viernes, diciembre 30, 2011

Mamá yo quiero saber de dónde son los fantasmas...

Estaba ocupada escribiendo un cuento y de pronto no sé cómo me di cuenta de lo mal que plagiaste a Enrique Lihn en aquel trocito de papel que no sé ya ni dónde quedó. Me sorprende que ahora me dirija a ti como si fueras un interlocutor habitual de mi consciencia cuando pasan muchos días en tropel sin que ni siquiera me acuerde de tu nombre.
Qué mal plagiaste a Lihn, pienso diez años después a propósito de unas lecturas sueltas, y qué bien me hizo la ignorancia de no saber que el poema original decía "dolor" en donde tú habías escrito "amor".  Yo pensé que eras poeta pero más bien eras un canalla cuya cabeza de bovinos ojos ahora se exhibe en un muro de facebook como digo trofeo de caza. Me imagino que la persecución se dio de la sala al baño pues al final todo quedó circunscrito a tu ámbito doméstico.
Yo también estoy cada día más bovina.  Intenté remedar los colores de antes en mi cabeza pero ya no soy la joven graciosa de pelo rojo y chicle verde sino una especie de mujer/señora que compara precios en el supermercado y regresa a su casa a seguir subrayando fotocopias mientras busca una cita a pie de página que calce bien con los textos.  Yo no puedo cambiar "dolor" por "amor" sin poner la bibliografía según el modelo Harvard-APA. 
"Qué tiene que ver el amor con el amor" te atreviste a tergiversar y la pregunta me quedó dando vueltas como dos o tres meses hasta que pasaron todas esas cosas que ya sabes y de las que tampoco queda ni la más mínima huella.  El problema es que yo tengo muy buena memoria pero muy malos reflejos y apenas me vengo a dar cuenta que nada tiene que ver con nada.  Es solo que estaba escribiendo y pensé que a ella le habían visto la cara.  Así, en tercera persona, pues yo tampoco tengo nada que ver con esta historia tan lejana y tan pulcramente coreografiada. ¿Qué tiene que ver el amor con la actuación? Todo, marinero, todo.

domingo, diciembre 04, 2011

Genuflexiones domingueras


Un día terminaré derramando la coca-cola sobre el teclado, sentenciaré de muerte a mi prótesis social y entonces quizá me ponga a vivir una vida más insólita que incluya aventuras como subirse al metro en hora pico, cultivar un huerto en el balcón o llamar a la puerta del vecino y salir corriendo.
Un día la coca-cola (zero) me eructará mi incongruencia por beber de sus aguas mientras me conduelo de las miserias del mundo. Yo me voy a perdonar en honor a todas las incoherencias de las que hago gala de palabra, obra y mayormente de omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi concienciada culpa es que os ruego que seáis indulgente con mis vicios. Amén.
Un día se me caerá la brasa sobre mi computadora mientras cuelga una idea de mis labios y entonces me daré un unfollow del sistema binario, volveré a ser bípeda y caminaré kilómetros sin tener que hablar con nadie. Un día quizá mis ideas de cigarros incendiarios me quemen el dedo pulgar para dejar de poner que “me gusta” con cualquier pretexto cuando en realidad me gustan poquísimas cosas.
Soy una migrante en toda regla.  Una migrante digital y una migrante mundial.  Más o menos esta ha sido mi vida en los últimos años.  Se me acabó la tinta de la mano izquierda… y como soy zurda sólo me quedan mis letras ambidiestras dispuestas en el teclado.
PD: Ya no me acuerdo si este era el tipo de tonterías que solía escribir en mi blog.  Sucede que me contagié de un virus de domingo y tengo que exorcizarlo en algún lado. 

viernes, septiembre 16, 2011

OCHO

Ocho años cumple esta ruinoso blog.
Tengo mil y un pretextos para justificar el abandono en el que lo tengo: que si los estudios, que si otros textos en otro lugares, que si estoy preparando algo, que si la seducción del papel, que si las redes sociales quitan tiempo, que si mi propio intimismo me da pereza, que si debería darle un giro, que si ya no soy yo la que lo empezó hace tiempo, que si yo qué sé.
Ya no sé si quiero que sea el diario abierto que fue, ya no sé qué quiero que sea. Lo alimenté de realidades que me inventé y a veces todavía me indigesta.
 Yo tampoco sé qué quiero ser.  Sigo igual de atomizada y dispersa.  El cambio es lo único que permanece. El cambio y este blog, que seguirá rondando como el cuaderno que no tiene lugar fijo pero que de vez en cuando ofrece una hoja en blanco para hacer listas del supermercado, para garabatear mientras se habla por teléfono o para escribir cartas que jamás se envían.
Larga vida al casi abandonado.  Un día de estos quizá lo peine y sigamos siendo la pareja feliz que fuimos. Mientras tanto, seguiremos siendo la pareja inevitable.
Ocho, qué número tan redondito para dar vueltas sin cesar sobre una misma.
Ocho, me regodeo en mi misma y sigo...


lunes, agosto 08, 2011

El ciclo del agua


Mejor ser agua y fluir, fluir, encontrar la piedrita exacta para acariciar y seguir su curso.  Mejor ser gota que cae coronando al moho como rey del pavimento.  Mejor así nomás, suavecito y sin pensar demasiado en lo que no interesa que interese.  Mejor así, lloviendo tranquila como para devolverle la dignidad a las calles viejas. Jugando a que la vida únicamente era esto que está pasando y no la apología a la trascendencia que nos venden.  Qué desparramada me estoy volviendo.  Debe ser la edad o la pérdida de las tormentas que contamos y en las que no estuvimos, de los huracanes que intentaron soplar muy fuerte y se murieron chocando contra un muro.  Debe ser que la alegría es el conformismo de la gente normal.  Y sin embargo, uno no puede ser sino agua que se seca con papel periódico, que se exprime en el cubo de agua sucia, que lava los calzones de un abuelo.  Al final, agua a disgusto, agua que sube gracias a que hierve las papas de una familia insoportable .  Mejor ser agua y evaporarse y después fluir y encontrar la piedrita…

domingo, junio 19, 2011

El maldito saco de lino

Estoy planchando un saco de lino.  Me lo regaló mi mamá con la esperanza de que me vista un poco más decente.  Me lo regaló hace mucho pero es, digamos, de corte clásico... o yo qué sé.
Mañana tengo una entrevista de trabajo y casi puedo ver la cara de la entrevistadora centrándose en la arruga de la solapa que no le puedo quitar.  Señorita por favor, mi currículum me avala.  Pero qué más da que le pueda hablar de la división sexual del trabajo si no soy capaz de llevarla a cabo.  No es por feminista, es simplemente porque soy una inútil.  No tendría reparo en hacerle un risotto de bolets, una fideúa, una cochinita pibil o una quiche lorraine, pero se vería muy mal, pensaría que es un soborno y no la enmienda por la arruga en la solapa.
Estas situaciones me ponen muy tensa y espero que no me apliquen un examen psicométrico.  La última vez que hice uno me pidieron que dibujara una mujer y como le puse pantalones y no falda, le tuve que poner un buen par de tetas con lo que al final no sé que habrá pensado la psicóloga.
Aclaro, no es que nunca me haya vestido con cierto decoro. En mis épocas de funcionaria pública varias veces tuve que ir impecable, bien peinada, bien vestida y bien maquillada... pero era diferente.  En ese entonces tenía ubicada la tintorería y ahora no tengo idea de dónde queda la más cercana a mi casa.
Intento aplicar la técnica del trapito húmedo pero no sé bien cómo se usa.  Creo que lo estoy dejando peor que como estaba.  Pienso que qué más da, que soy antropóloga y no tengo un MBA, que no pueden esperar de mí mucha elegancia y que prefiero centrarme en los pliegues de la ropa que en los huecos de mi formación académica.  Prefiero que no me den el trabajo por mal vestida que por ignorante. Sería la victoria moral de una zarrapastrosa.
Llevaré en una bolsita los zapatos de tacón.  Pienso en esas secretarias que viajan horas en el metro y en el pesero con el maquillaje impecable y el tacón de vértigo.  Las admiro, secretarias, las admiro.  No sé qué podrá salvarme mañana. El maldito saco de lino, seguramente no porque además, ahora así extendido, me parece bastante feo.  Le voy poniendo palomitas mentales a las cosas que sí tengo:  experiencia en docencia, uso de ordenador, de internet, manejo del tema, comprensión de catalán, comprensión de inglés... ¿y si me hacen la entrevista en inglés? Creo que me moriría del nervio.  Sería la tartamuda en inglés del saco arrugado.
Las mangas están chuequísimas y no sé a qué costura hacerle caso. Debí invertirle más tiempo a la planchada y menos tiempo a Levi-Strauss.  ¿Són las mangas las chuecas o soy yo la torcida, la jorobada? Se me hace que tantito las mangas y otro tantito yo. Por si fuera poco, me depilé el bigote y me irrité.  Soy la torcida, jorobada, con ronchas en la cara, saco arrugado e inglés tartamudo.
Maldito saco de lino, debí elegir alguna cosa menos engorrosa pero ahora ya no puedo cambiar de idea. Que sirva para canalizar mis nervios, porque mañana hará un calor horrendo y quedará ridículo ir con saco, entonces deberé preocuparme porque no se me corra el rimmel pues ahora que lo pienso no tengo rimmel waterproof.  Debí comprarme un rimmel en lugar del libro de Saul Bellow.  Merde!

