domingo, mayo 29, 2011

Domingadas

A propósito de nada voy a escribir como si nadie me leyera, que es casi cierto pero siempre hay un margen de imprecisión en ese desprecio de convertir al "casi nadie" en nadie.
Cuando se escribe como si nadie es cuando se escribe como si uno mismo todo. Todo aunque mal y probablemente con una elegancia bastante sepultada o bastante ajena.
A propósito de nada o del domingo, que es un día perfecto para que ocurra nada o casi nada, me puse a revisar viejos correos electrónicos.  Tengo el síndrome de Diógenes digital.  De acuerdo con ese buceo por los archivos, entre el 2000 y el 2001 me enamoré exactamente seis veces. Mi memoria contradice a los datos y afirma que sólo fueron dos: la primera, la segunda y la fallida.  De la primera queda un suspiro. De la segunda un reproche y de la fallida sale una arcada del fondo de mi estómago.  Lo cierto es que sólo recuerdo haberme desenamorado de un sujeto, del que me provoca la arcada del fondo del estómago.  Eso quiere decir que debo seguir enamorada y me alegro profundamente.

domingo, mayo 22, 2011

#spanishrevolution

Un video de hoy 22 de mayo.  Día de elecciones, día de salir a la calle a manifestarse.  No toda la política es partidista... por suerte.

miércoles, mayo 04, 2011

Algunos hombres

He visto hombres que salen de su casa temprano con la corbata ajustada y un portafolio.  Esperan el autobús y miran el reloj varias veces como si tuvieran mucha prisa. Si encuentran lugar para sentarse, lo hacen junto a la ventana y van viendo el paisaje como si pasearan frente a las jaulas de un zoológico.  Todo lo observan detenidamente y cuando algo les llama la atención giran la cabeza despacito hasta que desaparece de su vista.  Si no encuentran lugar, se quedan de pie y no miran a los demás pasajeros.  Fingen no estar cansados y vuelven a su prisa imaginaria que enfatizan con su reloj de pulsera.  A veces alisan su corbata con la mano.
Recorren todo el trayecto que hace el autobús y cuando llegan a la última parada, miran hacia el cielo, esperan que el semáforo les dé el paso y cruzan para tomar el mismo autobús pero en dirección contraria.
Otros hombres simplemente se conforman con sentarse en el banco más cercano para darles de comer a las palomas.