Bizarre
Llevaba ya 24 horas de no comer nada salvo un volován de atún, una hojaldrita de pollo con mole y una copa de vino tinto. Fui a la presentación de prestigiada marca de relojes. Todo pretendÃa ser muy nice pero colocaron un reloj a manera de isla entre dos palmeras hechas con zanahorias y pimientos. Después repartieron gelatinas con el logotipo del reloj y de la joyerÃÂa que a partir de ayer es la distribuidora oficial de la marca en el estado. Por supuesto el apoderado legal de los relojes en México estaba más que divertido con las curiosidades culinarias de la dueña de la joyerÃa. Lo mejor fue que la doña le dijo: "Y no crea que el logo de las gelatinas es de papel, ¡se come! es de hostia (sic)"
El mamoncÃÂsimo suizo que además se declaró priista, estaba al borde de la risa, pero como parte de su oficio es fingir, mostró genuina admiración. Al irse dijo: "Cualquier reloj, da la hora, pero sólo N... da horas felices"
Me cago en su mercadotecnia.
El caso es que hoy tenÃa mucha hambre y no querÃa comer sola.
Claudia sugirió sushi y Camilo algo sustancioso. Yo me inclinaba por la sustancia también, pero para no despreciar los aires orientales de Claudia, sugeràir al chino.
Un chino en verdad sui generis. Para empezar no está en el centro, porque aquà todo está o debe estar en el centro. Después, es una casa habitación en donde los inquilinos viven abajo, junto a la cocina, y las mesas están en la parte superior. Sólo se distingue porque debajo del letro de "Cerveza Corona" dice con letras negras "Restaurante Wong"
Hay que subir por unas escaleritas y llegar al restaurante. Al llegar todo está lleno de cosas rojas traÃdas seguramente del barrio chino de la Ciudad de México. El laberÃntico camino parece digno de una pelÃcula de Jackie Chan pues hay que sortear algunas cajas y muebles desvencijados. La decoración, ktischinese, con dragoncitos y adaptaciones a lo mexican style, pasarÃÂa como mera curiosidad sino fuera porque la selección musical ha provisto a mis oÃdos de una de las aberraciones musicales más simpáticas: "I just call to say I love you" en versión mariachi. En este restaurante si que saben de world beat y de fusiones.
Ya.. ni me digan... sé que no soy la reina del buen gusto, pero francamente, ya ni la chingan.
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