domingo, mayo 29, 2011

Domingadas

A propósito de nada voy a escribir como si nadie me leyera, que es casi cierto pero siempre hay un margen de imprecisión en ese desprecio de convertir al "casi nadie" en nadie.
Cuando se escribe como si nadie es cuando se escribe como si uno mismo todo. Todo aunque mal y probablemente con una elegancia bastante sepultada o bastante ajena.
A propósito de nada o del domingo, que es un día perfecto para que ocurra nada o casi nada, me puse a revisar viejos correos electrónicos.  Tengo el síndrome de Diógenes digital.  De acuerdo con ese buceo por los archivos, entre el 2000 y el 2001 me enamoré exactamente seis veces. Mi memoria contradice a los datos y afirma que sólo fueron dos: la primera, la segunda y la fallida.  De la primera queda un suspiro. De la segunda un reproche y de la fallida sale una arcada del fondo de mi estómago.  Lo cierto es que sólo recuerdo haberme desenamorado de un sujeto, del que me provoca la arcada del fondo del estómago.  Eso quiere decir que debo seguir enamorada y me alegro profundamente.

domingo, mayo 22, 2011

#spanishrevolution

Un video de hoy 22 de mayo.  Día de elecciones, día de salir a la calle a manifestarse.  No toda la política es partidista... por suerte.

miércoles, mayo 04, 2011

Algunos hombres

He visto hombres que salen de su casa temprano con la corbata ajustada y un portafolio.  Esperan el autobús y miran el reloj varias veces como si tuvieran mucha prisa. Si encuentran lugar para sentarse, lo hacen junto a la ventana y van viendo el paisaje como si pasearan frente a las jaulas de un zoológico.  Todo lo observan detenidamente y cuando algo les llama la atención giran la cabeza despacito hasta que desaparece de su vista.  Si no encuentran lugar, se quedan de pie y no miran a los demás pasajeros.  Fingen no estar cansados y vuelven a su prisa imaginaria que enfatizan con su reloj de pulsera.  A veces alisan su corbata con la mano.
Recorren todo el trayecto que hace el autobús y cuando llegan a la última parada, miran hacia el cielo, esperan que el semáforo les dé el paso y cruzan para tomar el mismo autobús pero en dirección contraria.
Otros hombres simplemente se conforman con sentarse en el banco más cercano para darles de comer a las palomas.

lunes, abril 18, 2011

El bien y el mal

Hoy, delante de mí dos niños árabes de 8 años:
A:  Con esto voy a conquistar al mundo, al planeta, al universo.
B: Primero tienes que conquistar a los Estados Unidos.
A: ¿Los Estados Unidos son los buenos o lo malos?
B: ¿Tú qué crees, gilipollas?
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Ayer en la noche, en el messenger:
Él:-Tu poesía es muy norteamericana. Así escriben aquí.
Yo: ¿Eso es bueno o malo?
Él: Es cosa de estilo.                        

