jueves, noviembre 29, 2007

Miedos

Hay gente que tiene miedo de dormir sola. Yo tengo miedo de dormir acompañada y despertar junto a un cocodrilo o junto a mi propia pierna amputada de un mordisco.

(Quizá otro día diría corazón pero hoy me duele la rodilla)

Muchas veces he intentado jugar al espejo, a tener una pareja y coordinar los movimientos en perfecta coreografía tipo "Holiday On Ice" pero siempre he sido más amante del performance individual, de las acciones con cuchillos cebolleros y de la devolución de las entradas en caso de contigencias ambientales, etcétera (y además hoy me duele la rodilla ¿recuerdas?)

A mí me gusta dormir sola y estirarme. O me gusta acostarme sola y encogerme de frío, de noche, de insomnio. Me gustaban mis ritmos extraños, el rif de mi guitarra, mi soliloquio perpetuo, mis fantasmas desgraciados.

Y no es que quiera dormir sola; sólo añoro una cama sin piecera, una solitud tan honda, una sábana estampada. No es que quiera no quererte. Sólo quiero que no mutes en mi pierna o en cocodrilo o en una nota muy grave o en un discurso sin salidas o en un color chirriante o en un silencio espeso.

Tengo miedo de que todo cambie. Durmiendo sola, sólo cambiaban las hojas del calendario (y las sábanas de rombos por las de hojas secas). Tengo miedo (también) de mi rodilla en veinte años.

jueves, noviembre 22, 2007

Y si me nombras, que no sea en vano (ni en vena, ni en vino)

En el andén alguien gritó "chispi" y un escalofrío me coleó como pez a lo largo de toda la médula ósea. Después pensé que quizá no había gritado "chispi" sino que yo había oído "chispi".
O cada quién oye lo que quiere, o por los oídos se meten palabras que no quisieramos haber escuchado o recordado que se escucharon.
Tenía (tengo) una amiga que se burlaba de mí. Decía que parecía que tenía reservada toda mi ternura para decir cosas cursis y dulces. Tiene (tenía) razón. A veces pienso que el amor me saca nombres e historias, caras y gestos, defectos y miradas, frases y asombros que difícilmente reconocería en la sobriedad.
Masticando un trozo de bacalao sin gorro navideño escucho la conversación de los de junto. Ella le dice a él que se alegra de que no piense que las mujeres que se acuestan con cualquiera son unas putas. Él le dice a ella que tenemos los mismos derechos hombres y mujeres. Y la otra se traga un buen bonche de patatas aderezadas con panfletos. Quizá cenen y luego follen. Quizá surja algo y quizá después ella vuelva a ser una puta y él un imbécil panfletero. Después de el último cigarro, todos somos imbéciles y todos somos putos. Entonces recuerdo lo que oí en el andén. ¿Cómo se puede ser tan cursi en el minutos diez y en el minuto quince lanzar un vaso de vino (tinto, además) a la pared?
¿Cómo pudo renombrarme y decirme ñoñerías y después lanzar sobre la pantalla cien mil palabras de mierda y muerte contra mí? ¿Cómo dejé que se le saltara la vena del cuello mientras a mí me saltaban las lágrimas?
Y por eso, ahora agradezco que mi actual marido (me encanta decir "actual marido" con un cigarro de larga boquilla entre los dientes) no me dé más nombre que el mío y no se arriesgue a comprobar que tuve un corazón de resorte cada vez dando más de sí, más de sí... hasta que lo reventaron.
Quizá cuando pase el tiempo y el hoy sea un capítulo, me estremeceré todo el tiempo con mi verdadero nombre y no con un mote de caricatura de trazo tan grueso como el remedo de amor que parchábamos con apodos de vinil. Quizá cuando pase el tiempo recupere todos mis nombres y deseche todos mis apodos y mi corazón deje de ser un músculo perezoso que se acurruca despacito.

