En España también se sueña (Cuantimás en Catalunya)
Post críptico para escasos entendidos.
Ayer tuve un sueño extraño y hoy me desperté con añoranza de tamales frente al Oxxo, de kiosco azul y de tarde de cine en la N.Lira. No tuve ninguna consideración con la Plaza Catalunya y anhelé una michelada a pesar de las dos Estrellas que me bebí entre ahogos por el húmedo clima.
Todo porque ayer soñé que estaba en una jaula llena de cacas de pájaro y desde ahí despachaba mis antiguos menesteres de burócrata. Después pedía a gritos que alguien abriera la jaula y cuando eso ocurrió salí corriendo feliz por los portales. Pero feliz-feliz.
Y todo el día estuve con síndrome de abstinencia de aire fresco tlaxcalteca.
Volví a casa envidiando los amplios ventanales con vista a la Malintizin mientras abrí mi triste balcón con vistas a los calzones de la vecina. Suspiré, encendí mi computadora y me metí a leer un sueño mucho más hermoso que el mío. Un sueño con dragones de colores.
Pegoteado debajo del sueño, encontré un reproche velado. Un tipo de carcoma que mi vida pastosa de migrante había olvidado. Una acritud de anónimo pasajero en el sueño de mi amiga que me borró mi bucólica imagen del pasado y recordé porqué Tlaxcalita la blanca me dejó un tic en el ojo, una úlcera en el estómago y un montón de enemigos después de años de preciarme de ser como Roberto Carlos (y tener un millón de amigos).
El caso es que a pesar de lo que piensen sujetos que embarran mocos en las alas de lentejuela de los dragones, en todos lados se sueña. El sueña, por ejemplo, con España. Yo desde aquí sueño con Tlaxcala y agradezco que con tan valiente intervención me haya recordado que siempre estoy donde muchísimos quisieran estar y que los sueños, sueños son.
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