lunes, marzo 22, 2010

Primavera, Poesía y Picnic.


Poesía y Primavera
Por algún motivo asociado a las flores y a los colores, ya que la cursilería nunca es al azar, el Día Mundial de la Poesía coincide con la entrada de la primavera.
Hay que dedicarle un día a la poesía ya que todos los demás días importa un carajo, pero si cae en domingo se puede cambiar al sábado. Así que para que la burocracia no se agote y no se altere, festejamos de manera muy modesta a la poesía, como si fuera una señora viejita en un asilo, como si fuera un héroe patrio de segunda línea o una batallita perdida (esto último, debo subrayarlo porque creo que es lo más acertado que he escrito y escribiré en estas líneas.)
De manera que nos invitaron a dos poetas locales y a varios estudiantes de diferentes países, incluido este que ya no sé ni cuál es, a leer la poesía en diferentes idiomas.
"¿Si tanto te quejas para qué vas?" podría usted preguntar.
"Porque el día en que no me queje de algo dejaré de existir" podría responder yo, pero no quiero responder eso tan obvio, tan burdo y tan cierto.
La cuestión es que Jordi Valls sí es un poeta de verdad así que pensé que sería un honor leer con él y además, cualquier esfuerzo que se haga por difundir la poesía, es bueno. Yo todavía no sé qué soy. Si en la calle gritan "poeta" seguramente no me giro. Sólo me giro si gritan "Beatriz", es que soy así de básica.
La poesía que leímos -y que para mi buena suerte me gustó mucho- fue la siguiente, de Jordi Pàmies originalmente escrita en catalán pero como yo la leí en castellano, así la dejo:

La poesía

Como el galope, medio olvidado,
de unos caballitos de feria,
hoy, en casa, me seduce
el encanto de un mundo feliz: el turbio
remolino de la imagen.
Pero la noche golpea a la puerta,
y el silencio convoca
las palabras perdidas
–como un puñado de guijarros grises
en el lecho del río,
bajo la bruma escarchadora.
Con lento reflujo, vuelven lejanas
canciones de cuna, ecos
de elegía, murmullos…
Herido de añoranza, calla el poeta.
Y entrevé, con los ojos cerrados,
el ciego enigma
de un tiempo de sueño y de vértigo,
que rueda más deprisa
que los caballitos de feria.
Nos amenaza el triste orgullo
del hombre, seducido
por el encanto de la técnica.
Pero no mueren, las palabras.
Llama en la noche, la poesía
es sabiduría compartida,
contra el olvido. Y pura gracia
de un arte maduro: rigor y juego.

Primavera y Picnic
Así empieza la primavera, con un blues de lamentos prolongados y un cielo muy gris que no despeja las dudas:
¿Era esto la primavera?
Da igual, para nosotros no hay gris que valga y nada nos quita la dicha de repartir el vino en vasitos de plástico, la tortilla de patatas (escribo patatas para que se le acomoden mejor a la tortilla española) y la ensalada con su toque mexicano porque así debe ser.
Curiosamente ayer no quise ser cantante de blues, antes siempre quería serlo y girar la cabeza cuando alguien en la calle gritara "cantante de blues". Sólo quería estar ahí, quieta, fumando, comiendo, bebiendo, escuchando, riendo. Sólo quería retrasar un poco más a la primavera que siempre llega cargadita de alergias y astenias.
Sin nada más qué decir y empantanada en los efectos del polen, la lluvia y el aire puro que tan mal me sienta; aquí los dejo con Larry Garner, que nos cerró con broche de oro la tarde de ayer. Y hoy sí, ya es primavera. Lo dice mi nariz y me lo dijo un pajarito.




PS: Por cierto, qué mal se vieron los que le cortaron la luz a Larry poquito antes de terminar. Organización, ayuntamiento de Terrassa o quien haya sido... qué poca madre.

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