(El niño ya respondió:  "¿Tú qué crees, gilipollas?")
                                                  

jueves, abril 07, 2011

Barcelona, ayer...

Cerca de 200 personas nos reunimos ayer en la Plaza Sant Jaume de Barcelona pidiendo, exigiendo, que ni uno más.  Ni un muerto más a causa de la terrible violencia que genera la llamada "Guerra contra el narcotráfico"
Muchos preguntan que marchas para qué.  Otros dicen que las marchas no solucionan nada como si la relación causa y efecto no fueran un proceso largo sino un acto de magia.
¿Marchar para qué?
¿Cómo que para qué?  (<--- link)



lunes, abril 04, 2011

¿Animal o cosa? ¡Basta!

Una casa llena de puertas y sin leones.  El concepto de seguridad se vuelve incómodo. La mayor bestia peluda que uno se puede encontrar aquí es una pelusa de polvo que ataca al zapato izquierdo y se le mata de un pisotón desganado.
¿En dónde están los leones?
La rutina gesta obesidades, genera obsesiones, instala al reino de la no sorpresa en el territorio de la abulia.  El fastidio,  niños y niñas, damas y caballeros, es un león sin dientes que tiene el cuerpo lleno de cicatrices.
Nada se arriesga. Ni el pellejo, ni el alma, ni la dignidad.  Todo queda intacto, los leones no acechan, no opinan, son alimentados con productos procesados en inmensas fábricas y yo ya no hago de las fieras, mascotas que coman de mi mano para después comer mi mano.
Se sobrevive bien, con el corazón latiendo a un ritmo continuado mientras el único rugido permitido es el del león de la MGM (aunque nunca falta quien lo opaque haciendo crujir con la boca los huesos de diez palomitas).


Es curioso.  Interrumpí hace dos días este texto por alguna razón que no recuerdo.  Quizá por malo, a lo mejor porque tocaron el timbre o porque me distraje rellenando un post-it con tinta roja.  Es curioso porque ayer me encontré con el hombre que se dedica a importar leones entre otras cosas.  Animal o cosa.  Ciudad o país. Flor o fruto.  Basta.  
Debí preguntarle si esos leones me van a devorar o si sólo sirven para saltar por un aro.  Si se conforman con vivir en una habitación pequeña y sin luz o si el ser humano es la única bestia que sobrevive en estos habitáculos artificiales.  Pero no pregunté nada y me interesé por la importación de las trituradoras de papel.  Veo a los leones muy preocupados por su aspecto y muy poco dispuestos a tragarse textos de mierda y personas aburridas que escriben textos de mierda. En cambio, las trituradoras… 

viernes, marzo 25, 2011

Presentación del cuerpo remendado

Este es el texto que leí hace unos minutos, vía Skype, en la presentación de "El cuerpo remendado" en Cuernavaca, Morelos.


