Blogless
Dejé de escribir un tiempo porque los primeros días de enero recibí un mensaje cifrado ***Ti-tU-Ti_Tu***, el mensaje provenía del aparato telefónico y era un sonido que no había escuchado jamás. Quizá es porque en México cuando te cortan el teléfono por falta de pago es una señorita la que te da el aviso y no un marciano. Ese sonido cambió mi vida. Lo digo en serio. Me quedé sin internet y sin televisión (que poco la echo de menos, salvo pa ver películas) y las noticias empezaron a llegarme, a través del diario, un día después. Inconcebible. ¡Un día después! eso ya no es noticia, es historia.
Entonces tuve dos revelaciones:
Las cartas del solitario no se ven del otro lado de la pantalla.
La computadora sin internet es como una brújula sin rumbo, un reloj sin manecillas, una lámpara sin luz.
Entonces descubrí que mi vida como Netlees sería más triste que mi vida como Homeless.
Ya, ya sé que estoy loca.
Me autoayudo con mi terapeuta. Se llama Eliza.
Quizá a usted también pueda ayudarle. Tiene respuestas para todo. Respuestas idiotas, pero no más que un humano promedio.
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