Recuperando la inocencia perdida
Inocencia 1:
Después de juntarme con la peor lacra de la sociedad tlaxcalteca, me volví una experta en albures. En mi caso, tenía doble gracia porque, dada la característica machista del albur, debía ser lo suficientemente ingeniosa para no meterme un autogol (sin albur). El caso es que me precio de ser la única mujer del grupo con la que no pudieron. Pero la práctica hace al maestro y con el filo perdido fuí albureada de la manera más vil... ¡por un gallego! Eso da para muchos malos chistes. Lo peor es que me dí cuenta al día siguiente. Chale.
Inocencia 2:
Me leí sesudo análisis sobre antropología económica y ahora tengo que hacer el consabido control del lectura. Pensando un poco sobre lo que quería escribir descubrí que alguien ya lo había resumido por mí. No sé si será muy académico citar a Baloo. En todo caso, les dejo el regalito:
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