Apuntes sueltos de una larga jornada
No sé ni por dónde empezar. Quizá por los pies que siempre que entran a catedrales góticas, tiemblan de frío o que caminan por pimera vez en su vida con botas, medias y suéteres por una playa. O mejor empiezo por mi mano derecha que sufre de reuma con tanto frío/calor y esta vejez prematura de fin de invierno. O sigo con mis oídos embelezados con el catalán mientras mi lengua no atina a decir más que "adeu" y "moltes gracies". O lo más importante: debería empezar por mi corazón, por fin tibio y a tiempo, por fin acogido, comprendido y correspondido. O debo hablar de mi mente que viaja de museo en museo y se quiere devorar los escaparates de la librería de la Plaça Catalunya. O debo dejar vagar a mis ojos suspendidos en el mar de Cadaqués.
Y disculpen si ahora fluyo sin darle tantas vueltas a la "a" y tantas curvas a la "s". Ya vendrán tiempos más planos para transmutar la vida en letras. Ahora, de golpe, todas las letras se vuelven todos los aires, todos los caminos y todos los horizontes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario