domingo, marzo 11, 2007

La circularidad del caos

A veces me gustaría entender el extraño entramado de la puesta en práctica de la palabra "orden"
¿Por qué hay gente que lee las revistas desde la página 1?
¿Cómo logran tener sus casas impecables como para fotos de revista?
¿Por qué van al supermercado con una lista previa?
¿De qué manera logran comer balanceadamente y a la misma hora?
¿Con qué criterio deciden siempre acostarse a la misma hora aunque no tengan sueño?

Yo no lo sé...
El caso es que soy víctima de mi propio desorden que no sé si tiene que ver con mi desapego por la geometría y la lógica matemática o por mi capacidad de desconexión del mundo real.
Me robaron la cartera y juré que la había perdido. Busqué por todos los rincones de mi casa y encontré un montón de cosas perdidas pero mi cartera no.
Mi desorden tiene la capacidad de ordenarse sistemáticamente en su caos y ponerse en mi contra:
La única vez que me llevé la Laptop a mi casa, entraron a robar.
Sólo lavé mi coche yo misma una vez y lo hice con los cristales abajo.
Ahora "perdí" mi cartera con el pasaporte el mismo día en que podría pasar a recoger mi terjeta de residente.
Sin pasaporte, no hay tarjeta, sin tarjeta no hay trabajo, sin trabajo no hay dinero, sin dinero para qué quiero una cartera: el orden de la lógica subyacente es lo que se me acomoda en la vida.
En fin, toda la semana estuve de pésimo humor porque si hay algo que me da una hueva infinita son los trámites. Me ponen mal, muy tensa, muy nerviosa, muy obsesiva.
El viernes apareció mi cartera en el buzón de casa con una nota de la policía.
Estaban todos mis documentos (IFE, licencia, pasaporte), faltaba mi tarjeta del banco, mis quince euros que me había ganado con sangre (sí, era lo que me habían pagado por lo que conté dos mensajes más abajo), mis brillitos de los labios y mi escapulario verde de la virgen de yoquesé.
Tengo en la mente la cara del güey que me quitó la cartera pero seguí echándome la culpa porque adoro flagelarme y más cuando la consecuencia es el desorden natural de mi vida. Sin embargo el detallito del escapulario es bastante revelador de todo raterillo que se chinga al prójimo pero respeta sus símbolos. Me pondré densa: prototipo de fundamentalista.
Siento como si me hubieran metido la mano en el escote. Hoy tiraré la cartera a la basura y pondré mi manoseada documentación en otro lugar.
Pondré a la desconfianza como prioridad. El resto de cosas se acomodan solas.

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