sábado, noviembre 17, 2007

Postal matutina

Escribo esto mientras espero que se caliente el agua para bañarme.
Todavía tengo el sueño adherido a la pijama.
Anoche soñé que tenía caspa. Mucha caspa.
Desperté pensando que nunca he visto nevar. Sólo vi, alguna vez, la nieve gris atropellada y a los niños sin guantes haciendo bolitas de frío miserable. Niños de tierra haciendo hombres de nieve sin nariz de zanahoria.
Pienso en aquellos niños de tierra adentro que quieren ver el mar. O cuyos padres piensan que deben ver el mar y que en realidad es tan prescindible como la nieve.
En mi sueño, la caspa era brillante cuando caía al suelo. Y yo corría y desprendía una estela como si fuera un cometa caspeante, pero en el sueño lo brillante no era bueno sino malo. Del mismo calibre de malo que la caspa sobre los hombros. De ese malito molesto, jodido y cotidiano.
Suerte que en la regadera tengo Head & Shoulders para quitarme los brillos casposos y los sueños de nieve.
Hace frío.
Ahora quiero estar tragando arena en el desierto.
Es otro tipo de sueño jodido.

lunes, noviembre 12, 2007

Feliz cumpleaños a mí

Empecé celebrando un día antes, en la fiesta de la Universidad. Chela en una mano, porro en la otra y frío, mucho frío. No me hubiera gustado nacer en un mes pegajoso como agosto o bien portado como enero. Me gustó nacer en el mes en que todos los propósitos ya se han roto y entonces se esperan los excesos de diciembre con natural resignación. Noviembre es lánguido, trágico y con ese tufillo depresivo que tan bien me va para ciertas cosas.
Decía pues de la fiesta con muchos escenarios y canciones cuyos graves retumban en el centro de mis reumas. Ya estoy mayor para esto y sin embargo, sigo celebrando igual que hace diez años. Agradezco las vueltas que da la vida y que me dejan de frente en el mismo punto de partida. For ever young, I want to be... Disculpen muchachos si resulto cavernaria, pero en mis tiempos que son aquellos aunque también estos...
Y me dormí adolescente y desperté señora con el marido roncando y las pantuflas rojas. Pero todo tiene su encanto y más cuando las llamadas de ultramar se concentran en la línea.
Por la noche estrené vestido como en mis primeros cumpleaños. Y ahí estuvo la gente que quiero y los ríos de cerveza y las buenas tapas y más humo, más humo. Y si bailo y canto, ¿qué más quiero?
Y aunque la vida sea diferente, de todas formas llevo "Las mañanitas" en mis bolsillo, porque a fuerza de tanto odiarlas, acabo echándolas de menos frente a las velas numeradas. Hace mucho que no disfrutaba un día de estos y en plena resaca sentimental, lo sumo al inventario de los buenos tiempos.
Aunque sea noviembre.

jueves, noviembre 08, 2007

Retrospectiva onomástica

Con esta canción me acuerdo de hace siete años.
Y todavía me sonrío en rojo.



lunes, noviembre 05, 2007

Escribo porque no tengo nada mejor que hacer

Y presté mi montón de fotocopias para leer.

También escribo para ver si logro bajar de una buena vez al Bob Dylan guitarreador que buenamente interpreta su rolita cada vez que se abre este blog.

Tengo una chica junto a mí que huele a cebolla agria.

(No tienen porqué seguir leyendo esta serie de inconsistencias)

Este fin de semana me abracé tanto a los excesos que ahora sólo pienso en agua, agua, agua.

Escribiré en vertical para matar a Bob.
Venga
Bob
Baja
y calla
que
me
tienes
con los oídos
llenos
del
sonsonete
de
tu
estribillo.
Y
que
nadie se confunda:
Esto
no
es
un
poema.
Es
una daga
finita
en el
corazón
de
la guitarra.
En
la
segunda
cuerda
y en la
décima
también.


Lo siento tanto.