martes, junio 29, 2004

Pulp Fiction en versión Homilía Dominical

No había escrito porque estaba jugando a que me deprimía. Adoro jugar a la ruleta de la ciclotimia por un rato para hacer mi vida más interesante. Pero ya pasó. Todo está muy bien, somos felices. Sí. No me cabe la felicidad en mi turgente pecho. Bah. Pero vamos a los hechos:
Me cagó su marcha de las 400mil personas en el Zócalo. El domingo fui a comer con mis papás (Ajá, con ambos. Cosa rara después de 14 años de divorcio). Mi padre seleccionó un buffet de mariscos; dizque por cien pesos te atascas como puerco. Fraude, fraude. Lo único chido era la empanada gallega. Pero ese no es el caso (disculpen a la reina de la gula). El asunto es que estábamos actuando como toda una familia feliz (con la abuelita incluida, faltaba más) cuando empezaron a llegar hordas y hordas de gente vestida de blanco. Pensé que se trataba de alguna secta cristiana en vigilia (por aquello de los mariscos). Pero nooooooooo, eran todos marchantes del Zócalo que acudieron ante la indignación de la inseguridad de la ciudad. Ah, porque en todo esto Fox es inocente y hasta los apoyó contra López Obrador que es de lo más pior. Hasta Monsiváis acudió a la cita. Ya ven que lo mismo opina de inseguridad que de Chiapas que de píldoras anticonceptivas y hasta de toallas sanitarias.
Pero volvamos al escenario primigenio de la narración: La cantina del buffet. Justo enfrente de mi, se sentaron unas doñas encopetadas y sudorosas de tanto caminar y ptuaj, también de subirse al metro. Una de ella decía que sentía que por primera vez había hecho algo por su país. La otra decía que sí, que ella también estaba muy satisfecha y que hasta la Catedral había hecho sonar las campanas en apoyo. Al par de zorrones se les notaba a leguas que son las típicas que mientan madres de las marchas que les impiden llegar a tiempo al té canasta. Me empecé a poner de mal humor, hasta que hermana (sí, ladenmedio) me dijo que me relajara, que las estaba viendo con mucha insistencia y que no me sacara de onda, pero nos tenían rodeados. En efecto, parecíamos el negrito en el arroz. Yo iba de negro, ella de naranja, mi abuela llevaba una blusa supersicodélica (atrapada en los 70), mi hermana lapeque venía de entrenar y mi madre... aaay... su camisita blanca de botones. Decidimos que ella iría por la comida porque en este ambiente de fraternidad antidelincuencial sería bien recibida y nadie vería con malos ojos que se llevara los mejores camarones, en cambio a nosotros nos verían con cara de conformistas tragones que no marchan pero se atascan.
Yo no estoy en desacuerdo con que se manifiesten ricos y pobres. Soy la menos indicada para negar la violencia y delincuencia en el DF después de que se robaron mi vocho beige, mi vocho rojo y mi vocho blanco. Lo que me jode es que esa gente sólo ve para sí. Bola de clasemedieros que son capaces de marchar porque les roban su bolsa de imitación Luis Vouitton, pero que no marcharon contra la guerra porque los jodidos irakíes no aparecen en su mapa mental, o porque Chiapas es sólo un escaparate del folklor. Me acordé cuando iba en la Fac. y marchamos del Parque Hundido a Rectoría y una ñora encopetada muy similar a las de la mesa de junto nos dijo que nos pusiéramos a estudiar, que ella no pagaba por vagos. Hija de puta. En ese entonces no era una vaga, me chingaba mucho todos los días. Mucho más que ella, parásito de su marido que seguro años ha que no se la coge.
Pero ellos no son vagos, ellos exigen sus derechos. Los campesinos que se plantan frente a la SAGARPA porque no tienen ni qué comer, esos son unos apestosos que mean la calle. Ellos no son unos borrachos, ellos se relajan después de su caminata dominical. Los maestros que se ponen pedos fuera de la SEP después de 20 días de plantón, esos sí son unos ebrios del carajo; y así con todo y con todos. Espero que se termine la inseguridad y la violencia en la ciudad. De corazón lo deseo. Pero también espero que esta horda convocada por las dos televisoras más serviles, preste más atención a lo que ocurre más allá de sus Rolex. Si esto está como está, es por una descomposición social profunda de la cual, todos somos responsables.
Empezaba a relajarme cuando mi vecina de apañar pulpos le dijo a otro güey: Uy, por fin libres de nacos. Y entonces me vino a la cabeza el diálogo de culto:
- I love you, Pumpkin.
- I love you, Honey Bunny.
- Everybody be cool this is a robbery!
- Any of you fuckin' pricks move, and I'll execute every motherfuckin' last one of you.

Je, lástima que no soy judicial, ni Tarantino, ni hampón porque ya me los hubiera cargado a todos por inconsecuentes. Sólo soy una pobre ciudadana indignada que se mudó de la ciudad y vive en el estado más seguro del país. Yupi. Yupi y lero, lero.

No hay comentarios.: