martes, agosto 03, 2004

Del baúl de los recuerdos...

Estaba analizando que todos mis horóscopos son muy fuertes. En el zodiaco, escorpión; en el maya, serpiente cristal roja; en el chino, dragón de fuego.
En eso estaba cuando vi que la gatusa puso en su blog a mi querida Candy Candy y me llené de recuerdos. Yo era una niña bien cursi que degeneró en esta mujer cursi con coraza para poner a buen resguardo un corazón más empalagoso que pastelito de nutella relleno con mermelada y cubierto de leche condensada. Confieso que mi libro favorito de los seis a los once, fue Sissi. A los doce llegó para mi fortuna El Barón de Munchaussen.
Guac, soy asquerosamente cursi. Tan cursi que jamás pude ver Remi sin sentir angustia, por eso no seguí bien la historia, porque no toleraba el vitral en que se congelaban sus momentos más tristes. Y luego dirán que los Pokemones son agresivos... ni madres, para agresiones sentimentales: Remi.
¿Que porqué toleré a Candy si era igual de triste?
Pues porque Candy sufría por amor y yo tengo una necesidad fisiológica de sufrir por lo mismo. Vamos, que entiendo perfecto a Candice White cuando llora por Terry y clarooo, al final jamás se le concede su amor y se queda con el buen Albert. Adoro los amores insatisfechos o inconclusos... son mejores que aquellos que se hicieron realidad y terminaron dándonos muchísima hueva. Seguramente si Candy se hubiese quedado con Terry, Albert ardido, la hubiera desheredado y Terry ahora sería un chelero panzón al que la pecosa Candy arrearía de por vida (fan fic freakie). Esa historia ya me la sé y no la vi por Imevisión.
He aquí el primer beso de Candy con Terry. Observen cómo la cretina lo besa con los ojos abiertos.


Por supuesto, no se pueden perder esta canción: Terry's song

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