sábado, julio 30, 2005

Notibolas informa
Y no, no me refiero a los traseros de los colombianos que hacen palidecer mi achatado culo. Me refiero a las crónicas deportivas. Me autodesigno corresponsal de la selección mexicana de softball en Cartagena.
Disculpen que no use los términos correctos pero yo de este deporte sólo sufro a Mariana -mi hermana y móvil del viaje hasta acá- y a su brazo poderoso que pitcha a no se cuántas millas por hora. Y si no recuerdo las millas menos sé los kilómetros porque ni sé convertir ni entiendo cuando hablan de millas.
En el primer partido ella no salió a jugar. Era el partido contra Puelto Lico. Las jugadoras imponentes, todas muy en el gringo style. Por alguna razón que tiene más que ver con Cantinflas y con las telenovelas que con el sueño boliviariano, la afición se encontraba del lado de México. La primera carrera, fue a cargo de las portorriqueñas. La primera y la última porque las cinco siguientes entraron por parte del equipo mexicano. Marcador final: 1 Puerto Rico 5 México.
Segundo partido del día, dos horas más tarde y no sé a cuántos grados de temperatura; en otro campo en donde el público estaba a favor de Guatemala. No sé porqué si ellos no hacen telenovelas, aunque sospecho que fue precisamente por eso; por resistencia al colonialismo cultural de Rebelde y demás productos televisos.
Entra Mariana de pitcher y el ampayer que también era colombiano empieza a marcarle bolas en donde eran strikes. O eso dicen, porque sinceramente yo no sé cual es cual. El caso es que no sé si lo estaba haciendo bien o mal, pero qué estilazo tiene para lanzar la bola: Al frente, hacia atrás y lanzamiento con pujido incluido.
Reconozcamos que entraron muy confiadas al terreno de juego. Pensando que después de aniquilar a un rival fuerte como Puerto Rico, ganarle a Guatemala sería como comerse una arepa. Y sépase que no. Que les costó pero al final volvieron a ganar 1 Guatemala 2 México.
Hoy juegan contra Colombia pero por razones personales de integridad física, no iré. Ya les haré la crónica con información de segunda mano.

miércoles, julio 27, 2005

Ahora me ves, ahora no me ves

Reportando desde Cartagena de Indias, Colombia.
Aún no he encontrado a Florentino Ariza ni a Totó la Momposina.
Al principio me recordó a Cuba hasta que topé con la inconfundible peste del Mc Donald´s.
Parece lindo, se ve lindo.
Ya les contaré.

lunes, julio 25, 2005

Consumatum est

Desde antes de emputecerme
ya había jugado a ponerme de beso
el manoseado papel arroz,
a leer tus pensamientos
a través del inefable roce
de las yemas de nuestros dedos,
a buscar en tu mirada melosa
sobre fondo rojo ira
el sí desierto en tu garganta.
Sospecho que desde entonces
estaba bordando the end
al reverso de esta historia
pero mira cómo lo digo:
con una ironía torcida,
sólo con el ojo derecho
porque con el izquierdo
siempre salta una ofrenda acuosa:
la eterna lágrima in memorian
de lo que no fuimos.

sábado, julio 23, 2005

Extraña razón por la que sólo puedo escribir de noche o en las tardes lluviosas

Intentaba postear algo, pero es inútil. A esta hora de la mañana, todo mi talento radica en hacer unos huevos con jamón.
Seré amable y cocinaré para la concurrencia.
Así, mientras bato los huevos, recuerdo qué palabras tan brillantes se me ocurrieron ayer cuando estaba a punto de dormir. Era algo para este blog y la peregrina idea de escribir una novela. Seguro que pasando Tres Marías se diluye también el argumento de la novela que tan minuciosamente quedó armada en ese estado en que no hay energía para abrir los ojos pero el cerebro sigue funcionando. La almohada debería tener una grabadora incluída.
Me dejo de torturar para que vuelva el recuerdo y mejor me voy a preparar el desayuno. De paso me libro de lavar los trastes y puedo gozar antes del sol mientras termino de ponerme negra y termino de leer el tercer libro de esta temporada Cuernavaquense.

miércoles, julio 20, 2005

Sirena de agua puerca
Traje a la nube gris arrastrando de un hilo. Y hasta lo infinito hace pausa, porque Cuernavaca se dio un respiro en su pretensión de ser eterna primavera. No sé qué hago aquí, mirando los circulitos fugaces que la lluvia hace en la alberca mientras mis alergias se mofan de todo detrás de un kleenex.
Tampoco sé qué haría allá en caso de haberme quedado. Seguramente vería la lluvia vertical en las ventanas de mi cuarto, intentando desperezarme para ir al cine a las función de las cinco, de las siete, de las nueve; para finalmente no ir y lamentarlo entre comillas, entre dientes, entre paréntesis.
Quizá termine de una vez el libro que pensaba leer con sol y que ahora me acompaña mientras miro la alberca con deseo, como cuando era pequeña y me sentía sirena. A las sirenas se les permite ser más gordas que a las hadas. Las sirenas cantan y no cumplen más deseos que los suyos. Y yo jugaba a ser sirena mientras me peinaba con los dedos arrugados y esperaba que el lugar común que me gritaban los mayores se hiciera realidad: Te van a salir escamas. Pero no, nunca me salieron escamas, ni ojos de pescado, ni morí por la boca. Es que de niña pensaba que las metáforas eran del todo posibles.
El caso es que hoy, heme aquí, sirenita de agua puerca, lejos de mi charco y esperando que la lluvia deje en paz a la superficie azul en la que quiero poner a naufragar algunos desencantos y otros males menores de esos que las duchas no se llevan por el caño.

lunes, julio 18, 2005

Examen aprobado

Ora sí, dígame Licenciada.

Licenciada

Gracias, muchas gracias.

domingo, julio 17, 2005

Libros, libros, libros...

Antonio Marts -que de pronto se cambia de blog y tengo que seguirlo con la miguitas de pan que dejó en el camino-, me pasó esta estafeta literataria:

1. ¿Qué libro(s) estás leyendo actualmente?
El libro de planta: Lo anterior de Cristina Rivera Garza
El recurrente de la temporada: Una miniantología de Sylvia Plath cuya editorial no recuerdo pero que compré en el Soriana de Tlaxcala.
Botanas, entremeses, pasabocas: La revista Replicante (Iván Farías, ya te leí) y releyendo por pura nostalgia el Cómic The Sandman: Noches eternas de Neil Gaiman.

2. ¿Cuántos libros tienes?
No tengo ni la menor idea, pero no deben rebasar los 500. Es más ni siquiera sé cuánto espacio ocupan 100 libros juntos porque jamás los he contado. Sólo sé que tengo el pésimo hábito de prestar libros y he perdido muchos en el camino. Que tengo unos en casa de mi mamá, otros en Tlaxcala, otros en mi habitación temporal. Que tengo unos mancomunados con mis hermanas y algunos que en venganza o en olvido, no he devuelto a sus dueños originales. Así que en resumen, no sé. Soy pésima para calcular.

3. ¿Cuáles son los últimos libros que compraste?
El turno del escriba de Graciela Montes -Ema Wolf (Premio Alfaguara de Novela 2005)
La mujer de mi hermano Jaime Bayly (Tengo morbo de leer a este hombre, no lo he leído antes)

4. Cinco libros que definitivamente hayan cambiado el rumbo de tu vida, o que por alguna razón los traigas siempre presentes en las cavidades de tu memoria
Mmmmm... es que a lo mejor, si hablamos de cambiar el "rumbo" no fue tanto el libro como el momento en que fue leído, o alguna frase o acción, personaje o situación, que detonó algo en mí. Sí, más que cambiar el rumbo de mi vida, diría que en las cavidades de mi memoria, que es bastante precaria, están:
Alicia en el país de las maravillas Lewis Carol
Las ciudades invisibles Italo Calvino
Rayuela Cortázar
Los detectives salvajes Roberto Bolaño
Sobre héroes y tumbas Ernesto Sábato
Pero me faltaría la poesía y ahí más que libros son autores: Fernando Pessoa, Sylvia Plath, e.e. cummings, César Vallejo.

5. A quién le pasas la estafeta...
A quien la quiera responder. Pero a ver, van tres personas que sé que pasan relativamente seguido por aquí:
Iván Farías (Porque ya que te leí, quiero saber qué diablos lees)
Mon Tlacuach (Porque ahora tienes muuuucho tiempo para leer)
Siamesas Lynch (Porque quiero saber qué libro se robaron del baño de Horacio)

viernes, julio 15, 2005

Mester de bloguería

A raíz del diplomado de culturas juveniles, de mi inmersión cual mosca en la web y de algunos artículos que escribí; me interesé en el asunto de la cibercultura y de la cibersociología. Así que era natural que me llamara la atención la conferencia sobre weblogs que ví promocionada en el blog de G. Vega y no teniendo nada mejor que hacer, me enfilé hacia Coyoacán.
Llegué puntual como nunca y empezó tarde como siempre, así que fui con los vecinos del Jarocho por mi kit universitario que si mi memoria no falla consistía en: café late, cigarros Príncipe y cerillos porque nunca traigo.
Pensé que sería algo más relajado y comunitario. Pero no. Por un lado se agradece tan buena organización (aunque a la mera hora falle la materia prima del bloguero: la computadora), pero por otro me sentí en conferencia del Tec con edecanes, hojitas de registro, set de material y nomás les faltó el coffee break que se hubiera agradecido harrrrto porque había muchos, demasiados ponentes de los cuales, sinceramente, no todos eran imprescindibles.
Una participación que me parece que no se valoró en su justa dimensión, fue la de José Luis López en lo que se refiere a divulgación científica. Breve pero contundente y muy gráfica pues sé lo que a los científicos les cuesta publicar un artículo y más o menos sobre ello versó su onda de la divulgación.
Lo que expuso Alberto Chimal me pareció acertado en cuanto al deslinde y desprecio de muchos Escritores (con mayúscula... of course) por el crecimiento de los blogs. Para mí, que esa postura encierra cierto celo respecto que ahora cualquiera puede escribir. Ya hacía falta que todos los cualquieras nos pusieramos a tirar nuestro rollo.
La verdad es que me salí porque yo tengo el cerebro conectado al trasero y en cuanto me empieza a molestar la silla, me desconecto del asunto y sólo pienso en la pierna izquierda, la nalga derecha, la espalda y la cadera. Así que me salí por un cigarrín y me perdí no sé qué.
De lo que dijo Armando Sámano, un blogger promedio, quien resumió buena parte de lo que siente el blogueado; nomás rescataría lo siguiente: La ganas de exhibirse y de ser leído. Como en mi caso. Tal y como dice ahí arribita en este blog: Espejo de Beatriz Patradox para deleite de su soberbia y de alguno que otro voyeur. Pues sí, me gusta que me lean, pero más adoro leerme yo. Además es un buen remedio contra el alzheimer y el si te ví ni me acuerdo.
Cuando empecé con esto del blog, supuse que me leerían esquimales, por ejemplo. De hecho los primeros lectores que tuve y los primeros blogs que leí, que me enlazaron y que enlacé eran argentinos. Jamás supuse que los pobladores del infierno chico me leyeran y eso marcó cierta censura. Después me enteré que me leía mi familia y de ahí que también parezca que soy más buena de lo que en realidad soy. A mí qué me importa que N.N. que vive en la Patagonia, se entere de mis deslices. Pero sí me importa que mi vecino sepa lo que ocurre en el piso de abajo.
Además de los tips Raul Ramírez dijo algo fundamental: El blogero lo hace por diversión. Por otra parte, en lo personal, esto de bloguear me ha permitido sostener un hilo, a veces débil, con el hábito de la escritura muy aparte de lo que escriba en términos de literatura o de los artículos que por gusto o por obligación tenga que hacer.
Orihuela por supuesto y como lo sospeché desde un principio, fue la cerecita del pastel. Muy ilustrativa su charla, aunque me parece que se sostuvo en un nivel muy básico. Sin embargo, me pareció excelente el recuento histórico y algunas reflexiones.
Todos los ponentes en general, bien. Aunque algunos temas de plano me causan ronchas. Soy prejuiciosa, qué se le va a hacer. Así que negocios, mercadotecnia y demás, aunque no fue tan denso como pensaba, sigue lejos de mi área, que a ciencia cierta no sé cuál es, pero esa no es.
El asunto es que finalmente los blogueros somos como los juglares del siglo XXI. Cada uno interpreta el mundo y se pone a cantarlo en su blog. Algunos son juglares de largos alcances, otros somos los juglares de la cuadra. Algunos hablan de la guerra y otros hablamos nomás de nuestro ombligo, que bien mirado puede ser un submundo interesante.
El caso es que después de dos horas y media de rollo y rollo, decidí volver a los clásicos y pasé a la Gandhi a comprar un par de libros. Para ciertas cosas seguiré prefiriendo el papel. Para ir al baño también, pues aunque hay blogs malísimos no sirven para tal efecto.
City lights

Pues sí, estuve estúpidamente deprimida -y lo seguiré estando- a causa de mi supuestamente gozoso desempleo que empieza a dejar de serlo básicamente porque mis ahorros merman, el día parece que anda con muletas y tengo cierta vocación obrera que no me deja gozar cabalmente de mi ocio.
Ahora estoy feliz porque con tres gin tonics me basta para ser feliz. Es que yo soy muy simple. Una visita de jueves al Pata Negra, unos gin tonics y me resucita la gana de seguir en la inopia.
Mi ciudad es tan linda de noche, que ayer me recorrí unas cuantas avenidas nomás para rentar el Perro andaluz y The próspero's book. Después compré comida árabe y me fui a chorear hoooras con Ximena hasta que la arrullé. El martes Rodrigo me tiró un lazo y también fui feliz con el helado de chocolate, Beatrix Kiddo y su ignorada actitud de salvavidas. Todo lo bueno me ocurre en la noche.
Es que la noche es mía. Me sabe tan bien el oscuro, me deslizan tan bonito las estrellas por la espalda, que definitivamente la noche es para mi. La ciudad es para mi. La ginebra Bombay en su botella tan azul, es para mi.
Hoy salí dando un leve giro como el twist de limón de mi vaso. Y me fui con cautela reconociendo cada cuadra que he recorrido una y mil veces de noche, de día, de madrugada. Para beber, para cenar, para ir al cine, para ( ) y para manejar de noche entre el parpadear de los semáforos en vela.
Llegué a casa y estoy tan deliciosamente sola que lo único que lamento es no tener a mano una botella de Bombay para dar un último trago antes de caer obscenamente sobre el lecho de mi resaca.
Mañana ya me preocuparé sobre a dónde diablos llevo a mi pesado cuerpo que hoy bailaba jacarandosamente. Mañana empezaré a ofrecer mis letras, porque no volveré a ofrecer más. Escribiré lo que haga falta: cartas de amor; crónicas de viaje, de guerra, de fútbol en patines. Artículos sobre los gérmenes, el desempleo, el arte del bordado. Pero eso será mañana. Daré dos o tres picotazos para ver si alguien se apiada de mis frases huérfanas y las publica en cualquier papel couché y por supuesto me paga con papel moneda.
Hoy seguiré gozando del dulce sopor del gin tonic. La bebida del 2005. La compañía perfecta del reencuentro con mi ciudad, tan violenta y asquerosa como yo misma. Guac. Si no me cae trabajo del cielo, aplicaré el plan B.

miércoles, julio 13, 2005

¿En dónde se quedó mi cassete de Silvio Rodriguez y mi flora intestinal?
Con diez años de menos
no habría esperado
por tus proposiciones yo hubiera corrido...

(Silvio Rodríguez)

Si fuera diez años más joven, el insomnio estaría hecho de emoción y no de gastritis y angustia. Si fuera diez años más joven, no habría envejecido junto al teléfono que hoy me da un riiiing envuelto en telarañas. Un riiiing que es un vendolete para un balazo a media espalda.
Con diez años de menos estaría escuchando a Silvio. Hoy no sé dónde dejé el disco. Miento. Era cassette y pasaba despacio hablando por mí, es que con diez años de menos yo era muda. En ese entonces, no me ardía el estómago. Sólo me ardía el alma. Hoy apenas recuerdo qué es eso, sospecho que es algo parecido a un sentimiento que jamás se ha repetido.
Diez años más vieja, sólo me queda el incansable beat de la cobardía. La resignación de las mujeres a las que se les perdió la correspondencia en el camino. No salté y sin embargo me hice polvo en el estante de los objetos extraviados. Con diez años de menos no salté y eso que tenía alas. A cambio de mis alas hoy tengo un ángel guardián que se me aparece en algunos sueños. De lejos me recuerda que hace diez años no necesitaba pensar ni en países lejanos, ni en hombres que me posponen la vida, ni en amigos de fugaz consuelo, ni en melox plus.
Eso sí; con diez años de menos tenía la mitad de mis estrías y el doble de estupidez.
Si fuera diez años más joven qué feliz; qué cretina, pero qué feliz. Qué sana y qué feliz. Qué vacilante y qué estúpida, pero qué feliz si por un segundo se hubiera agolpado el valor en mi lengua.
En diez años diré lo mismo y escupiré sobre el recuerdo de mi cobardía. Ya no soy muda. A cambio, voy perdiendo gradualmente la vista y confundo trampas para osos con labios satinados. En diez años a cambio de ángel guardián, me será entregado un perro lazarillo.

