domingo, abril 26, 2009

Neotaxidermia

Las técnicas de neotaxidermia están revolucionando el bello y antiguo oficio de la taxidermia y encumbrándola de nuevo al estatus de arte.
La palabra taxidermia proviene del griego y quiere decir algo así como "colocar la piel en su sitio" y no en vano se le llama arte pues requiere de un preciso conocimiento de anatomía, escultura, pintura y disección. Todos hemos tenido la oportunidad de ver en museos, laboratorios escolares o incluso restaurantes, algunos ejemplares que van desde águilas hasta toros de lidia. Si bien los fines son en general didácticos y conservacionistas (en donde entran lo mismo aquellos cuyo destino es una escuela que los que decoran un salón como odiosos trofeos de caza) los avances tanto técnicos como artísticos dan una vuelta de tuerca a esta actividad.
Aunque algunos le llaman "taxidermia inversa" el nombre correcto es, como ya dije, neotaxidermia. A grandes rasgos consiste en rellenar animales de peluche o muñecas inflables, con órganos reales. Es decir, en lugar de rellenar de borra o de algodón un cuerpo verdadero, rellenamos un cuerpo de plástico o de tela con los órganos previamente tratados.
La filosofía de este nuevo arte se basa en el vieja máxima de "el interior es lo que cuenta" por eso, a simple vista objetos más bien considerados triviales o de la cultura pop, llevan por dentro historias de seres queridos, de mascotas muertas o simplemente de restos de hombres y mujeres (uñas o pelo, por lo general). Sin abandonar el precepto anterior hay quienes trabajan lo mismo en "el empaque" que en el "contenido" como en la pieza "Semillero genealógico" de Truman Godwing. Godwing reprodujo un melocotón gigante de látex que rellenó de huesos de esa fruta mezclados con uñas de sus padres, sus hermanas, sus hijos, sus sobrinos, sus primos.
Quizá el caso más sonado sea el de artista plástico Rodien Salzburgöten que empaquetó con esmero para su hija los huesos y órganos de su perrito Misha que había muerto atropellado. Hoy podemos observar esta pieza en el Museo de la Taxidermia y Conservación de Prekmurje, en Eslovenia.
Sobre los casos de muñecas inflables, los datos son más confusos pues aunque existe la certeza de que se han dado estos ejercicios de neotaxidermia con órganos humanos, el escándalo entre los grupos de donadores de órganos, de asociaciones a favor de la vida y de la Iglesia, ha hecho que estas piezas circulen en clandestinidad entre coleccionistas privados o que las conserven los propios autores.

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