La felicidad sabatina
Se concentra en mis spaghettis al curry y en la tibieza áspera de Mazzy Star.
Se redime en la inauguración festiva de una michelada y en una tarde a media luz, tan bonita como el mismo gris.
Se regocija y lame la nueva pared pintada. Chupetea los planes del forever, del tomorrow y del future.
La felicidad sabatina es más ligera que la dominical, pero sabe a los trocitos agridulces que se cocinan en mi horno.
No la puedo abrazar y no hace falta, porque no puedo abrazar lo que me invento.
La felicidad sabatina son los pantalones por donde asoma la orillita de mis bragas sin el prejuicio malsano de mostrarle el culo al mundo.
Mi mundo es la cocina, las notas ácidas y mi chela.
Lo demás sospecho que no existe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario