lunes, septiembre 06, 2010

Derrito derrota

Las 12:12 en Barcelona y me como un helado de limón.
No escribí antes porque no quise.  Me negaba a pensar en clave de post, en clave de tweet, en clave de letras. Sé bien por qué lo hacía. 
Hay veces que reflexionar es un deporte de alto riesgo y yo no voy a México a pensar mucho en mí.  Voy a que me mimen, a que me suban el ego con dos o tres tareas de poca monta, a que me planchen la ropa, a que me traten como a un muerto:  recordando lo bueno, olvidando lo malo y mandándome de vuelta antes deque apeste.
Entonces el proceso de pensar se posterga, se fermenta y explota cuando llego y voy guardando la ropa aún planchada junto con la que se quedó llena de arrugas.  En realidad, yo le llamo pensar a cualquier cosa y en realidad también, exploto por cualquier cosa. En cualquier lugar.
Los helados de limón ya son todos tan iguales con su verde nuclear y su jarabe de glucosa, que al final no sé si lo mío es no saber estar, estar por estar o estar nomás chingando  dando por culo sin importar el mapa que habite.
De cualquier forma, el fracaso, como el mundo, es redondo.
El fracaso, como el helado de limón, acaba pringándolo todo.
De cualquier forma, ya llegué a pringarme.
Voy por un trapito para limpiar el teclado.  Lo demás o se limpia solo o se le adhiere mugre hasta olvidar que había debajo... como siempre, como cada vuelta de lengua por mi mundo de limón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola mi querida
Ya te estamos extrañando y no sabemos hasta cuando nos veremos nuevamente,pero por aquí,
disfrutaremos de tus letras y tus íres y veníres.
Un Besazo
El tio

Beatriz dijo...

Y yo también, todavía ni me iba y ya extrañaba.
Besos, muchos.

Joaquin A. Zúñiga Ceballos dijo...

Definitivamente leerte anima y despierta todos los nomos que puedan estar dormidos dentro de mí. ¡¡Qué barbaridad!!