¡¡Haz conmigo lo que quieras!!
Frase deleznable donde las haya.
¿Por qué diantres le dije eso a la peluquera?
Ahora tengo un corte muy versátil:
Peinado hacia un lado parezco Frankestein y hacia el otro parezco imbécil.
Todo esto es culpa del spleen de fin de año, de mi intrínseco ritual de corte de pelo como liberación de las puntas maltratadas y días ajados.
Esta vez el corte también tiene un aire de talismán. En algunos días veremos si funciona.
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