martes, enero 20, 2004

Crónicas de la funcionaria asesina
Alguna vez mencioné que por salud mental no hablaría de mi trabajo en este blog, pero en esta ocasión es parte de la catarsis cotidiana, además quizá la crónica valga la pena.
Empezaré por decir que todos los nombres serán cambiados a efecto de no aparecer linkeada por el google o perseguida por la misma Sría. de Gober. y claro, de protejer la identidad de todos los que aquí aparecemos. incluida yo misma.
Por la mañana me dirigía a lo que según yo sería un informe de rutina. Al llegar al estacionamiento me hacen una señal para que me desvíe y me vaya a otro lugar para dejar mi coche. Chale -pensé- ora voy a tener que caminar un chingo y tengo una hueva...
Cuando me acerco a la puerta veo que un mono de dos metros me dice que a dónde voy, así que embrutecida por los albores del día (yo amanezco y permanezco en estado de letargo hasta pasado el mediodía) le digo que pssss... a un evento... de mi... trabajo... Me pide la invitación y yo como siempre, no la llevaba.
- Soy la Directora de Blublublú, con permiso - le digo con cara de despiste-
- Sí, eso a mi no me importa, no hay nadie del estado que lo confirme y usted no trajo su invitación.
- ¿De qué estado?
- Pues del gobierno de SU estado.
- Ay... ¿pues usted de dónde es?
- Pues del Estado Mayor, déjeme ver si está en listas, no vamos a perder más tiempo. Su nombre y su cargo.
- Fulaniux de tal, Directora de Blublublú...
- ¿Fula.. qué?
Justo cuando lo iba a repetir aparece el Secretario de Influencias que me saluda con sonoro beso y me pregunta que qué hago en la puerta, que porqué no paso. Le digo que ese hombre que ni siquiera es de MI estado, no me deja pasar. El mono de dos metros se hace a un lado y yo paso del brazo del Señor Secretario de Influencias y claro, me quemo con mi pregunta idiota:
-Oye, ¿y qué pasó? ¿por qué están esos monos?
-¿A poco no sabías que viene la primera dama de Foxilandia a la reunión?
- ...
Antes de seguir cagándola veo cmo gradualmente se enfurece la Directora de Disertación Mental que no aparecía en la lista de la segunda puerta, pero sí en la lista de la primera puerta. Ahí si fueron implacables hasta con el Secretario de Influencias. Él tampoco estaba en la lista de la segunda puerta y el Coordinador de coordinaciones tampoco. Yo, milagrosamente, aparecía hasta arriba de la ¿primera hoja? ¡Esa no es la primera hoja! Yo estaba en la segunda hoja. Entonces se me ocurrió sugerirle a un troglodita que buscara bien, que habían perdido una hoja y por eso no aparecían mis compañeritos... pinche cerdo, me dejó hablando sola.
Otro monote me pide que me quite, que si ya puedo pasar que pase ¡YA! Nomás me le quedé viendo con cara de "cállate cabrón". El tipo tenía la misma jeta de los cadeneros de los antros y de los narcojudiciales de las películas de los Hermanos Almada. Paso yo muy digna bajo el detector de metales. "Abra su bolsa" me indica otro Terminator de baja estofa. Tïmidamente la abro, pues recuerdo que traigo algunos Kleenex con mocos esparcidos por ahí. El tipo se desespera y se embija la mano con mis fluidos nasales. Me río burlonamente. Sí, ya sé que sólo cumplen con su trabajo. Me molesta su trabajo y la forma de hacer su trabajo.
