viernes, marzo 25, 2011

Presentación del cuerpo remendado

Este es el texto que leí hace unos minutos, vía Skype, en la presentación de "El cuerpo remendado" en Cuernavaca, Morelos.


Decía David Le Bretón, un sociólogo francés, que “pensar en el cuerpo es pensar en el mundo”.  La verdad es que esta frase la encontré después de haber armado la antología, pero creo que queda bien para iniciar esta intervención. Estoy segura de que quienes escribieron estos relatos tuvieron que pensar en el cuerpo desde su propia experiencia y desde su particular perspectiva pues cada organismo, real o imaginado, es único y cada cuerpo real que imagina un cuerpo termina  transmitiéndole algo de su propio mundo y de la idea que tiene de éste.
Las refacciones para el cuerpo han existido desde hace muchísimos años y han acompañado grandes y pequeñas historias. Desde la pata de palo del pirata, pasando por los ojos de cristal, hasta los implantes de pecho y los ciborgs mitad humano mitad máquina. De lo funcional a lo estético.  De lo mecánico a lo innecesario en términos estrictamente biológicos.  Una prótesis implica una carencia pero también una posibilidad.  El tema, como puede verse, es muy amplio, de ahí que cada uno de los catorce autores que formamos parte de esta compilación dirigimos la mirada a una parte del cuerpo a una serie de posibilidades realistas o fantásticas.  Incluso algunos fueron más allá con prótesis del alma o de la personalidad.  
Ahora mismo la tecnología está funcionando como prótesis de mi presencia.  En un mundo en el que parece imponerse lo físico, paradójicamente lo no físico también es estar.  Esto también tiene mucho que ver con la manera en que se gestó esta antología.  Sin internet, no hubiera sido posible.  Primero, porque muchos de nosotros nos conocimos en la red  y después porque articular un proyecto con participantes de lugares tan distintos se nos hubiese complicado más.  Quizá por eso optamos por un libro en formato tradicional, porque venimos de un camino inverso y nos parecía importante darle un cuerpo material a nuestras palabras. Aunque casi todos nosotros teníamos ya la experiencia de haber publicado en papel, la mayoría hemos gestado parte de nuestros proyectos literarios en el terreno de lo mal llamado “virtual”  y gracias a este libro se nos arma un cuerpo físico que esperemos que no termine como prótesis de una mesa coja.
Gracias a los relatos de estos escritores me fue posible remendar un cuerpo con originales piezas nacionales chilangas, hidrocálidas y tlaxcaltecas e importadas de Barcelona, de Copiapó, de Córdoba, Argentina y de las islas Canarias. Procuré colocarlas una a una con cuidado: los pies, las piernas, los dientes, la personalidad, el alma y hasta un tatuaje y una cola de pescado.  Ahora queda en los lectores la tarea de darle vida a este cuerpo en el que con cada privación se gana una historia.

2 comentarios:

Mariano Cognigni dijo...

Excelente texto Bea, me encantó. Ya mismo lo reenvio a mis contactos. Si tuvieses el audio también lo podrías subir. La verdad es que el tema de la antología sorprendió a más de uno, algunas personas incluso me preguntaron si el libro era financiado por alguna empresa de elementos ortopédicos, jajaja.

Joaquïn Antonio dijo...

En verdad mi querida(?) B, hay momentos en que creo que necesito prótesis para el alma y el espíritu, y es entonces cuando encuentro un escrito tuyo que si no suple del todo la falencia me sirve de muleta o de bastón. Un abrazo