jueves, abril 24, 2008

Sant Jordi

Cuenta la leyenda que Sant Jordi mató a un dragón para rescatar a una princesa.


Sant Jordi es el patrón de Catalunya y por eso se celebra esta fecha regalando libros a los chicos y flores a las chicas. Para revertir la tradición, ahora ha de regalarse a las mujeres flor y libro y, por lo general a los hombres, un libro. El problema es que como cae casi a fin de mes, pues mi actual marido se quedó sin regalo por falta de presupuesto. Las Ramblas se atascan peor que nunca y más si coincide con un FCB - Manchester United. Las calles se llenan de libros y flores y algunas personas ingenuas creen que las rosas de invernadero huelen a algo.


También muchos partidos políticos y asociaciones aprovechan para vender el Capital de Marx en versión reciclada. Hay veces que te emocionas porque te piden una firma y piensas ¡ah qué caray, estos ya me reconocieron! pero nel. Seguramente es una ONG que te pide que firmes contra los trangénicos, las lapidaciones, los derechos de los ciegos, de los sordomudos, de las ballenas, etc. Buen rollito. El partido político de la derecha (PP) no puso su stand, seguro le dio miedo que se lo reventaran a huevazos. La izquierda variopinta sí puso los suyos.


Que se llene de libros no quiere decir que se llene de buenos libros y como es tradición que vayan los autores a firmar, pues tampoco quiere decir que se llene de buenos autores, pero así como el PP no puso su stand por miedo, hay gente a la que no le da miedo salir a firmar libros aunque escriban pendejadas como Bucay. Para entonces yo ya sabía que libro quería entre las pocas opciones que vi a mi paso. Así que directamente le dije a mi consorte: "Muy bien, ya tengo mi flor, ahora quiero mi libro o te denuncio por discriminación sexista" y mi actual marido dijo que le parecía muy bien, pero que qué libro quería, entonces le dije que el de "Chiquita" de Antonio Orlando Rodríguez.



Y me dijo "órale pues, te lo compro". Bueno, no me dijo órale pues, más bien me dijo "vale, mi amor, mi vida, lo que tú quieras" y yo le dije que pues sí que muchas gracias pero que no lo compraríamos ahí, en la librería que llevó al autor porque era una trasnacional de mierda que aplastaba a las pequeñas librerías (las ONG de la rambla hicieron bien su trabajo y me concienciaron sobre el cambio climático y las multinacionales) y que además no era yo precisamente una cultora de la mitomanía del rito de que el autor te firme el libro. Además, era una mezcla de escritores que daban pena porque había algunos -y buenos- a los quenadie se les acercaba y en cambio, a figurillas faranduleras les rendían pleitesía las colas kilométricas de fans enardecidas. Tal fue el caso de Buenafuente, Risto Mejide y el señor Fitipaldi sin sus Fitos.



Total que le dije a mi caballero medieval que mejor nos fueramos a Santako a echar unas chelas y ahí me compraba el libro, así que volvimos a una Santako mucho más catalana que el centro de Barcelona (pa' que luego digan que aquí puro #&#"/$&"$/ migrante que no se adapta)



Y pus ya me compró mi libro, mis chelas y después de tanta faramalla mediática y derroche romántico y cultural con Sant Jordi, uno se pregunta:

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