domingo, octubre 03, 2004

Polaroids de un sábado largo

Salón de té
Las puertas carcomidas pintadas en beige, el candil de cristal de bohemia y el piso de duela. A mi me gusta desayunar en el salón de té de el Sanborns de los azulejos.

Frida, siempre sí te quiero
Ayer me reconcilié con la Kahlo y a la Frida le vale madres. Una la transfunde y otra la desangra. Siempre sí la quiero, lo que pasa es que me atoro en el cliché y se me olvida que no hay nada más cliché que negar los clichés.

Crónica de sociales
Y dos novios bailando afuera de Bellas Artes al ritmo que les marca el cilindrero. Hache me dice: "Nena, el sentimiento es cursi" En un minué, el novio se gira y descubro que es Alberto Chimal.

Pa' vestir santos
Testigo de un acto místico, vi como sin ninguna consideración artística y/o mística tres chalanes bajaron del altar a San Francisco y luego lo vestían. Los santos no están desnudos, los visten sobre su ropa de yeso y madera. Por lo tanto no hay ningún goce sensual en las solteronas que se quedan pa' vestir santos.

Borceguí
Hache necesitaba unos zapatos porque en la casa rodante que traía en los dos tremendos maletones más el estuche de la guitarra más su "bolsito de mano" que pesaba doce kilos, no le cupieron los zapatos. Y henos ahí, en el famoso Borceguí rodeados de niños con patas chuecas y apestosas. Un mal viaje de zapatería. La primera vez en mi vida que no me siento feliz de estar rodeada de zapatos nuevos.

Café de Tacuba
Me encantaron las meseras de anchas caderas y vestidos blancos. Enfermeras culinarias de mi siempre voraz estómago. Fui minimalista y pedí unos tacos de pollo.

Dos de octubre se me olvida
Es el primer año que olvido que es dos de octubre. Me sentí mal. Peor que cuando no iba a misa en pleno domingo. Es que uno va cambiando de evangelio y de apostolado... ahora sospecho que soy hedonista así que seré consecuente con mi nuevo dogma.

Vejez divino tesoro
Y mientras pasaba la multitud que pedía educación primero al hijo del obrero y después al hijo del burgués, un viejo se nos acerca y nos dice: "Treinta y seis años gritando las mismas consignas. Deberían hace una estatua de Díaz Ordaz y quemarla en el Zócalo o hacer algo más novedoso" Después, como buen jubilado, nos contó media vida y de paso nos convocó a un paro simbólico el 7 de octubre. Hache dice: "Ochentaytres años y militando, qué maravilla" Sí, qué maravilla... y esto no ha cambiado.

Central del Norte
Sólo he ido tres veces a la Central del Norte. La primera cuando hacía trabajo comunitario en la sierra de Hidalgo pero de eso hace tanto que casi lo tengo en el mismo cajón de olvidos del dos de octubre. La segunda, pufffff... la segunda es un recuerdo tan perversamente divertido que me obliga a reír bajito. En esta tercera dejé a Hache en su autobús esperando que llegara bien después de tantas escalas: Buenos Aires, Bolivia, Panamá, Ciudad de México y por fin, Monclova. Me quedé un rato mirando los destinos de los autobuses y conclui que el norte también existe.

Pokar de aire
Soy tan mala para jugar cartas... no me puedo concentrar. Tengo repelencia a los números y por eso siempre evado con gran fortuna los dominós y los naipes, pero ayer no me pude salvar de las tías jugando cartas. Uno y ya, les dije. Perdí, perdí y volví a perder. Jugué tres rondas y me fui sin entender el chiste del juego. No tolero el azar, hasta en eso soy una dominatrix.

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