viernes, marzo 26, 2010

El servicio doméstico y el clasemedierismo mexicano

El otro día con una amiga (saludos comadre ¿ve cómo todo es susceptible de aparecer en este blog?), escenificábamos los diálogos clásicos de la clase media mexicana, jodida y pretenciosa, con respecto al servicio doméstico mientras tomábamos un cafecito con el meñique levantado y nos burlábamos de la chaquetez de la seudo burguesía nacional.
“La mía –decíamos- me robó mis medias y todo lo hace mal” y así, íbamos repitiendo con voz de señorona esos tópicos que más de una vez escuché aquí y allá y muchísimas veces más cerca de lo que hubiera querido. Esa maldita herencia colonial hace que se conciba a las mujeres de la limpieza como esclavas y como si su trabajo no fuera lo suficientemente importante porque si de verdad no lo es ¿tan enferma es esa misma clase media para permitirse el lujo de pagar a alguien sólo para ejercer una cuota de poder doméstico sobre alguien que está en clara desventaja? A veces sospecho que sí. Términos como "igualada" "gata" "chacha" "naca" "india" son marcadores sociales que refuerzan un estatus a costa de la denigración del otro y por lo tanto invalidan también a quien degrada, pues a falta de argumentos sostiene una falsa posición basada en el abuso.
Lo mejor viene cuando la chica decide irse como cualquier ser humano tiene derecho a largarse de cualquier trabajo, confieso que me río cuando he visto llorar amargamente a algunas amigas y por el Facebook se piden las unas a las otras que le diga a la prima de la hermana de “la suya” que si todavía está libre. "Se fue como las chachas" dicen, lo cual me parece de lo más normal ¿o acaso firmaron un contrato que tenían que rescindir? ¿Existía una compensación por renuncia voluntaria? ¿Tenían que recoger sus AFORES? ¿En serio creían que darles ropa usada es una prestación por ley?
Debo reconocer que yo pertenezco a esa clase media arribista y superficial que siempre, pero siempre tuvo en su casa a alguien que le tendiera la cama, le lavara la ropa y le tuviera la comidita lista y a la hora. También debo reconocer que muchas veces menté madres cuando me echaron a perder alguna blusa o cuando no aparecían un lunes. Sí, soy digna hija de mis circunstancias y mi lucha por dominar la escoba (no para volar, eso ya lo sé hacer bien) me costó lágrimas por eso ahora valoro este servicio no en lo que cuesta sino en lo que vale.
Cuando me fui a vivir sola, me pude permitir el lujo de seguir teniendo a alguien que me ayudara, la única diferencia es que procuré cambiar un poco el esquema. Para empezar, no regateé el precio ya que es un trabajo que a mí no me gusta hacer, que no sé hacer bien (tengo una propensión genética al desorden) y para el que de verdad tenía poquísimo tiempo. Para continuar, le pedí que fuera ella quien propusiera los horarios y los días porque entiendo que una mujer con tres hijos tiene muchas cosas más que hacer en su vida que limpiarle la casa a otra persona. Por último, le permití acudir con sus hijos pequeños siempre que ella quisiera y le ofrecí vacaciones pagadas. No estoy diciendo que qué buena onda soy, en lo absoluto. Lo correcto hubiera sido establecer un contrato de trabajo digno y afiliado a la seguridad social y remunerarle el trabajo como un servicio técnico que debería estar estipulado.
Ahora que vivo en un país con ínfulas de primer mundo, las cosas cambian. Primero, el servicio doméstico es mucho mejor valorado y mucho mejor pagado. Segundo, en la ley existe la figura de empleada doméstica y tú te puedes dar de alta como trabajadora autónoma dedicada a esto. Aunque claro, no todo
no todo es miel sobre hojuelas y como siempre, viene la horrenda parte de mujeres ejerciendo poder sobre otras mujeres: ahora son (somos) las mujeres que vienen de fuera quienes llevan a cabo estas tareas. Con la crisis, han abaratado los costes porque el primer colectivo afectado es el de los inmigrantes. Antes, la cuestión del servicio doméstico se limitaba más a clases sociales altas, ahora, la mujer trabajadora/ oficinista tiene que echar mano de otra mujer subempleada para poder hacer frente de su doble jornada. Por último, sufre la triple discriminación: migrante, pobre y mujer.
El asunto no pasa por dejar de emplear a estas mujeres o no, sino por dos cosas: una, valorar el trabajo que realizan tanto en el aspecto económico como en el legal y en el social y verlo como un trabajo más aboliendo la condición de "servidumbre" y estipulando claramente sus tareas y sus derechos. Otra cosa y la más importante: una mujer que explota a otra mujer se convierte en cómplice del machismo y hace mayor la asimetría entre los géneros. Quizá muchas mujeres no necesitarían recurrir a otras en los términos en que se suelen dar estas relaciones viciadas en casi toda América Latina, si existiera un equilibrio en la repartición de las tareas domésticas entre hombres y mujeres, pero desgraciadamente en México seguimos reproduciendo a zánganos y abejas reinas. Unos huevones y las otras mandonas.

lunes, marzo 22, 2010

Primavera, Poesía y Picnic.


