viernes, marzo 18, 2011

Flores y velas

(De mi columna semanal de los jueves en La Jornada de Oriente.   Aquí en el blog incluye bonus musical)
 
Hace casi una semana murió Rita Guerrero: cantante, actriz, maestra, activista social y sobre todas las cosas, buena gente. Por una parte, no quiero convertir esta columna en una nota sentimentalista.  Por otra, me es imposible desligarla de mi historia personal.  Así que escribiré lo que pueda, como homenaje, desde este rincón de periódico.
Sobre el escenario Rita era una mujer intensa, con una voz espectacular y una presencia que hipnotizaba.  Fue un referente musical para una generación.  Junto con su grupo Santa Sabina, nos sorprendió al reunir música de vanguardia y buena factura  con letras impecables como las de Adriana Díaz Enciso, Jordi Soler y Xavier Villaurrutia.  Un amigo me dice “no olvides escribir de sus piernas” me sonrío y pienso que sí, que también fue un referente lúbrico para quienes vivieron su adolescencia en los noventa.  Rita la hermosa, Rita la diva, Lovely Rita.  Sensual e inteligente.  Libre y profesional.
Bajo el escenario era una mujer comprometida y congruente.  Su responsabilidad no se limitaba a cantar “por las buenas causas” para salir en la foto sino que se involucraba hasta el final en todos los aspectos.  Iba a las comunidades zapatistas, cantaba con ellos, trabajaba con ellos, volvía a la ciudad, movía las conciencias, ideaba nuevas formas de ayudar, se enfrentaba a quienes pretendían manchar el trabajo del colectivo.  Rita la comandanta.  Rita la incansable.
A Rita le gustaba mucho venir a Tlaxcala.  Lo hizo varias veces con Santa Sabina y después con el Ensamble Galileo dedicado a la música virreinal y sefardí.  Incluso dos videoclips de Santa se filmaron aquí: uno en Cuapiaxtla y otro en Atlihuetzia. En una de sus presentaciones me pidió que no me olvidara de las flores y las velas.  Me lo repitió varias veces.  Cenando en los portales me dijo: “¿A poco no se veía bien bonito el teatro con…”  y yo completé: “con las flores y las velas”.  Nos reímos. Ahora la recuerdo así, con flores y con velas como a ella le gustaba. Gracias Rita,  tu belleza y tu luz perdurarán muchos años. 

2 comentarios:

Malena dijo...

Yo digo que de quedó muy bien, en dosis precisas. Al final es muy tuyo y muy de nosotros, los demás; es Rita, eres tú y seguimos siendo los demás. Saludos

Montserrat Algarabel dijo...

Ay, nomás me queda llorar... Y cantar a grito pelado esas fantásticas rolas de la Santa que marcaron mi paso por CU...
Un beso y un abrazo, n.