Decía David Le Bretón, un sociólogo francés, que “pensar en el cuerpo es pensar en el mundo”.  La verdad es que esta frase la encontré después de haber armado la antología, pero creo que queda bien para iniciar esta intervención. Estoy segura de que quienes escribieron estos relatos tuvieron que pensar en el cuerpo desde su propia experiencia y desde su particular perspectiva pues cada organismo, real o imaginado, es único y cada cuerpo real que imagina un cuerpo termina  transmitiéndole algo de su propio mundo y de la idea que tiene de éste.
Las refacciones para el cuerpo han existido desde hace muchísimos años y han acompañado grandes y pequeñas historias. Desde la pata de palo del pirata, pasando por los ojos de cristal, hasta los implantes de pecho y los ciborgs mitad humano mitad máquina. De lo funcional a lo estético.  De lo mecánico a lo innecesario en términos estrictamente biológicos.  Una prótesis implica una carencia pero también una posibilidad.  El tema, como puede verse, es muy amplio, de ahí que cada uno de los catorce autores que formamos parte de esta compilación dirigimos la mirada a una parte del cuerpo a una serie de posibilidades realistas o fantásticas.  Incluso algunos fueron más allá con prótesis del alma o de la personalidad.  
Ahora mismo la tecnología está funcionando como prótesis de mi presencia.  En un mundo en el que parece imponerse lo físico, paradójicamente lo no físico también es estar.  Esto también tiene mucho que ver con la manera en que se gestó esta antología.  Sin internet, no hubiera sido posible.  Primero, porque muchos de nosotros nos conocimos en la red  y después porque articular un proyecto con participantes de lugares tan distintos se nos hubiese complicado más.  Quizá por eso optamos por un libro en formato tradicional, porque venimos de un camino inverso y nos parecía importante darle un cuerpo material a nuestras palabras. Aunque casi todos nosotros teníamos ya la experiencia de haber publicado en papel, la mayoría hemos gestado parte de nuestros proyectos literarios en el terreno de lo mal llamado “virtual”  y gracias a este libro se nos arma un cuerpo físico que esperemos que no termine como prótesis de una mesa coja.
Gracias a los relatos de estos escritores me fue posible remendar un cuerpo con originales piezas nacionales chilangas, hidrocálidas y tlaxcaltecas e importadas de Barcelona, de Copiapó, de Córdoba, Argentina y de las islas Canarias. Procuré colocarlas una a una con cuidado: los pies, las piernas, los dientes, la personalidad, el alma y hasta un tatuaje y una cola de pescado.  Ahora queda en los lectores la tarea de darle vida a este cuerpo en el que con cada privación se gana una historia.

viernes, marzo 18, 2011

Flores y velas

(De mi columna semanal de los jueves en La Jornada de Oriente.   Aquí en el blog incluye bonus musical)
 
Hace casi una semana murió Rita Guerrero: cantante, actriz, maestra, activista social y sobre todas las cosas, buena gente. Por una parte, no quiero convertir esta columna en una nota sentimentalista.  Por otra, me es imposible desligarla de mi historia personal.  Así que escribiré lo que pueda, como homenaje, desde este rincón de periódico.
Sobre el escenario Rita era una mujer intensa, con una voz espectacular y una presencia que hipnotizaba.  Fue un referente musical para una generación.  Junto con su grupo Santa Sabina, nos sorprendió al reunir música de vanguardia y buena factura  con letras impecables como las de Adriana Díaz Enciso, Jordi Soler y Xavier Villaurrutia.  Un amigo me dice “no olvides escribir de sus piernas” me sonrío y pienso que sí, que también fue un referente lúbrico para quienes vivieron su adolescencia en los noventa.  Rita la hermosa, Rita la diva, Lovely Rita.  Sensual e inteligente.  Libre y profesional.
Bajo el escenario era una mujer comprometida y congruente.  Su responsabilidad no se limitaba a cantar “por las buenas causas” para salir en la foto sino que se involucraba hasta el final en todos los aspectos.  Iba a las comunidades zapatistas, cantaba con ellos, trabajaba con ellos, volvía a la ciudad, movía las conciencias, ideaba nuevas formas de ayudar, se enfrentaba a quienes pretendían manchar el trabajo del colectivo.  Rita la comandanta.  Rita la incansable.
A Rita le gustaba mucho venir a Tlaxcala.  Lo hizo varias veces con Santa Sabina y después con el Ensamble Galileo dedicado a la música virreinal y sefardí.  Incluso dos videoclips de Santa se filmaron aquí: uno en Cuapiaxtla y otro en Atlihuetzia. En una de sus presentaciones me pidió que no me olvidara de las flores y las velas.  Me lo repitió varias veces.  Cenando en los portales me dijo: “¿A poco no se veía bien bonito el teatro con…”  y yo completé: “con las flores y las velas”.  Nos reímos. Ahora la recuerdo así, con flores y con velas como a ella le gustaba. Gracias Rita,  tu belleza y tu luz perdurarán muchos años. 

