miércoles, agosto 29, 2007

Aerofolk

De por sí el aeropuerto es un desmadre, de por sí, me caga esperar. Por si fuera poco olvidé darles la dirección a Júlia y a Sam y entonces tenía que estar por ellos en el aeropuerto sí o sí. De postre se juntaron cinco vuelos y la gente salía como "cagajones de burro" (no sé cómo salen los cagajones de burro pero eso dijo mi mamá que tuvo a bien acompañarme dado mi precario cofff...cofff... estado de salud).
Mientras aguardaba con mi típico mal humor a estos sujetos, me puse a observar el pinche folklore del aeropuerto. Agradezco a las autoridades aeroportuarias que hayan prohibido la entrada a los mariachis, porque neta ya nomás eso le faltaba a la numerosa familia que esperaba la llegada de una de sus miembros. Me di a la tarea de contar a los Burrón y juro que eran once y no estoy exagerando. De esos once, tres llevaban flores, uno una bolsita de regalo y otra una bolsa de Liverpool. Como si la fulanita no fuera a llegar lo suficientemente cargada, su familia insolente y gritona (sobre todo la tía que organizaba las porras para bienvenir a su ilustre pariente que cruzó el charco y que por la numerosa concurrencia más parecía que lo hubiera hecho a nado) se apañó toda la primera fila.
Atrás de mi un güey hiperfresa cuadraba celular en mano sus reventones del fin de semana ("no güeeeeeeeeey ese antro esta pinchísimoooo") y adelante de mi un tipo que no se movió y que logró colarse entre la familia sostenía cual estatua de mármol un letrero que decía: "Anthony & Melody"
La familia seguía ensayando porras, empujando a todo el mundo y pasándose entre todos un cafecito del Seven Eleven. Particularmente nos llamó la atención un primo, hermano o similar que vestido de camuflaje y con unos lentes de fondo de botella entraba y salía mil veces de entre la gente mientras iba repitiendo a lo Rain man "yamerito yamerito yameritooo".
De pronto dice una "Ora sí ya vieneeee" y el resto entre empujones y pisotones salieron corriendo a abrazarla dejando atrás al pobre novio con sus florecillas desvencijadas. Y yo pensé "Ya se van ¿no?"
Pos no... todavía se quedaron ahí en el pasillo haciéndose pendejos y saludándose y ¡Ojo! presentando a gente que nomás había ido acompañando a los parientes de la parienta.
Estaba a punto de no escribir esto, de no ser porque el viernes otra vez me toca ir al Puerto Aéreo (me encanta eso de "Puerto Aéreo) y como muero de ganas de que mi pasajero ya llegue y esté aquí conmigo, no quiero morirme de tedio y espera entre flores que me avivan la alergia y familias enteras que hacen de Aeropuerto una sucursal de Chapultepec.

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