miércoles, julio 06, 2005

Porqué no reseñé mi viaje a Chicago

Debe ser porque me atraganté con tantas vivencias que no pasaron ni con la pink lemonade. O porque salir de la misma tienda con la misma ropa, me daba cierto sentimiento de adherencia. O porque ver este cuadro de Cassat en donde estamos mi madre y yo me conmovió mucho. O porque su madre me recordó a la mía no sólo por su edad similar sino por su ternura. O porque en todo el viaje no le dije a Ximena lo mucho que gocé este paseo con ella. O porque nos faltó tiempo. O porque sé que vamos a volver en otra ocasión. O porque me sentí pequeña entre tantos edificios. O porque el olor a curry de la Devon Avenue me hizo olvidar que estaba en gringolandia. O porque lo que hay detrás de la ventana del cuarto piso -pero sobre todo dentro- no cabe en palabras
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martes, julio 05, 2005

Incoherencias del track 01

Cuando mires pasar una tortuga, ponle mi nombre, deletréalo al ritmo de su andar. No es por la tortuga, es para que no me olvides; sé que nombres como el mío sólo se recuerdan cuando se hace hincapié en ellos.

domingo, julio 03, 2005

Incoherencias del track 09
Yo solía pasar las tardes deslizando un cuchillo por mi lengua.
Y mira, no me corta.
Hsta que me lo hendí y aprendí a callar a bocanadas de plaquetas. De puro silencio estoy hinchada; de un vacío más pesado que la suma de todas las cabezas que has recargado sobre mi hombro estoico.

viernes, julio 01, 2005

Fuerzas sobrenaturales, sáquenme de mi ignorancia

Me puse mis tennis de la suerte, esos grises que parecen ratones. Después busqué algo nuevo, algo usado y algo azul... ¿O era amarillo? ¿O eso era para las novias? Da igual. Mi mamá no me dio su escapulario verde, porque dice que soy "un poco atea" y eso no sé si signifique creer en una fracción de dios o sólo en unos diosecillos. El caso es que no me dio el escapulario y era mi única esperanza: que la virgencita me dijera las respuestas, porque sólo podía confiar en un ser supremo o en la necedad de quererme meter cuatro años de carrera en cinco horitas. Ambas cosas siempre fallan, asi que apelaría a echar rollo. Si no convencía al maestro, por lo menos me convencería a mí misma.
En el camino me encontré un pájaro muerto. En el deposité mi mala suerte. Ave de mal agüero. Por su culpa no me iría nada bien en el examen. Pero tampoco tan mal y es que su acción negativa fue neutralizada con la procesión de santos del metro. Una horda de San Juditas Tadeo salía de todos los vagones del metro rumbo a su parroquia, ubicada a pocos metros de mi escuela. Aaay San Judas, patrono de los casos difíciles y desesperados, nunca he creído en tí y me he burlado muchísimo de tu club de fans, pero ayúdame, no hay que ser. Pero poco me ayudó el santito vengativo porque preguntaron justo lo que yo pensé que no preguntarían. O lo que no me aprendí. O lo que ni siquiera venía en mis apuntes. En unas partes me fue muy bien, en otras regular y en otras mal. Pero faltaba un día más de examen.
De copiar, ni hablar, nos cuidó la maestra más odiosa de la escuela, esa que es idéntica a la Señorita Selastraga de South Park.
Al día siguiente, decidí que no llevaría esos tennis, porque ni de la suerte eran. Me empecé a acordar de un montón de miserias que me habían ocurrido cuando los traía puestos. ¡Mierda! con razón no me fue tan bien si a bordo de esos zapatos me han ocurrido desgracias memorables.
No encontré ningún pájaro muerto, ni San Judas en las escaleras eléctricas. Pero yo llevaba una frase amuleto que me regaló uno de mis hacedores de frases favoritos. Frase mitad poesía, mitad buenos deseos. Así que me la dije, me la creí, y empecé a contestar el examen como si estuviera poseída.
Nuevamente de responsable del grupo, la Señorita Selastraga. Pero a mí ya no me importaba, yo deslizaba la pluma sobre el papel con una facilidad increíble. De pronto me dieron ganas de mear y las tres respuestas que me faltaban aparecieron en el bolsillo de mi pantalón justo cuando fui al baño.
No vuelvo a creer en nada. Lo único que me sirvió fue la frase amuleto y las frases de mago que salían de mi bolsillo.
En quince días me informan si soy licenciada o si sigo siendo licenciosa. O mejor aún, licenciada licenciosa.
Y es por eso que no había venido a escribir. Porque además del examen, tuve que entregar una buena cantidad de trabajos. Y porque además me fui a la ciudad de los vientos. Y porque era necesario hacer una pausa para que se oreara el blog. Empezaba a oler a letras muertas y a letrinas desbordadas.
Pero ya vine. Gracias a los que apretaron la tecla de la pausa.
Regresé.