miércoles, julio 07, 2004

Ornitorrincos oníricos

Nunca pensé que la mezcla explosiva de dos tragos de jarabe de dextrometorfano, una coca light y la transmisión de las 2 y media de "Sex and the city" causaran un sueño tan extraño.
Soñé que hacía el amor maravillosamente con un argentino morocho, guapísimo, altísimo: fa-bu-lo-so. No era nadie conocido, a lo mejor lo vi en algún anuncio o en un catálogo de zapatos. Durante el cigarrillo después de, me decía que ya tenía contrato de trabajo para quedase a vivir conmigo y con el niño.
Después seguía cogiendo con el mismo argentino pero por esas cosas raras que tienen los sueños, poco a poco se iba transformando en mi ex y me decía que había vuelto para estar con su hijo pero que por favor nos volviéramos a Chile.
Al final llegaba el señor de marrón a reclamar al niño y a decirme que el hijo era suyo, entonces... adivinaron. Terminábamos follando divinamente.
Finalmente iba a un consultorio a que hicieran la prueba de ADN para saber quién era el padre, la prueba me la tenían que hacer a mi (otro capricho onírico)
En la sala de espera había un ornitorrinco a mis pies. Mi mamá me decía que no hiciera la prueba, que el bebé era del señor de marrón y listo y yo le decía que lo que pasaba es que ella siempre había tenido una notoria preferencia por él (cosa que fuera de sueño, es cierto). Mi madre insistía y me decía que lo viera bien, que era idéntico al señor de marrón y yo le contestaba que eso no era un bebé sino un ornitorrinco pero a medida que el animal se acercaba, se convertía en un bebé, lo miraba de reojo y era un ornitorrinco... y me desperté con las hormonas a mil, ningún hombre en mi cama y la incertidumbre sobre si parí o no alguna vez un ornitorrinco.

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