lunes, noviembre 12, 2007

Feliz cumpleaños a mí

Empecé celebrando un día antes, en la fiesta de la Universidad. Chela en una mano, porro en la otra y frío, mucho frío. No me hubiera gustado nacer en un mes pegajoso como agosto o bien portado como enero. Me gustó nacer en el mes en que todos los propósitos ya se han roto y entonces se esperan los excesos de diciembre con natural resignación. Noviembre es lánguido, trágico y con ese tufillo depresivo que tan bien me va para ciertas cosas.
Decía pues de la fiesta con muchos escenarios y canciones cuyos graves retumban en el centro de mis reumas. Ya estoy mayor para esto y sin embargo, sigo celebrando igual que hace diez años. Agradezco las vueltas que da la vida y que me dejan de frente en el mismo punto de partida. For ever young, I want to be... Disculpen muchachos si resulto cavernaria, pero en mis tiempos que son aquellos aunque también estos...
Y me dormí adolescente y desperté señora con el marido roncando y las pantuflas rojas. Pero todo tiene su encanto y más cuando las llamadas de ultramar se concentran en la línea.
Por la noche estrené vestido como en mis primeros cumpleaños. Y ahí estuvo la gente que quiero y los ríos de cerveza y las buenas tapas y más humo, más humo. Y si bailo y canto, ¿qué más quiero?
Y aunque la vida sea diferente, de todas formas llevo "Las mañanitas" en mis bolsillo, porque a fuerza de tanto odiarlas, acabo echándolas de menos frente a las velas numeradas. Hace mucho que no disfrutaba un día de estos y en plena resaca sentimental, lo sumo al inventario de los buenos tiempos.
Aunque sea noviembre.

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