Ahora sí...
Lo que pasa es que tenía miedo de olvidarlo. Últimamente tengo miedo de olvidar cosas que siempre he olvidado. Por ejemplo, las llaves de la casa, el monedero y las fechas de cumpleaños. Sobre todo las fechas de cumpleaños (donde dice fechas, debería más sinceramente decir fiestas) que son un pretexto de carácter subnormal para decir que ahí está la intención de ser velita de pastel o vasito desechable o risas cómplices de paranoias colectivas. Todo el tiempo estoy revisando que no se desaten los hilos como si bastara con mirarlos para que permanecieran, como si entrar a destiempo fuera más afortunado que olvidar los pasos, como si la cortesía ya no fuera sólo el aceite sino la carrocería completa.
Lo que pasa es que de todas las cosas que olvido, la que más me gusta olvidar, es que estoy tan lejos.
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