martes, marzo 01, 2011

Digresiones de una manzana

Se nos fue febrero, tan cortito él, y creo que fui capaz de habitarlo dignamente, tan cortita yo.
Tan cortita y tan manzana.  Tan caída de un árbol de raíces abrazando asfalto.
Tan manzana como si prohibida, como si leyenda, como si rotunda un día descubriera que tengo las certezas mordisqueadas.
Se nos fue febrero y ya no supe si era peor rodarme de la cesta o abandonarme en el patio de un colegio.
Se nos fue el delirio y sus veintiocho días y su clima propicio para hacer de la maduración un motivo.
Se nos fue febrero y yo aquí tan oronda, tan manzana, tan proclive al agusanamiento como al diente ansioso.
Y caí
caí
y sucede que ya es marzo y que me envuelvo en hojas de calendario para ver si estoy más pronto, pero no... sigo siendo un remedo de apetencias, un motivo descrito en el apartado de tentaciones clásicas, una esfera abrillantada por un suéter roído, una recomendación disfrazada de salud.
Se nos rodó febrero cuesta abajo.  Rodamos dignamente, digo yo.

jueves, febrero 10, 2011

Rumores estridentes

(De mi columna de los jueves en la Jornada de Oriente)

Desde siempre los rumores han sido mal vistos en público pero gozados en privado. Nadie se hace responsable de su transmisión pero todos, de alguna forma, participamos en él.  El rumor es fundamental como herramienta para conocer a una sociedad porque, si persiste y no muere por falta de interés, termina siendo la construcción de una versión colectiva en la que sus actores suprimen, transforman o añaden contenido. Los rumores tienen tres funciones: Delimitan espacios y fortalecen comunidades al consolidar el interés común por algún tema o personaje. Sancionan conductas porque todo rumor lleva implícita una norma que no se está cumpliendo o que está a punto de quebrantarse.  Introducen dudas razonables pues tienen elementos que afianzan su verosimilitud. Cuando toma fuerza un rumor, salta al ámbito público y se convierte en una hipótesis que, con o sin fundamento, requiere ser verificada.
Hace varios días, algunos diputados en el Congreso sacaron una manta  acusando a Felipe Calderón de alcohólico. Se sirvieron de una ola de rumores propagados sobre todo en redes sociales de internet para provocar una reacción.  Si esto es lícito o no, forma parte de otro debate.  Lo cierto es que un rumor que pasa del mero cuchicheo al escándalo mediático es en sí mismo una noticia más allá de su contenido. Preguntar, como hizo Carmen Aristegui,  por el contenido de las habladurías es oportuno y necesario.  Primero, por el impacto social que ha derivado en chistes, ocurrencias y genuina preocupación desde hace varios meses en distintos sectores de la población. Después, porque investigar y contrastar es una obligación de todo periodista.  Detrás de cada rumor hay una inquietud social que busca ser resuelta. Acudir a las fuentes que pueden emitir declaraciones al respecto es el primer paso para ofrecer información de calidad. Paradójicamente, censuraron a Aristegui pero el rumor hoy goza de mejor salud que nunca: el murmullo es estridente.

* Pensé que lo mejor era que el blog siguiera su curso: más personal y sin subir aquí mis publicaciones en otros lados. Debido a que a veces los textos sufren cambios en el periódico, dejaré la versión original aquí.  Tendré que buscarme tiempo para escribir de vez en cuando entradas como las de antes pero, aunque cada día escribo más, cada día menos cosas le resultan útiles a este espacio. 

viernes, enero 28, 2011

Adiós Tatic

(Columna de ayer jueves en La Jornada de Oriente)




Es normal que, vista la actitud que han tomado los miembros más mediáticos de la iglesia católica en cuanto a  su intromisión en la política y en la economía —amén de los múltiples casos de pederastia—, un número cada vez más creciente de la población le tenga aversión a la jerarquía católica.
Desde los tiempos de Juan Pablo II aquellos que decidieron apegarse a un ejercicio religioso más social y más humano fueron marginados bajo la idea de que había postulados marxistas incompatibles con la doctrina católica.  Los sacerdotes y monjas que se adhirieron al movimiento de la Teología de la Liberación y que postulaban que “la pobreza es un pecado social” fueron excomulgados en ciertos casos, pero sobre todo excluidos de la toma de decisiones y de los núcleos de poder.
El lunes nos dejó Samuel Ruiz, sacerdote destinado a una de las diócesis más pobres: la de San Cristóbal de las Casas. Tatic es el nombre cariñoso y de respeto con que lo llamaron los indígenas chipanecos. Tatic Samuel además de una persona entrañable e inteligente, fue un mediador fundamental en el conflicto del EZLN porque conocía el terreno y las demandas de los oprimidos y porque trabajó día tras día para mejorar las condiciones de vida de los indígenas y denunció sin temor los abusos que la economía de mercado provoca entre la gente del sureste de Chiapas. Él supo mediar incluso entre conflictos interreligiosos pues más allá de un credo, Samuel siempre tuvo claro que sólo había una opción: la opción por los pobres. La jerarquía católica tendría mucho que aprender de Tatic, pero ya está visto que sus intereses poco tienen que ver con el compromiso social. Queda entonces, en la sociedad civil, creyentes o no, continuar con su legado.

