Novela por entregas
Achaco la angustia que siento al sueño de anoche. Puede ser que tenga algo que ver con lo soñado sin embargo la angustia es superior y si fuese un poquito esotérica juraría que se llama premonición o presentimiento, pero como no soy nada mísitica, ni telepáticam ni elíptica, pues entonces sólo es angustia simple y llana. De la que se mece en la boca del estómago.
Si hilvano los sueños que sobre este tema he tenido desde hace muchos años (el primero fue aquel en el que alguien me rescataba del ataque sexual de una foca) hasta el de ayer (ya en el sueño sentía esa inquietud de lo que no puede ser simplemente porque no debió ser), me encuentro ante la historia del "Hubiera"
Y el hubiera existe. Existe algunas noches en que todo parece indicar que el deseo es una carretera paralela que recorre pueblos fantasmas. Y entonces, los fantasmas...
La historia avanza y tiene trazos de concluir pero siempre pueden aumentarse capítulos a capricho del guionista, del soñador, creo que nunca del soñado.
Disculpen el post entrecortado pero delante tengo a un par de sujetos que me invitan a tomar unas chelas. Y digo que sí, para ahogar la angustia como acostumbro, para correr un tupido velo, para dormirme y no soñar. Para dejar de creer que quizá sí, así pudo haber sido, así no es... así.
Y volveré a comprarme una libretita de papel en el 2008. Si los sueños persisten en hacerse novela por entregas, no será aquí.
Me voy.
Las chelas en Gràcia.
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