Que qué pasa con Oaxaca
La gente me pregunta que qué pasa con Oaxaca.
¿Desde dónde empiezo a interpretar?
(Contar es otra cosa, contar es saber, contar es tener el control sobre una historia y sus personajes, contar es ver de lejos y sin dolor)
Empiezo por lo fácil: El asunto de sindicato de maestros y luego me voy enredando como queso de Oaxaca y me hago un nudo y un laberinto porque intento relatarles la serie de anomalías y la chingaderas del gobernador, la policía y los hijosdeputa variados y no puedo evitar pensar en la gente y su dolor. En la gente en abstracto y luego en la cara de aquella vieja que vendía servilletas con ojos de garbanzo afuera de la iglesia de Santa Domingo.
Entonces vuelvo a empezar la historia. En junio se contituyó la APPO, les digo. Pero me rebuscan estructuras que no tiene la APPO o que yo no sé explicar porque confieso que a veces, cuando se me estruja el corazón, doy click a mis cómodas ventanas y corro la cortina. Es que soy una cobarde que tiene medio kilo de mole rojo en su cocina y que se tomó la reserva del mezcal en menos de un mes. Me vuelvo de nuevo una teórica social diletante y comodona. Encima llego tarde a la concetración de apoyo que se organizó en Plaça Universitat.
Y cuando ya el queso dio varias vueltas en mi garganta me acuerdo de la Melissa y su convulsión sentimental y entonces ya no puedo decir nada de nada, porque me ahogo como me ahogaba con las quesadillas de los jueves de tianguis y me enfado como todos esos días que leo El País y sus infamias (seudodiario de izquierda que no ha parado de tirar mierda) sobre el conflicto en Oaxaca. Así que cuando llego a este punto de enrrollamiento, pena e impotencia, nomás les paso el link:
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