miércoles, abril 22, 2009

La importancia de llamarse...


Desde hace años y hasta hace bien poco, la cabecera de mi blog decía "Espejo de Beatriz Patradox para deleite de su soberbia y de alguno que otro voyeur". Todos los elementos de la frase habían caducado tiempo atrás pero ahí se quedó por un buen tiempo, como aquellos cartelitos que en punto de cruz anuncian "Home Sweet Home" aunque la casa sea un infierno insalvable. La cuestión es que el espejo se empañó, Beatriz Patradox comprimió todo mi nombre en un personaje secundario, cada día me deleito menos en los escombros de mi antes gran soberbia y casi todos los mirones se han muerto de tedio al ver que mi vida no ha sido la aventura que prometía.
La realidad es mucho más simple: Me puse este nombre para no ser googleada (creo que en aquella época "altavisteada"), para poder hablar de lo que se me diera la gana,y para que, finalmente, me diera cuenta de que la obviedad es insultante y que entre más pequeño es el pueblo que te acoge, más altos vuelos tienen sus cibernautas. Como tampoco me lo curré demasiado y fui bastante obvia, la gente empezó a llamarme Patradox de verdad (de por sí solían llamarme por mi apellido más de lo que se suele llamar a una chica por su apellido) A mí me gustaba esta heráldica caprichosa, esta mezcla de reivindicación paterna y materna.
¿Que por qué no me cambié el nombre de pila?
Porque, como he dicho en alguna ocasión, mi nombre me parece el mejor de los nombres posibles a pesar de sus diminutivos y de que la gente insista en llamarme Patricia.
En todo caso, de lo mucho que he perdido en el camino, al menos conservo mi nombre original. Ya no queda nada del gran futuro que me auguraban. No queda nada de la fuerza que me hacía mover el mundo para conseguir algo. Mis miradas incisivas se han vuelto teatrales y mis mejores cartas las desapareció un mago cabrón.
Quizá deba hacerme un nuevo nombre. Pero no de estos nombres ciberespaciales del que ya tengo varios a cual más absurdo, sino uno de verdad. Un nuevo nombre que incluya en el kit pasaporte nuevo, estado civil nuevo, hijos no, gracias, déjenlo así vacío. Me gustaría ser un testigo protegido de mi propio e irresoluble caso. Ponerme a salvo de mí misma y empezar de cero, en un blog nuevo a escribir otra vida que no sea esta.

No hay comentarios.: