miércoles, marzo 01, 2006
Ahora va de cuentos. Cuentos, cuentos, cuentos. Los leo bajo prescripción casi médica. Tengo prohibidas las novelas hasta que no aprenda a escribir bien. Lo bueno es que puedo leer cuentos hasta que se me acabe la vida. Lo otro no lo sé.
La casa pierde, Juan Villoro
De Villoro he leído cuentos sueltos en revistas, un libro infantil y una ponencia que me dio hace muchos años y que fotocopié como 200 veces. Esto no viene al caso. Tampoco viene al caso que diga que hace unos meses lo ví frente al Bonpreu del Hospital de Sant Pau pero como es mi blog se fastidian. El caso es que me gusta Villoro y este libro de cuentos también. Basta de divagues. Vale la pena leerlo porque crea personajes entrañables e historias con trazas de melancolía e ironía. La casa no pierde, gana y gana.
Cárcel de árboles, Rodrigo Rey Rosa
Cuentos largos o novelas cortas. No sé. Lo que sí sé es que este guatemalteco es el descubrimiento del mes que además fue traducido por Paul Bowles, por algo será. Más allá de eso, sus historias pueden suceder en cualquier parte o en ninguna. Este libro de Seix Barral contiene dos relatos. Cárcel de árboles y El salvador de buques. El primero se me quedó dando vueltas por días y días. El segundo también es bueno pero me quedo con Cárcel de árboles y la sutil reflexión sobre el lenguaje escrito. Enchina la piel.
Los cuentos de hadas clásicos anotados, María Tatar
¡Mi libro fetiche! Es para leerse, releerse y volverse a leer. Es eso, un libro fetiche sobre cuentos clásicos (La caperuza, Rapunzel, Hansel y Gretel) pero con anotaciones sobre las historias originales e ilustraciones con que se han mostrado en diferentes épocas. Es un libro para leerle a alguien en la cama, pero no para quedarse dormido porque podría romper narices. Muy bonito, muy bonito.
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