miércoles, enero 26, 2011

Sobre mi voyeurismo ilustrado


Tengo un problema grave.  Cuando miro, pienso que automáticamente desaparezco. Es decir, que cuando miro ya no me miran.  Es un problema porque entonces comienzo a mirar sin recato.  Lo peor es que yo no me había dado cuenta, pero alguien que me observa observar a veces me da codazos para que deje de husmear qué pidió de comer el de junto, de qué hablan dos señoras que se encuentran o si el niño de la carriola se parece a la mamá, al papá o a ninguno.  Suelo justificar mi descaro diciendo que por algo estudio antropología, para observar la conducta de la gente. Bah... pretextos del fisgón.
Mi perdición son los libros ajenos.  Cuando alguien va con un libro no puedo evitar husmear qué lee a pesar de las contorsiones que esto acarrea.  En el intento por alcanzar la portada con la vista intento adivinar qué lee.  A veces acierto por mero prejuicio, estereotipo o color del ejemplar.  Cuando no acierto me fascino.  Gozo al ver a una vieja de aquellas que pasan los ojos despacio y van moviendo los labios leyendo a Paul Auster.  Me encanta ver a un joven de estética más bien vulgar con un libro de Clarice Lispector.  Y cuando miro a una chica hermosa, con brillante cabellera y ropa de marca leyendo a Bucay me regodeo con mi acierto y pienso en silencio “ya lo sabía, ya lo sabía”. 
El otro día subió una mulata espectacular al metro.  Todas las miradas masculinas se posaron en su trasero.  Las masculinas y la mía, para qué lo voy a negar, si yo lo miro todo. La cuestión es que se sentó, sacó su libro y yo intenté descifrar qué era.  No podía.  Tenía el libro casi sobre sus piernas pero yo insistía porque además, por el trocito que se adivinaba de portada,  era un libro de la colección Austral de Espasa Calpe, dato no baladí pues sacaba de golpe a los libros de autoayuda, los de moda y los técnicos.  Supongo que la curiosidad tan bien alimentada me puso todavía más impertinente porque de pronto,  la chica levanta el libro con snrisa de azafata, me muestra la portada, moviendo la boca dice el nombre del autor o del libro y vuelve a su lectura un poco incómoda.  Yo no vi nada.  No llevaba lentes y la vergüenza me nubló la vista y me enrojeció la cara.  Ella ya no se dio cuenta porque con su dignidad lectora siguió con su libro y yo seguí con mi duda. A partir de ese momento empecé a ver los zapatos de la gente.  También son lindos los zapatos.  Viendo zapatos puede ser que sí desaparezca cuando miro así. 
La chica bajó en la misma estación que yo con el dedo separando la hoja en que se había quedado.  Me quedé atrás viendo su culo y viendo cómo le miraban el culo.  A lo mejor era la primera vez que le miraban el libro con más interés que con el que miran su trasero.  ¿La habré ofendido? 

jueves, enero 20, 2011

Ya lo sabíamos


(Versión completa de la columna de hoy en La Jornada de Oriente)