Poesía y Primavera
Por algún motivo asociado a las flores y a los colores, ya que la cursilería nunca es al azar, el Día Mundial de la Poesía coincide con la entrada de la primavera.
Hay que dedicarle un día a la poesía ya que todos los demás días importa un carajo, pero si cae en domingo se puede cambiar al sábado. Así que para que la burocracia no se agote y no se altere, festejamos de manera muy modesta a la poesía, como si fuera una señora viejita en un asilo, como si fuera un héroe patrio de segunda línea o una batallita perdida (esto último, debo subrayarlo porque creo que es lo más acertado que he escrito y escribiré en estas líneas.)
De manera que nos invitaron a dos poetas locales y a varios estudiantes de diferentes países, incluido este que ya no sé ni cuál es, a leer la poesía en diferentes idiomas.
"¿Si tanto te quejas para qué vas?" podría usted preguntar.
"Porque el día en que no me queje de algo dejaré de existir" podría responder yo, pero no quiero responder eso tan obvio, tan burdo y tan cierto.
La cuestión es que Jordi Valls sí es un poeta de verdad así que pensé que sería un honor leer con él y además, cualquier esfuerzo que se haga por difundir la poesía, es bueno. Yo todavía no sé qué soy. Si en la calle gritan "poeta" seguramente no me giro. Sólo me giro si gritan "Beatriz", es que soy así de básica.
La poesía que leímos -y que para mi buena suerte me gustó mucho- fue la siguiente, de Jordi Pàmies originalmente escrita en catalán pero como yo la leí en castellano, así la dejo:

La poesía

Como el galope, medio olvidado,
de unos caballitos de feria,
hoy, en casa, me seduce
el encanto de un mundo feliz: el turbio
remolino de la imagen.
Pero la noche golpea a la puerta,
y el silencio convoca
las palabras perdidas
–como un puñado de guijarros grises
en el lecho del río,
bajo la bruma escarchadora.
Con lento reflujo, vuelven lejanas
canciones de cuna, ecos
de elegía, murmullos…
Herido de añoranza, calla el poeta.
Y entrevé, con los ojos cerrados,
el ciego enigma
de un tiempo de sueño y de vértigo,
que rueda más deprisa
que los caballitos de feria.
Nos amenaza el triste orgullo
del hombre, seducido
por el encanto de la técnica.
Pero no mueren, las palabras.
Llama en la noche, la poesía
es sabiduría compartida,
contra el olvido. Y pura gracia
de un arte maduro: rigor y juego.

Primavera y Picnic
Así empieza la primavera, con un blues de lamentos prolongados y un cielo muy gris que no despeja las dudas:
¿Era esto la primavera?
Da igual, para nosotros no hay gris que valga y nada nos quita la dicha de repartir el vino en vasitos de plástico, la tortilla de patatas (escribo patatas para que se le acomoden mejor a la tortilla española) y la ensalada con su toque mexicano porque así debe ser.
Curiosamente ayer no quise ser cantante de blues, antes siempre quería serlo y girar la cabeza cuando alguien en la calle gritara "cantante de blues". Sólo quería estar ahí, quieta, fumando, comiendo, bebiendo, escuchando, riendo. Sólo quería retrasar un poco más a la primavera que siempre llega cargadita de alergias y astenias.
Sin nada más qué decir y empantanada en los efectos del polen, la lluvia y el aire puro que tan mal me sienta; aquí los dejo con Larry Garner, que nos cerró con broche de oro la tarde de ayer. Y hoy sí, ya es primavera. Lo dice mi nariz y me lo dijo un pajarito.




PS: Por cierto, qué mal se vieron los que le cortaron la luz a Larry poquito antes de terminar. Organización, ayuntamiento de Terrassa o quien haya sido... qué poca madre.

lunes, marzo 15, 2010

Serpentinas

Quizá sólo me hace falta una carta escrita en una serpentina. Una carta que se me enrosque en el pelo. Unas letras que me toquen la cara suavecito.  Unas palabras que me susurren fiestas al oído.
Probablemente sea el colmo de lo retorcido, de lo abigarrado, de lo cursi, de la obviedad carnavalesca.
Me da igual.
Hay días que solamente quiero eso:
Divertirme en un tirabuzón y dejar de lado tanto mamotreto infumable, pesado y aplanador.
Hay días que quiero ser-pentina, pero me gana ser-piente y no me queda más que hacer la digestión de esas letras tan pesadas.

domingo, marzo 07, 2010

Magazine frivolité presenta: Rotundamente Yo

Hoy desayuné en la cama un café con leche y un croissant de chocolate mientras veía desfilar chicas anoréxicas en la revista especial de moda que traía El País.
¿Sentí culpa?
Ninguna.  Hace tiempo que no siento culpas y menos por saquitos de huesos.
Si digo que el tema de la moda no me preocupa, mentiría.   Primero, porque hubo un tiempo en que me importaba más que ahora (y tenía dinero para caprichos varios); segundo, porque siempre he pensado que en realidad no se debe  estar a la moda sino tener estilo (y ahí sí discúlpenme pero yo derrocho estilo con singular alegría); tercero, porque como antropóloga es una unidad de análisis nada desdeñable, y por último, porque me gustan las formas, los colores, las telas, las ideas...
Nunca, pero nunca entré ni voy a entrar en esos modelitos imposibles, asumido lo tengo.  Sin embargo me llamó la atención que en el índice apareciera un artículo dedicado a la moda XL.  Artículo pequeño, escueto y refriteado que más o menos venía a decir que ¡Ahí vienen las mujeres con curvas! ¡Asaltan la pasarela! y ponían ejemplos de mujeres un poco extremas - no sólo por el volumen sino por el look que manejan- como  Beth Ditto o la protagonista de Precious.
Seguimos siendo la excepción, el tema políticamente correcto y la inclusión a medias.  El artículo sobre lo XL resultó XS.  No pasó de una anécdota curiosa:  "Mira, las gordis, qué atrevidas, ahora resulta que quieren vestirse bien" y después, nomás darle vuelta a la hoja, toda la revista de arriba a abajo seguía mostrando los mismos cuerpos que nos han vendido como perfectos desde hace mucho tiempo.
En fin... mañana es lunes y ¿qué creen?
Que me pongo a dieta, sí, pero nomás por rutina.