martes, junio 16, 2009

SI yo nomás iba a comprar un libro

A ver... vamos por partes.
La misión tenía que ser rápida e implacable como dicta un lunes cualquiera. La cuestión era ir al centro, comprar el Altazor (aquí enlazaría otra historia en hipertexto, pero mejor seamos secuenciales), mirar alguna tienda de trapitos nomás por pura vanidad, volver a casita a preparar una sana ensalada para cenar, ver un poco la tele y terminar el día diciendo "sí, efectivamente, fue lunes"
Pero justo en el momento de la "pura vanidá" me encuentro con Imma que miraba unos pantalones: "ay, qué sorpresa, pero mira, qué casualidad" y las casualidades hay que celebrarlas con una cerveza. Pero una cerveza e Imma son dos conceptos que no pueden ir juntos así que a sabiendas de lo que vendría me resigné a los designios de la "qué casualidad".
Y después de tocar muchos y variados temas y beber varias y distintas cervezas en distintos y pintorescos bares del Raval, cuando vuelvo del baño me encuentro que en la mesa está otra mujer a la que Imma invitó a sentarse. Siempre es así, le saca plática a la gente con cualquier pretexto. La mujer se llama Cecilia y resultó ser actriz, venezolana, simpática y con mucho tema y entonces necesitamos más cerveza... hasta que cerraron el bar.
Después caminamos rumbo a cualquier rumbo, de todas formas ellas resultaron ser vecinas y yo vivo en otro pueblo así que fuimos por ahí,por donde ellas decían y otros borrachos más decadentes nos decían cosas y nos querían vender viajes, drogas, cervezas; como dice la canción de Peret que coloqué al final de este desvarío, que levante el dedo el que no venda algo. La actriz se quedó con el coche de cartón que, en un idioma que jamás supimos descifrar (pretendía ser espanglish), publicitaba un taxi clandestino. El señor del coche se quedó resignado ante la pérdida del autito de cartón y de tres clientas que no quisimos subirnos a su vehículo por la mitad de lo que cobra un taxi. Entre el calor y la situación, pensé en Cuba, pero qué caray, juro que era Barcelona.
Al final tuve que tomar un taxi verdadero conducido por un boliviano que se quejaba por no tener mar. Suena tópico pero de verdad se quejó por eso y más se ajustó a su lamento boliviano cuando descubrí que estaba construido en torno a tópicos. A este no le pregunté por Evo Morales porque ya había tenido mi dotación de charla antichavista. Pero el boliviano me captó el acento -a pesar de que a veces lo tengo ya muy percudido- y me iba cantando, como si fuera la lotería, nombres sueltos: Vicente Fernandez, Cantinflas, Luis Miguel, Tequila. Hasta que hizo la pregunta trascendental "¿Qué telenovelas son mejores? ¿Las colombianas o las mexicanas?" Y le hice un análisis bastante extenso al respecto que concluyó con una frase magna: "Hay que rescatar el valor de lo original, por más versiones que hagan de Bety la Fea la imagen de ella que vivirá en nuestra memoria siempre será una: la colombiana" y él me dijo: "Tienes razón, tienes toda la razón, nunca lo había visto desde ese punto de vista. Lo mismo pasó con Pedro el Escamoso" No me atreví a decirle que no sabía quien era ese pero como reforzaba mi teoría le dije "¿Lo ves? Si es que es así"
Y bueno, me hizo un descuento, no del 50% como el del taxi falso de cartón, pero digamos que redondeó la cifra y me dijo que había sido un gusto conversar conmigo. Lo decía muy convencido. Supongo que sí fue un gusto y es que ahora que lo pienso hice un análisis de la telenovela sociológico pero coloquial y muy bien detallado, creo que yo misma me aplaudiría.
Llegué a casa... shhhh... sin hacer ruido.
Mala pécora.

PD: La protagonista del video, es precisamente Cecilia, la mujer que encontré en la mesa cuando volví del baño.

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