Antes de llegar al recinto en donde se celebraría la reunión, me topo con la tercera lista del día. Otra vez mi nombre y mi cargo. Lo repito todo con suma molestia. Paso y trato de colarme en las últimas filas. Lo logro con éxito y me coloco en la última fila, justo en la esquina. Se me une la Representante de Villachica quien me sugiere zamparme un par de croissants que según dice están "buenísimos" y yo, tragona y gustosa acepto. En eso llega el Super Jefe. Como entra por la puerta lateral, no me ve, así que yo feliz sigo come y come. Voltea hacia mi lugar y me saluda, yo saludo con la mano y con una sonrisa que no muestra mis dientes llenos de pan. Con un ademán me indica que vaya a su lado así que doy un buche a mi café esperando que sea suficiente para eliminar los restos alimenticios. Me voy despacio y otro guardaspaldas (pero ahora del equipo local) me conduce hasta el lugar de Super Jefe. Tres pasos antes, siento mi boca libre de residuos y ahora sí, le dedico mi mejor sonrisa, un cálido abrazo y respectivo beso. Me siento a su lado y comentamos dos o tres puntos sobre cómo va todo con Blublublú. "Muy bien, muy bien, genial" le respondo, mientras pasan por mi cabeza cientos de cosas que debería decirle aprovechando la ocasión. Cuando tomo aire para hacer mi larga lista de peticiones, hace su arribo la Primera Dama de Foxilandia acompañada de la esposa del Super Jefe y de la Directora Nacional de La Armonía del Hogar. Los Terminators, con inusitada habilidad se las ingenian para que sin que yo misma me de cuenta, termine sentada en el extremo de la misma fila, pero dejando mi asiento a las doñas de recién llegada. El Secretario de Influencias se sienta junto a mi. Comienzan los discursos. Me pierdo en las palabras y se me ocurren cosas del tipo: "Qué tal que me pongo a darle zapes a toda la fila de adelante mientras veo como rítmicamente bajan sus cabezas" o "Estaría buenísimo que se fuera la luz y alguien se nalgueara a la Directora de la Armonía en el Hogar" o mejor aún, "qué tal, que alguien viene armado y se arma un desmadre porque quieren atentar contra la Primera Dama de Foxilandia. ¿a poco estos gordos van a correr a salvarla?"
Un codazo del S. de Influencias me saca de mis sesudas reflexiones. La Directora de la Armonía Familiar y sus referencias bíblicas producen sonrisitas cómplices entre mi compañero de asiento y yo. ¡Qué descaro de este gobierno nacional de derecha! Porque nuestro gobierno estatal es de izquierda, el gobierno de este estado es de Iz-quier-da ¿o no? ¿o... sí?. Entonces me engancho de nuevo en el discurso que versa básicamente sobre "Pobres de los pobres" aderezado de toda esa parafernalia discursiva de los gobiernos tecnócratas y ese toque de "caridad" que le dan las señoras ricas. Volteo discretamente y veo que todos mis compañerillos están también al borde de la risa. Excepto la típica pendeja conmovida que estaba al borde del llanto.
Ahora toca el turno de la controvertida Primera Dama de Foxilandia. Esto sí no me lo pierdo. En su discurso habló de las almas, del amor, de su maravillozo ezpozo, de zuz mil y un aczionez... y lalalalalalá.... etc. La vida es bella y Sweety Foxygirl está ahí para darnos el mensaje. Al final, todos nos quedamos helados con su declaración. Pero para no pasar al terreno político y que esto quede en lo anecdótico, no hablaré de ello en este espacio.
Mi morbo por conocer a la Primera Dama de Foxilandia y escucharla en vivo y en directo, quedó satisfecho. Sí es tan patética como la pintan en las caricaturas de los diarios. Sí usa capas y capas de rimmel. Sí me recuerda a mi profesora de mecanografía de secundaria... sí, es ella... nadie más.
Salen primero los primeros y después salimos los segundones. Al salir, ya no había detector de metales, ni listas incómodas, ni nada por el estilo. Vuelvo a mi oficina y le digo a mi secretaria: "Qué bueno que no fuiste al informe, no estabas en la lista de la Primera Dama"
Gajes del oficio. Ni pex.

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