viernes, enero 30, 2004

F-r-í-o

Ayer pedí un pescado al mojo de ajo y me llevaron a la mesa un cachalote aderezado con media tonelada de papas y varios ramilletes de cebollas. De cebollas, dije, no de flores y mira que las flores combinan perfecto con el Pepto Bismol.
Rimando con tremendo ballenón, me aburrí como un ostión -disculpe el ripio- en un jueves de mier...coles. Hace mucho que no cargaba tantos litros de aburrimiento (el aburrimiento materializado, debe ser denso como el aceite quemado) en mi lomo. Y a cada tanto un eructo...bleeerp... al mojo de ajo.
Pasó el malestar y encendí el malestar animado. Sólo recibe un pinche canal porque no he pagado el cable. La televisión abierta que capto en mi colina es peor de tediosa que un circuito cerrado de oficina burocrática (Absténgase de meter a escena a tres secretarias fogosas a fin de mantener incólume mi metáfora)
¡Qué frío! la meva nit tan solititita sense tí, mi güey peludo, mi chiquito, meu dolc, pinche chocolatito, hace frío, meu amor, ah... oh... y me quedé dormida.
Bah...
Hoy en la mañana hacía más frío. Frío de viernes. Tenía cita con mi gurú y ni modo de dejarlo plantado, así que me tocó desnudar algo más que el alma y someterme a placentero masaje somatizador de todos los males y activador de todos los chakras, nudos linfáticos y demás reiki puntos. Me puso un aceitito que me dejó reluciente cual lobo marino. Una raya más al tigre, una capita más de grasa a la escribana. Menos frío y aceitada, a mi no me rechina nada.
Adoro sentir el castañeteo diente versus diente en rítmica tonada tempánica. Vía messenger hacemos planes para sobrellevar el viernes gélido. Aprovechen que tengo la cava surtida y ganas de ejercer de cocinera. A tirar la casa por la ventana... vino y comida corre por mi cuenta (el Dr. Zen me deslizó, casi imperceptible y sutilmente me sugirió que me ponga a dieta), lo demás lo llevan ustedes.
Qué frío.

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