En lo que va del año he publicado en tres revistas de
papel. Hace unos años lo de “de papel”
resultaría un pleonasmo, una obviedad, pero hoy ya no sé si es un romanticismo
anacrónico, un tipo de resistencia textual o si sigue siendo la vía más idónea
para publicar. Y es que aunque buena
parte de mis estudios y de mi actividad se centra en cuestiones digitales mi
pequeña parcela literaria sigue estando física y sentimentalmente ligada al papel.
Caravansari: factura impecable, contenido asombroso |
Por diferentes razones, me hacía mucha ilusión publicar en
estas tres revistas. La razón común es
que las tres están editadas con mucho cuidado y eso es algo de agradecerse en
estos tiempos de cosas hechas al vapor y de inmediatez.
La invitación a participar en Caravansari fue la primera. Caravansari:
poesía contemporánea en lenguas peninsulares, es una revista que se hace
esperar pero que está hecha con mucho esmero y paciencia. En este número Pablo Molinet elaboró un dossier que después fue titulado como "Doce mejicanos + una" (así con jota, yo qué quieren que haga) Y Mateo Rello, director, impulsor, editor; me
añadió a esa selección de una manera simpática y condescendiente (yo soy la + una), asunto que le
agradezco mucho. Me gusta pasar por la
librería La Central y ver la publicación exhibida en el revistero. Así de
simple es mi ego.
Parteaguas: revista estatal con calidad |
La siguiente publicación fue la de Parteaguas. Esta revista la edita el Instituto de Cultura de
Aguascalientes y aquí participo con un cuento.
Contar quién me invitó y por qué, me sigue generando un nudo en la
garganta, pues ni siquiera pude decirle a Fernando Paredes que por fin ya tenía
la revista en mis manos. Cada vez que la hojeo no dejo de pensar en él y en lo
absurdo de que ya no esté con nosotros, pero esto ya es una historia que
corresponde a otro orden de ideas y de sensaciones de carácter intimista. El dossier central está dedicado a las migraciones (uy, qué raro escribir literatura junto a ensayos divulgativos que es lo que según mi conciencia académica bien podría estar haciendo). Además comparto con Tona y con Leonardo páginas y sentimientos respecto a lo que significa esta revista para nuestro pequeño clan digital y la ausencia de nuestro amigo mutuo.
Paralelo Sur: de lo local a lo global |
Por último, gracias a los
esfuerzos de Jordi Gol, la revista ParaleloSur, dedicó su número 10 a los poetas de Santa Coloma, a esta fauna local y
loca con la que se coincide de forma cotidiana en las calles y en los bares. Sobre todo en los bares. En esta selección también entré yo como última muestra de la multiculturalidad de esta
ciudad cuyo catalanismo empieza en el centro, se “acharnega” en los siguientes
barrios y acaba fundiéndose con este remix cultural que me sitúa como parte de
un yo qué sé. La cuestión es que ahí estoy, muy contenta y halagada de compartir páginas
con amigos y admirados (algunos nomás amigos, otros nomás admirados y los más,
ambas cosas).
Las tres publicaciones son inconseguibles en la red. Caravansari tenía una página pero Mateo
Rello, analógico de corazón y repelente a las plataformas de redes sociales de
Internet, no la alimenta. Creo que ya perdió el dominio. Supongo que los antologados de México querrán
leerla, pero no sólo ellos. El número
completo es una joyita, lo digo de verdad. Ojalá lleguen un buen número de
ejemplares. Ya veremos cómo sin que represente un gasto brutal. Es que el papel
pesa bastante.
Parteaguas tiene
su página de facebook y ante algunas
preguntas sobre la digitalización de la revista, la editora ha expuesto que el proyecto es en papel, la
apuesta es en papel. Me costó mucho hacerme de unos ejemplares básicamente porque
me quedé sin interlocutor (Fer cabrón, nunca me mandaste las revistas con tu
foto en pelotas). Por suerte tengo una madre madraza y es que aunque estoy casi
segura de que no le gustó el cuento (mamá, es ficción), me mandó con una amiga
cuatro ejemplares y así pude constatar qué bonito es el papel couché y qué
linda ilustración hizo Sumi Hamano Yabuta para mi relato.
Paralelo Sur tiene
su página web e incluso hay un número de la revista que se puede descargar en
PDF. Es claro que su prioridad es la revista al tacto y me imagino (de hecho
casi lo sé) que no han tenido tiempo para dedicarle a la versión online. No son
buenos tiempos para la lírica y la vida cotidiana apremia. Eso ya se sabe.
La cuestión es que en este mundito binacional online en el
que vivo, compartir archivos estaba siempre al alcance de un clic. Hay gente a la que me gustaría mostrar lo publicado.
Gente de allá que lea lo de aquí y gente de aquí que lea lo de allá. No mucha, la verdad, pero haberlos, haylos.
Eso sí, el papel del papel sigue siendo maravilloso. Mis textos huelen a tinta y me encanta la
idea. Por eso navego entre el papel y lo digital, entre México y Catalunya, entre esto y lo otro. Es un placer no decidirme nunca por nada. Es un placer jugar a que en mi mundo lo tengo todo. Eso sí que es un mundo virtual y no lo que ahora les ha dado por llamar virtual... pero eso forma parte de otra idea que no viene a cuento ahora.
¡Larga vida al papel!
¡Larga vida al papel!
2 comentarios:
Beatriz: Muy buen regreso al blog, y que bien por las publicaciones en papel. creo que jamás pantalla alguna lo sustituirá, a menos que inventen alguna que al llorar, una lágrima logre correr la tinta.
¿Ypara cuándo el regreso a tu columna en La Jornada?
Saludos
Serafín
¡Serafín!
Gracias por tus palabras.
Sigo en La Jornada, no me he ido.
Del jueves pa' lante, ahí seguimos.
Gracias por venir (todavía), gracias por leer.
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