martes, julio 11, 2006
Una araña
No dejan de salirme hilos por todo el cuerpo. Hilos, hilos que llevan a ningún lugar, a territorios vacíos.
Ayer me salió un hilo largo y lo anudé alrededor de mi dedo para no olvidar que lo mejor es olvidar. No se pueden conciliar extremos sin destino. Destino es una palabra que parece diminutivo de cosas muy grandes. Da igual, yo no creo en las cosas grandes, ergo...
Olvidaba el placer de divagar, de fumarme un dedo y hacerme capicúa sin acrobacias. De sentir que por fin estoy en casa, en mi casa, en donde todos los fantasmas se tropiezan con el tendido de hilos que recuerdan un patio de colegio de niñas.
Y ahora sale otro hilo, seguido de otro y otro más... sufro de hilopecia, me estoy deshilachando y no tengo ya abuelas que me tejan de nuevo.
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