando diga "Ave Cesar, los que van a morir te saludan" le perdonaré la vida. Al tigre le ofreceré una pierna de jamón de jabugo. Mi novio y yo nos besaremos mientras un círculo negro se cierra en torno a nuestros rostros fundidos en amoroso beso. THE END... después los créditos.
¿El soundtrack?
Bachelorette: Bjork
Into my arms: Nick Cave.
¡Qué grosero!: Ultrasónicas.
Juro que para mi prósima película seguré bien la dieta, no vaya a ser que una cabrona anoréxica quiera representar a mi propio personaje.

miércoles, enero 14, 2004

Nena buena
Tras una larga bocanada a mi cigarro, me dispongo a darle vida de nuevo a esto. A catorce días de empezado el año, los propósitos siguen en fase de letargo.
Tengo que concluir ciertos asuntos académicos.
Ir al médico para que me tranquilice la estúpida alergia.
Ordenar mi casa (y a eso debo darle prisa que, si todo resulta como lo he planeado, será el último año que la habite)
Trabajar y trabajar.
Y claro, ponerme a dieta.
Curiosamente este último es el único propósito que más o menos he cumplido.
Derivado de mis buenas intenciones, mi vida ha tomado un cariz de bostezo. Así que para no abrumar mucho esto con comentarios del tipo: "Bajé 50 gramos" "Conclui dos capítulos de mi tesis" o "Ya no moqueo por las noches" Haré en los próximos días, algunas reseñas de mi lindo viaje. De paso los mato de envidia... jejeje


martes, enero 13, 2004

¿sí?
ñandú...
sushi roll...
probando el template con muchísimos acentísimos.
¡sirves!
¿sirves?
ñoño.
JURO QUE ARREGLARE ESTE PUTO TEMPLATE... LO JURO.

jueves, enero 08, 2004

La misma ventana...
Otra vez el sol que no calienta, las palomas acurrucadas en el balcón, los papeles apilados en el escritorio, las llamadas telefónicas, el café que se enfría.
Aún sobreviven sobre mi escritorio un par de nochebuenas que recuerdan que ya hasta los Reyes magos se han largado.
Otro año, la misma ventana.