Consumatum est
Desde antes de emputecerme
ya había jugado a ponerme de beso
el manoseado papel arroz,
a leer tus pensamientos
a través del inefable roce
de las yemas de nuestros dedos,
a buscar en tu mirada melosa
sobre fondo rojo ira
el sí desierto en tu garganta.
Sospecho que desde entonces
estaba bordando the end
al reverso de esta historia
pero mira cómo lo digo:
con una ironía torcida,
sólo con el ojo derecho
porque con el izquierdo
siempre salta una ofrenda acuosa:
la eterna lágrima in memorian
de lo que no fuimos.
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