jueves, junio 29, 2006

En España también se sueña (Cuantimás en Catalunya)
Post críptico para escasos entendidos.

Ayer tuve un sueño extraño y hoy me desperté con añoranza de tamales frente al Oxxo, de kiosco azul y de tarde de cine en la N.Lira. No tuve ninguna consideración con la Plaza Catalunya y anhelé una michelada a pesar de las dos Estrellas que me bebí entre ahogos por el húmedo clima.
Todo porque ayer soñé que estaba en una jaula llena de cacas de pájaro y desde ahí despachaba mis antiguos menesteres de burócrata. Después pedía a gritos que alguien abriera la jaula y cuando eso ocurrió salí corriendo feliz por los portales. Pero feliz-feliz.
Y todo el día estuve con síndrome de abstinencia de aire fresco tlaxcalteca.
Volví a casa envidiando los amplios ventanales con vista a la Malintizin mientras abrí mi triste balcón con vistas a los calzones de la vecina. Suspiré, encendí mi computadora y me metí a leer un sueño mucho más hermoso que el mío. Un sueño con dragones de colores.
Pegoteado debajo del sueño, encontré un reproche velado. Un tipo de carcoma que mi vida pastosa de migrante había olvidado. Una acritud de anónimo pasajero en el sueño de mi amiga que me borró mi bucólica imagen del pasado y recordé porqué Tlaxcalita la blanca me dejó un tic en el ojo, una úlcera en el estómago y un montón de enemigos después de años de preciarme de ser como Roberto Carlos (y tener un millón de amigos).
El caso es que a pesar de lo que piensen sujetos que embarran mocos en las alas de lentejuela de los dragones, en todos lados se sueña. El sueña, por ejemplo, con España. Yo desde aquí sueño con Tlaxcala y agradezco que con tan valiente intervención me haya recordado que siempre estoy donde muchísimos quisieran estar y que los sueños, sueños son.

jueves, junio 22, 2006

Flashazos de una boda (con paréntesis al rescate de mis acotaciones superfluas)

A pesar de mi alergia al BBQ (Bodas, bautizos y quinceaños), completé la trilogía y me casé.
Sí, me casé.
Suena fuerte, pero lo hice.
Y ya que lo hice, pues lo hice como se me pegó la gana. Ni por la iglesia, ni de blanco, ni aventé ramo, ni traía liga. Lo que sí traía eran 42 pasadores en el pelo. Menos mal que pedí un peinado sencillo y que no tuve que pasar por ningún detector de metales.
Algo azul: el vestido. Algo nuevo: los aretes. Algo prestado: Nadie se arriesgó a prestarme nada porque saben que todo lo pierdo.
Después de salir del juzgado todo empezó a pasar muy rápido. Dicen que las novias no comen nada en las bodas. Pero después de varios días a dieta (con nulos resultados, dado que necesitaba en realidad varios meses) casi me zampo hasta al mesero, pero me controlé por respeto a mi marido (qué palabra: "m-a-r-i-d-o"), también me bebí hasta el agua de los floreros.
Y terminé berreando en mi antro favorito (me recuerda mucho a Rock Stock, sobre todo por la música) con mi vestido de Space Odity (confieso que quería algo más hippie pero al final terminó en algo intergaláctico)
Sweet dreams are made of thiiiiiiis y supongo que de eso están hechos los sueños (también son de aire, pero esos no cuentan): de una mezcla de cosas que juras que no harías jamás pero que cobran sentido en función de algo que se llama amor.
Una vez curada la resaca nos fuimos a Cadaqués (uno de mis lugares favoritos) a querernos mucho frente a una luna naranja y gorda que se mojaba la panza en el mar.

domingo, junio 04, 2006


Me voy rápido con las tres recomendaciones de los libros.
Hay cierta gente a la que quiero madrear aunque lean.
Los demás, lean, por si las dudas.

Azul casi transparente, Ryu Murakami: Trainspotting pero en hard core y setentero, aunque perfectamente podría ser hoy. Los japoneses están muy pirados.

Divorcio en Buda, Sandor Marai: Me gustó la manera de retratar personajes y desarrollarlos, me habían hablado maravillas de este autor. Pues no, no me gustó tanto, o al menos no esta novela y si todas son así de lentas...

El percherón mortal, John Franklin Bardin: No es un gran libro pero es muy delirante.Como Pulp,muy bueno. Una trama con personajes extrañísimos y con un final como un grano: por algún lugar tenía que salir la explosión.