jueves, diciembre 02, 2004

Otoño
Este otoño no es apto para patos que no se quedarán a vivir entre nosotros. Las hojas secas me recuerdan al ejército de fantasmas que saltan de su caja de cartón para limpiar mis oquedades.
Una vez más mi cuerpo le llora a todos los muertos de la primavera pasada y a todos los vivos a los que corté la lengua una vez terminado el verano. Ya no hay encuentros ni cervezas pretextadas por el mucho sol. Ya queda solo mi cabello cobrizo en el que se enreda la serpiente luminosa que habita bajo la cama.
Este otoño no es apto para almas solubles, porque el pronóstico del tiempo anuncia que lloverá hacia adentro, nos haremos charco y otros pies nos harán estallar en mil colores.
Me barro y me escondo bajo la alfombra opaca de un parque en el que ir y volver es un mismo verbo que se define en la punta de mis zapatos. Entonces habremos de esperar otro ciclo migratorio, otro cambio de color, otra piel sobre piel.

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