viernes, marzo 07, 2008

Despierto con angustia en un viernes cualquiera. Y bajo la regadera se me ocurre cantar muy bajito "la gota de rocío" y se me redobla la angustia con la canción pegada entre mis cejas como un post it.
Voy al tren. Media hora de retraso. Y en la cabeza la puta gotita inquisidora me sigue taladrando
"oh gota de rocío... no dejes de caer"
Dejé de cantar hace tiempo. La proximidad con los vecinos me aterra. Me da pavor mi voz mezclada entre los gritos de la anciana de arriba.
Pero tantas gotas de rocío han hecho un charco de recuerdos. Ya no tengo voz, ni guitarra, ni nadie con quien cantar a dos voces la gota de rocío.
Se me ahoga la ansiedad en mi garganta muda.

No hay comentarios.: