martes, diciembre 09, 2008

Apuntes de la Moleskine
(15 horas encerrada fuera de Frankfurt)

II

La chica de junto me recuerda a Yohandra, la mulata de Fontanar. Hace rato que la miro de reojo y ella también me mira. La diferencia es que yo me cubro con mi libro como todo buen espía. Ella no tiene escudo. Su carencia de libro me recuerda a aquella chica -mira tú, otra mulata- que un día, mirando nuestro librero piso-techo dijo: "quien tiene un libro, nunca está solo". Cuando se fue nos burlamos porque algunos libros los teníamos precisamente para estar solos o por estar solos. También nos imaginamos permanentemente acompañados, hacinados, con tanto libro compañía no solicitada. Nos daba miedo. Un miedo de risa que convirtió la frase en cotidiano choteo. Meses después se nos quitaría la risa cuando por culpa de la mulata que estuvo en casa, un hombre perdió la vida. Pero esa es otra historia larga y siniestra como todas aquellas que tienen que ver con muertos por amor.
La chica sin libro tose. Tos merecida que le entró por el escote profundo. No es envidia, es sentido común. Es aquí y es otoño. Es de noche y es el último día de noviembre.

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