miércoles, octubre 10, 2007

Sobre grano fino

Lo peor de ordenar las fotografías de los vuelos aereos, es el olor a químicos de revelado que sale de cada sobre.
Si no fuera por la manía de consignarlo todo en mis cuadernos tiesos, no tendría suficientes testimonios como para saber que la foto que conservo en mi memoria jamás se tomó. En cambio, sí se reveló y le puse doble fijador en la memoria.
Esa foto es una imagen que inventé con nosotros (adoraba decir "nosotros" y ahora no sé ni quienes somos) sentados en unas escaleras y con un calor de los mil demonios de fondo. La masticó por una esquina el mismo gusano que me roía la conciencia y está llena de las huellas de todos los dedos que te dijeron adiós desde el autobús.
Y la foto ahora es solo una foto. Ya cuentan más de diez los años transcurridos desde que el obturador no abrió.
Mañana volveré a sentir en la punta de mi nariz el recuerdo. Nunca encontré el negativo, sólo la negativa y el caudal del chorro de agua sobre la imagen imposible. Ojalá que mañana amanezca resfriada.

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