viernes, julio 27, 2012

El papel del papel




En lo que va del año he publicado en tres revistas de papel.  Hace unos años lo de “de papel” resultaría un pleonasmo, una obviedad, pero hoy ya no sé si es un romanticismo anacrónico, un tipo de resistencia textual o si sigue siendo la vía más idónea para publicar.  Y es que aunque buena parte de mis estudios y de mi actividad se centra en cuestiones digitales mi pequeña parcela literaria sigue estando física y  sentimentalmente ligada al papel.  

Caravansari: factura impecable, contenido asombroso
Por diferentes razones, me hacía mucha ilusión publicar en estas tres revistas.  La razón común es que las tres están editadas con mucho cuidado y eso es algo de agradecerse en estos tiempos de cosas hechas al vapor y de inmediatez.

La invitación a participar en Caravansari fue la primera. Caravansari: poesía contemporánea en lenguas peninsulares, es una revista que se hace esperar pero que está hecha con mucho esmero y paciencia.  En este número Pablo Molinet elaboró un dossier que después fue titulado como "Doce mejicanos + una" (así con jota, yo qué quieren que haga)  Y Mateo Rello, director, impulsor, editor; me añadió a esa selección de una manera simpática y condescendiente (yo soy la + una), asunto que le agradezco mucho.  Me gusta pasar por la librería La Central y ver la publicación exhibida en el revistero. Así de simple es mi ego.




Parteaguas: revista estatal con calidad
La siguiente publicación fue la de Parteaguas. Esta revista la edita el Instituto de Cultura de Aguascalientes y aquí participo con un cuento.  Contar quién me invitó y por qué, me sigue generando un nudo en la garganta, pues ni siquiera pude decirle a Fernando Paredes que por fin ya tenía la revista en mis manos. Cada vez que la hojeo no dejo de pensar en él y en lo absurdo de que ya no esté con nosotros, pero esto ya es una historia que corresponde a otro orden de ideas y de sensaciones de carácter intimista. El dossier central está dedicado a las migraciones (uy, qué raro escribir literatura junto a ensayos divulgativos que es lo que según mi conciencia académica bien podría estar haciendo).  Además comparto con Tona y con Leonardo páginas y sentimientos respecto a lo que significa esta revista para nuestro pequeño clan digital y la ausencia de nuestro amigo mutuo. 


Paralelo Sur: de lo local a lo global
Por último, gracias a los esfuerzos de Jordi Gol, la revista ParaleloSur, dedicó su número 10 a los poetas de Santa Coloma, a esta fauna local y loca con la que se coincide de forma cotidiana en las calles y en los bares.  Sobre todo en los bares.  En esta selección también entré yo como  última muestra de la multiculturalidad de esta ciudad cuyo catalanismo empieza en el centro, se “acharnega” en los siguientes barrios y acaba fundiéndose con este remix cultural que me sitúa como parte de un yo qué sé. La cuestión es que ahí estoy, muy contenta y halagada de compartir páginas con amigos y admirados (algunos nomás amigos, otros nomás admirados y los más, ambas cosas).

Las tres publicaciones son inconseguibles en la red. Caravansari tenía una página pero Mateo Rello, analógico de corazón y repelente a las plataformas de redes sociales de Internet, no la alimenta. Creo que ya perdió el dominio.  Supongo que los antologados de México querrán leerla, pero no sólo ellos.  El número completo es una joyita, lo digo de verdad. Ojalá lleguen un buen número de ejemplares. Ya veremos cómo sin que represente un gasto brutal. Es que el papel pesa bastante.

Parteaguas tiene su página de facebook  y ante algunas preguntas sobre la digitalización de la revista, la editora  ha expuesto que el proyecto es en papel, la apuesta es en papel. Me costó mucho hacerme de unos ejemplares básicamente porque me quedé sin interlocutor (Fer cabrón, nunca me mandaste las revistas con tu foto en pelotas). Por suerte tengo una madre madraza y es que aunque estoy casi segura de que no le gustó el cuento (mamá, es ficción), me mandó con una amiga cuatro ejemplares y así pude constatar qué bonito es el papel couché y qué linda ilustración hizo Sumi Hamano Yabuta para mi relato.

Paralelo Sur tiene su página web e incluso hay un número de la revista que se puede descargar en PDF. Es claro que su prioridad es la revista al tacto y me imagino (de hecho casi lo sé) que no han tenido tiempo para dedicarle a la versión online. No son buenos tiempos para la lírica y la vida cotidiana apremia.  Eso ya se sabe.

La cuestión es que en este mundito binacional online en el que vivo, compartir archivos estaba siempre al alcance de un clic.  Hay gente a la que me gustaría mostrar lo publicado. Gente de allá que lea lo de aquí y gente de aquí que lea lo de allá.  No mucha, la verdad, pero haberlos, haylos.  

Eso sí, el papel del papel sigue siendo maravilloso.  Mis textos huelen a tinta y me encanta la idea. Por eso navego entre el papel y lo digital, entre México y Catalunya, entre esto y lo otro. Es un placer no decidirme nunca por nada. Es un placer jugar a que en mi mundo lo tengo todo. Eso sí que es un mundo virtual y no lo que ahora les ha dado por llamar virtual... pero eso forma  parte de otra idea que no viene a cuento ahora. 


¡Larga vida al papel!

2 comentarios:

serafín dijo...

Beatriz: Muy buen regreso al blog, y que bien por las publicaciones en papel. creo que jamás pantalla alguna lo sustituirá, a menos que inventen alguna que al llorar, una lágrima logre correr la tinta.
¿Ypara cuándo el regreso a tu columna en La Jornada?
Saludos
Serafín

Beatriz dijo...

¡Serafín!
Gracias por tus palabras.
Sigo en La Jornada, no me he ido.
Del jueves pa' lante, ahí seguimos.
Gracias por venir (todavía), gracias por leer.