Quizá sólo me hace falta una carta escrita en una serpentina. Una carta que se me enrosque en el pelo. Unas letras que me toquen la cara suavecito. Unas palabras que me susurren fiestas al oído.
Probablemente sea el colmo de lo retorcido, de lo abigarrado, de lo cursi, de la obviedad carnavalesca.
Me da igual.
Hay días que solamente quiero eso:
Divertirme en un tirabuzón y dejar de lado tanto mamotreto infumable, pesado y aplanador.
Hay días que quiero ser-pentina, pero me gana ser-piente y no me queda más que hacer la digestión de esas letras tan pesadas.
2 comentarios:
Esa eres tú. Ya lo dije, parece que te conociera de siempre (cursi y repetitivo, pero es así)
Gracias, Joaquín.
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