domingo, diciembre 04, 2011

Genuflexiones domingueras


Un día terminaré derramando la coca-cola sobre el teclado, sentenciaré de muerte a mi prótesis social y entonces quizá me ponga a vivir una vida más insólita que incluya aventuras como subirse al metro en hora pico, cultivar un huerto en el balcón o llamar a la puerta del vecino y salir corriendo.
Un día la coca-cola (zero) me eructará mi incongruencia por beber de sus aguas mientras me conduelo de las miserias del mundo. Yo me voy a perdonar en honor a todas las incoherencias de las que hago gala de palabra, obra y mayormente de omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi concienciada culpa es que os ruego que seáis indulgente con mis vicios. Amén.
Un día se me caerá la brasa sobre mi computadora mientras cuelga una idea de mis labios y entonces me daré un unfollow del sistema binario, volveré a ser bípeda y caminaré kilómetros sin tener que hablar con nadie. Un día quizá mis ideas de cigarros incendiarios me quemen el dedo pulgar para dejar de poner que “me gusta” con cualquier pretexto cuando en realidad me gustan poquísimas cosas.
Soy una migrante en toda regla.  Una migrante digital y una migrante mundial.  Más o menos esta ha sido mi vida en los últimos años.  Se me acabó la tinta de la mano izquierda… y como soy zurda sólo me quedan mis letras ambidiestras dispuestas en el teclado.
PD: Ya no me acuerdo si este era el tipo de tonterías que solía escribir en mi blog.  Sucede que me contagié de un virus de domingo y tengo que exorcizarlo en algún lado. 

2 comentarios:

Luc dijo...

Sí, sí, son ese tipo de "tonterías". Y cuánto me alegra, Beatriche.

Joaquín Antonio dijo...

Al menos hoy encontré algo diferente a ese OCHO septembrino. Saludo