martes, agosto 29, 2006

Allá tú

Quizá pienses que debería escribir sobre aquellas calamidades que se leen en los periódicos. Que me largué y me olvidé, que si llueve en México no habrá efecto mariposa que me alcance. Pero no tienes razón, sabes que creo que la anarquía del caos es una cola de cometa que de cualquier forma habrá de tocarme.
Sucede que ya no me comprometo. Mira que inclusive, me casé y ahora no sé si el anillo reposa en mi mesita de noche, en el reloj de la cocina o si se está ahogando en un pantano de jabón. Ajá, yo pensé lo mismo: el símbolo no es el compromiso. Ni el fondo se usa ya debajo del vestido.
Quizá pienses que estoy peor que nunca. En un sentido sí. En los otros cuatro, no. En el sexto ya no confío desde que perdí el tino en el vaticinio. Yo misma me preguntó que pa' qué diablos me largué. Y después me entero de perros abandonados, niñas lloronas, pigmaleones enanos y plagios descarados y entonces creo que quizá no era para tanto o se murió la lavadora o Xochitiotzin no cae nunca del andamio.
Entonces podrás reprocharme que qué pasa con la ciudad y yo no sé. Permuté una ciudad por otra. Mi pueblo no entraba en este trueque. Si por eso me largué. Por eso y porque ya estaba yo muy vista y muy paseada. Canso.
Quizá pienses que estoy esperando otras glorias de hojalata, otros viajes colectivos en naves rústicas, otros pasajeros que se tiran siempre desde la ventana. Pues no. Yo solo espero que mi vida me alcance. Es lo malo de ls aviones, se subió mi cuerpo, pero a mi vida la dejaron abajo. Dijeron que por terrorista. Yo les creo.

domingo, agosto 20, 2006

Chocolate los domingos

Días sin playa
Vivía en el desierto y soñaba con el mar. El sueño obvio que le habían transmitido sus antepasados. Cuando se largó a vivir al barco no pensó en paisaje ni en colores, sólo en cambiar arena por agua. No me extraña que hoy viva en un dorado mar de orines.

Burka
Se pasea por mi sofá la foto de mujeres en burka del suplemento dominical. Tan refugiadas ahí adentro, tan íntimas. Pienso de nuevo en el desierto y en las burkas azulmarinas. Las fotos son a color. Podemos pensar en mar y en ancla. Podemos pensar en la jodidez de los otros para consuelo de nuestro pequeño mapamundi. Sin embargo, sus burkas son mucho más azules que todo mi cielo.

Paradojas dispajeras
Hoy no hay más faro que la cama en este día con resaca y malas pulgas. Mis pantuflas de corazones son las brújulas que con sus puntas indican Al S, chocolate. Al N, el faro. Al W, colindar con el pulpo. Al E, las tortugas de tela y yeso. El piso es muy pequeño para tanto ecosistema y tanta plaga. Pienso en el hombre que se fue del desierto al mar. Me dejo de reír cuando no veo la orilla ni la pared y percibo un tufo agrio más amarillo que dorado.

lunes, agosto 14, 2006

¿En qué estás pensando?

Cuando me preguntas eso me recuerdas a mí misma. Tanto, que entonces sé cuanto me quieres.
Lo que me jode es que cuando voy a responderte, tengo el sablazo de respuesta a flor de labios. Me recuerdo a alguien más y entonces me gustaría arrancarme la cabeza, la cabezota.
That there, that's not me...
Y de forma inconsciente me echo a Radiohead a las espaldas. Un pie pisando mierda y otro en el pasado (con su dosis de miedo)
I'm not here, this isn't happening, I'm not here, I'm not here...
¿Que en qué estoy pensando?
Pensaba en la vida intrauterina, hasta que me preguntaste. Entonces empecé a pensar que cuando me preguntas eso me recuerdas a mí...

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lunes, agosto 07, 2006

Anticuentos

Estoy buscando un guisante debajo del colchón, un negrito en el arroz, un pretexto disfrazado de razón para que parta por la mitad esta serie de just-a-perfect-days. No encuentro ni medio rastro de incertidumbre y eso me inquieta.
La velocidad uniformente acelerada, el lunes antes del martes, el besito de ya me voy y el del ya volví y la rutina que se mueve lento como los brazos de los molinos; no son más que parte de un álbum de cromos que empezará a ofrecer estampitas repetidas. Nunca tuve tanta suerte.
Necesito el disfraz del pesimismo, la negrura de otros días, la bruja mala, los pies de trapo, el zapato de cristal astillado en mi planta. Necesito un aguijón que me despierte, un sobresalto por la noche, un cochero que me ate a su carruaje.
Es mentira: los príncipes que besan no te despiertan del sueño, te sumergen en el letargo.