miércoles, diciembre 03, 2003

Bodas, perfumes y flores

En mi coche hay una mochila con una blusa Versace y un par de perfumes caros. La rosa que se había secado frente al asiento del copiloto estaba pisoteada en el suelo. Todo cambia. La mochila- dijo él- "es de una vieja, dámela mañana por favor" Claro que se la doy, no me queda esa blusa y el perfume es demasiado dulce. Pero ahí está la evidencia de que no usó el coche sólo para ir a su casa y a esa reunión familiar. Quizá sea de alguna de sus primas, pero no estoy segura. Lo que sí es que para nada corresponde al atuendo del tipo de chica que se ligaría. Esperaba encontrar en la mochila unos tenis apestosos y su uniforme de futbol, o unos pantalones limpios para cambiarse, o si la mochila es ajena y de mujer, unos jeans y alguna camiseta deslavada o una bufanda y un sweater, o unas botas del 3 ¿Cómo una Versace? ¿A dónde vamos a parar? Este güey se siente muy solo o de plano la vieja estaba muy buena o qué hizo el fin de semana que no me cuenta nada y sólo me pide que "por favor" se la devuelva. Lo que sí sé es que la mujeruca en cuestión tiró mi rosa al suelo y la pisó (deliberadamente no lo creo, ¿o sí?). Y la flor no significaba nada pues no me la dio nadie, sólo era la evidencia de que jamás limpio mi auto. Quería ver cuanto duraba ahí hasta que alguien preguntara. Pero nadie preguntaba y ya nadie va a preguntar. Quizá sólo pensaron que soy cursi o idiota. Para el caso es lo mismo.
En fin, que para Versace Style tuve bastante el fin de semana en refinada boda digna de la mejor página de sociales. Decidí ser el toque folklórico de la reunión así que me incorporé a la celebración para no sentirme fuera de lugar. Cierta gente siempre ve con buenos ojos a los elementos discordantes que le dan heterogeneidad a una sociedad más bien planita y "mona". Así que yo era la prima loca del novio, ese papel jugué. La única que iba de largo y con vestido artesanal oaxaqueño. Nadie bailó conmigo y eso que me alacié el pelo y me puse un collar de coral hecho por mi misma, ah, y me puse mi rico perfumito DKNY que es el toque burgués que siempre me acompaña. Bueno, Paulina tampoco bailó con nadie y eso que ella es una verdadera reina y usa siempre un perfume diferente y un vestido diferente y un peinado diferente y siempre es otra y no la misma pero siempre es guapa, guapa y chic. Al final bailamos solas y claro, corrimos por el ramo y por supuesto no me tocó, pero qué más da. Ya me propusieron matrimonio y lo del ramo es mero trámite supersticioso y tradicionalista. Lo del matrimonio también es otro trámite tradicionalista y de mal agüero y lo de que me pidieron matrimonio pues seguro era una mala broma ¿o sí era verdad? Porque si es verdad, yo no he pedido casarme, pero si es broma, me volveré a sentir crédula e idiota.
En fin, que las bodas me hacen llorar porque los zapatos siempre me sacan ampollas y porque después de varios tequilas me olvido que llevo rimmel y me tallo los ojos.
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PS: Justo por esa puerta está entrando el interfecto. Lo recibo con la pregunta de la mochila. Ahora ya sé de quién es. Pinches hombres. Bendita intuición que no me falla.

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