Cuando se filtraron algunos archivos confidenciales de varios países a través de Wikileaks, lo importante no fue tanto su contenido sino que se hayan hecho explícitos.  Muchas de estas cosas ya las sabíamos: que si el gobierno norteamericano vulnera la soberanía de otros, que si en la guerra de Irak se cometieron abusos inhumanos, que si miles de empresas en todo el mundo fueron rescatadas con dinero público… En fin, ninguna novedad.  El mundo marcha así y sólo nos queda la esperanza de que esto cambie.
Así que cuando Mariano González Zarur declara que hay dependencias sin titular y "no es porque no quiera sino porque todavía no me dan el nombre algunas fuerzas políticas para ver quién lo va a ocupar”  tampoco hay demasiada sorpresa.  Sabemos que existen pactos políticos, que quienes participaron en las campañas buscarán ser recompensados y que hay que negociar algunas posiciones.  Lo que asombra es que se dé a conocer en estos términos.  No se habla del más apto, ni del más indicado, ni de expertos en la materia.  Hemos de confiar —porque ante la evidencia no nos queda otra— en que esas “fuerzas políticas” tengan la decencia y la sensatez de “dar nombres” de personas capacitadas y honestas y que no se lleve el “premio” el que repartió más despensas o la que gritó más en los mítines. 
Una cosa es la actividad política electoral, por ejemplo; y otra, hacer políticas públicas que funcionen. En inglés cada caso tiene su término.  Para el primer caso hablamos de politics y para el segundo, de policy.  Quizá esta distinción inexistente en nuestro idioma sea lo que genere tanta confusión en lo semántico y en lo práctico. Es innegable que hay una relación entre los dos conceptos porque ambos marcan la diferencia entre  un gobierno neoliberal y uno socialdemócrata, o uno conservador y otro progresista. Sin embargo, cuando estamos hablando de aspectos que se relacionan directamente con la calidad de vida de la población (ecología, cultura, género, empleo), se debe responder primero a las necesidades sociales garantizando las policy con que atacaremos esos problemas. Que en este país, antes que las políticas públicas están los acuerdos políticos, ya lo sabíamos.  Pero que nos lo digan así, cuando tenemos la esperanza en un sexenio que nos haga olvidar el cinismo del anterior, no ayuda mucho a recuperar la confianza.

domingo, enero 16, 2011

Basta de sangre

(Columna del jueves pasado en La Jornada de Oriente)


Esta semana empezó en las redes sociales en línea un movimiento que algunos moneros de La Jornada junto con Rius y otros diseñadores gráficos como Alejandro Magallanes titularon “Basta de sangre”.  La idea central de esta propuesta es que la gente pueda mostrar su inconformidad y su descontento con la situación del país de manera pacífica. No podemos olvidar que el 1 de enero de este año, según el semanario Proceso, nos desayunamos con la muerte número 30 mil 167 desde que Calderón empezó su guerra contra el narco. Este malestar he hecho que varios usuarios de Facebook y de Twitter sustituyan la fotografía que los identifica con el gráfico de Magallanes que indica “No + sangre” y que otros más hayan impreso esta imagen y la han hecho circular también fuera del ámbito de Internet.
Hay quien se pregunta que esto para qué sirve y hay quien critica este activismo pasivo que se ejerce desde la comodidad de la computadora. No obstante,  es valioso por dos motivos: primero, Internet ha demostrado ser un importante propagador de información y de iniciativas por su rapidez, por su inmediatez y porque cada vez más gente tiene acceso a este medio.  El otro motivo tiene que ver con la importancia de los símbolos.  Un símbolo es la esencia de la cultura humana, la representación de una idea y de un sentimiento. A través de ellos nos identificamos con los demás y demostramos nuestra sensación de pertenencia a un grupo, a una religión, a un partido político o a una postura social. Aunque quizá no podamos evitar más muertes como la reciente de Susana Chávez, poeta y activista, y no incidamos de manera directa en una guerra que no es sólo contra el narco (basta ver los recuentos de civiles caídos en estas operaciones), por lo menos podemos hablar del tema y reconocernos como un amplio sector social en desacuerdo con lo que ocurre en el país.
No somos tan ingenuos para pensar que vamos a cambiar al mundo por adherirnos a una campaña, pero al menos tenemos la certeza de que no estamos solos y de que hay un buen puñado de personas dispuestas a  resistir a esta barbarie y a discutir el tema.  Basta de sangre y basta de silencio.